¡Perfecto! Desde el principio hasta el final fuimos asesorados, sin restricciones, tanto en el menú, el cual confeccionamos nosotros, como en la forma de realizar la ceremonia. Cuando llamamos por primera vez y hablamos con Francisco, era para preguntar el precio de los menús. Ya habíamos visto en Bodas.net las fotografías de los jardines y del salón y nos había gustado para organizar nuestra ceremonia y celebrar la boda. En casi todos los sitios que habíamos preguntado los precios nos parecían muy caros y muy encasillados, de hecho la mayoría te mandaban un presupuesto por cubierto disparatado y casi con desgana, eso sí, nos llamaban 100 veces al día para preguntarte e insistirte en que fuésemos a visitarlos.
En Bodas.net, vimos que Salones Azahar tenían menús desde 50 euros y como hemos dicho, nos gustó las fotos del sitio, así que llamamos por teléfono para informarnos. El teléfono nos lo cogió Francisco, El Cheff, y su trato fue muy campechano, le comunicamos nuestras pretensiones de realizar un banquete y una ceremonia de boda y que habíamos pensado en hacer unos arroces o una barbacoa como forma de hacerlo más informal y más económico, a lo que nos invitó a visitar el restaurante y a hablarlo en persona, pues todo se puede hablar. Esa fue la clave, todo se podía hablar. Cuando fuimos a ver el sitio, no nos lo podíamos creer, es más bonito que en las fotos, el salón es inmenso, solo celebran una boda por día, no te obligan a terminar a ninguna hora.
Al final no hicimos los arroces ni la barbacoa, preferimos elaborar otro menú que además mantuvo el precio de 50 euros por cabeza y la gente no se podía terminar, además de que estaba exquisito (Francisco tiene muy muy buena mano).
A la hora de organizar la ceremonia, Adela la jefa de Salón y un pozo lleno de sabiduría y experiencia, nos fue asesorando y llevando de la mano para que el evento se realizase con forme a nuestro deseo, nosotros solo teníamos que decir cómo habíamos soñado e imaginado que fuese nuestra boda y ella siempre tenía una propuesta para hacerla realidad. Además disponen de un equipazo de personas que, aunque algunos no son parte de la plantilla del local, están siempre dispuestos para intervenir para ayudar ante cualquier petición o deseo que tuviésemos (DJ, Floristas, el Candy Bar, etc.) y lo que no tengan lo consiguen. Nosotros montamos nuestro propio Candy Bar y nuestro Photocall, llevamos un grupo de música y contratamos al DJ para después.
Teníamos previsto oficiar la ceremonia en los jardines pero de camino llovió, parecía el fin del mundo de la cantidad de agua que caía, pensábamos que la ceremonia iba a ser un desastre, pero cuando llegamos habían metido dentro del salón de celebraciones todo lo relativo al oficio, el pequeño atril, el arco de flores, las sillas, la música, etc. fue impresionante y precioso. Lo hicieron todo en minutos antes de que llegásemos y ni siquiera nos dimos cuenta, unos auténticos profesionales, capaces de transformar lo que podía haber sido una catástrofe en una anécdota maravillosa.
El banquete se realizó de manera fluida, con un personal de servicio joven pero muy preparado y profesional, la comida mejor que el día que hicimos la prueba (y aseguro que en la prueba estaba de fábula), la presentación de los platos era normalita, la cantidad generosa, el tiempo entre plato y plato el adecuado, etc. Los invitados con menús especiales (musulmanes, vegetarianos, celiacos, con alergias e intolerancias, etc.) tuvieron platos personalizados y adaptados a sus necesidades y gustos, además los camareros y el personal en general estuvieron siempre muy atentos a sus demandas.
La tarta nupcial estuvo buenísima y eso que a mi no me gusta el dulce mucho.
Y el precio el acordado, sin sorpresas, sin sustos, ni siquiera en la copas, horas de barra libre y a partir acordamos un precio por botella de alcohol. Yo que soy mal pensado por naturaleza, temía que este fuese el punto débil del acuerdo, pero ni mucho menos, la gente bebió lo que le dio la gana, bailó, volvió a beber, siguió bebiendo, y pese a que eran 150 invitados solo se bebieron (aparte de las dos horas de barra libre) 7 botellas. Puedo asegurar que muchos de mis amigos y de los amigos de mi mujer son unos grandes bebedores, dignos de participar en cualquier concurso de Borrachos conocidos y aún así solo se bebieron esas 7 botellas, ¡ah! y muchos tercios (unas 4 o 5 cajas de 24).
A la cena sacaron unos arroces, espectaculares, que la gente que quedaba degustó con tanto gusto como apetito abierto por las copas.
Para evitar accidentes conduciendo por cansancio o los efectos del alcohol y tener la conciencia tranquila, contratamos a un taxista local, Francisco Boluda, para que llevase a quien quisiera a su casa o al hotel rural Molino de Felipe que habíamos reservado por completo para ese fin de semana. Ambos nos salieron muy económicos y con una atención igual de exquisita que el propio Salón Azahar. La única condición era recoger los coches al día siguiente entre las 12:00 y las 12:30 h del aparcamiento vallado de los salones. Todo salió genial y los invitados que no vinieron al hotel, llegaron estupendamente a su casa.
Pagamos al lunes siguiente, pues hasta entonces solo habíamos entregado una señal de 300 euros y como hemos dicho anteriormente, sin sustos, ni sobresaltos, ni sorpresas, etc. todo conforme lo acordado y nos llevamos las botellas que no se habían terminado de beber pero que se habían abierto.
Como hemos dicho y resumiendo:
- El sitio es maravilloso en un entorno idílico.
- Muy profesionales, asesorándonos en todos los aspectos del evento, desde el menú hasta el último detalle.
- Con una impresionante capacidad de reacción ante eventualidades de la naturaleza.
- Un servicio joven pero muy cualificado.
- Una cocina que no desmerece de ninguna estrella Michelín, además con platos generosos.
- Honestos, sinceros y campechanos en el trato. Muy familiar.
- Facilidad para abonar lo contratado.
- Con muchos recursos propios y ajenos.
Gracias Adela y Francisco, así como al resto del equipo y componentes de esa gran familia de Salón Azahar.