Partiendo de que soy una novia difícil de contentar, el trato de las dos dependientas siempre fue muy bueno: atentas, flexibles al vivir yo fuera, buena comunicación, consejos... La parte mejorable: la puntualidad, y en mi caso el servicio de arreglos. Me arreglaron el bajo del vestido mal (la persona que trabaja para ellas), quedando más corto por un lado que por otro. Me dio la sensación de que esto ocurrió por las prisas cogiendo el bajo (no debería haber prisas con un vestido de novia), y pese a que ofrecieron soluciones como pedir una nueva parte de abajo y montarla, no es algo a lo que me fuese a arriesgar a un mes aprox. de la boda.

Pese a que el bajo quedó mal, el servicio de arreglo fue cobrado, cuando entiendo que no debería haberlo sido. Una pena ese final cuando el trato con ellas desde el inicio fue bueno.

La primera tarde que entré en su tienda un 30 de diciembre de 2020 se quedó 2 horas más de su jornada solo para mostrarme el catálogo. ¡Todavía no tenía nada! Ella fue quien despertó mi ilusión por comenzar con todos los preparativos porque el tiempo pasa volando. ¡Cuando fui a probarme por primera vez no pensé jamás que me pasaría como en las películas! ¡El vestido que menos me llamó la atención y que me probé por complacer a mi madre nos hizo llorar a todos de la emoción y sentí que con ese vestido me iba a casar! ¡Ahí comenzó toda esta aventura a cobrar forma y sentido! ¡La atención tanto de Tania como de Carmen ha sido exquisita, siempre dispuestas a ayudarte ya no solo con los vestidos, sino en todo lo que puedas imaginar! Son grandes profesionales, pero, sobre todo, buenas personas. ¡Sentí un feeling inexplicable! Divertidas y comprometidas con que vayas espectacular y sientas esa felicidad e irradies buena energía en tu evento. ¡Mi más sincera enhorabuena por todo vuestro trabajo! ¡Sois especiales!

Quería un vestido único, especial con el que me sintiera como una princesa y lo encontré con un trato increíble y ayudándome en todo. Encantada.