Mi experiencia en la búsqueda del vestido de novia fue un viaje lleno de altibajos, pero con un final feliz. Todo comenzó con una serie de contratiempos: el primer día que llegué a la tienda, me di cuenta de que no habían apuntado la hora de mi cita. Además, las horas de las pruebas se cambiaban constantemente, lo que hacía que todo fuera aún más caótico. Como si fuera poco, los vestidos que había seleccionado previamente para probarme no estaban disponibles cuando llegué, lo que me dejó un poco desanimada.

Sin embargo, a pesar de todos estos inconvenientes, al final encontré el vestido perfecto. Fue un proceso largo y, durante mucho tiempo, tuve dudas y crisis sobre si había elegido el vestido correcto. Me preguntaba si debía haber seguido buscando, probándome más opciones, comparando diferentes estilos.

Con el paso del tiempo, esas dudas se fueron desvaneciendo, y empecé a enamorarme del vestido que había elegido. Me di cuenta de que, aunque las cosas no salieron como lo había planeado, fue importante dejarme llevar por los imprevistos. Al final, entendí que si elegí ese vestido en particular, fue por algo. Me sentia comoda, me hizo sentir bonita, y eso es lo más importante.

Hoy, al recordar ese proceso, siento un profundo agradecimiento.

Si algo aprendí de esta experiencia es que, aunque los comienzos sean difíciles y llenos de dudas, lo importante es confiar en uno mismo y en las decisiones que tomamos, porque son reflejo de quienes somos.

Y así, lo que comenzó como una serie de tropiezos y frustraciones, terminó siendo una lección de vida: a veces, lo mejor es dejarnos llevar por lo que sentimos en el momento, sin cuestionarlo demasiado. Porque, al final del día, si elegí ese vestido, fue porque era el adecuado para mí :)

Visalia - Rosa Clara

Complementos preciosos y muy bonitos.. Desde zapatos, hasta chaquetitas, encajes, sujetadores etc.. todo precioso, ¡muchísimas gracias, chicas! Sois un gran equipo.