La boda perfecta
El día de antes de la boda hicimos como una celebración de 'preboda' con los amigos más jóvenes hasta las 2 de la mañana. Nos sacaron en la terraza un cóctel más de batalla, que era lo que queríamos para ese día. Tortilla, croquetas, mollejas, etc, amenizado con cerveza, vino y refrescos para el que quisiera. Todo estuvo genial. A la gente le gustó tanto que no sobró nada.
Después llevamos a un grupo de música que nos gustaba y pusimos un escenario en la parte de atrás del baile, con copas con ticket, para que no se nos fuera mucho de madre ese día. Los propietarios nos pusieron todo muy fácil y estuvieron atentos a cualquier cosa que pudiéramos necesitar. El evento de la preboda salió perfecto y la gente se lo pasó en grande. Sólo era el aperitivo de lo que estaba por venir.
Al día siguiente, el de la boda, también nos dejaron hacer a nuestro antojo durante la mañana, estando los propietarios allí para cualquier cosa que necesitáramos. En todo momento nos ayudaron a tener todo controlado y a que se nos olvidasen los nervios de última hora.
El cóctel fue espectacular, precioso en la terraza. Cucharitas de pulpo y su puré de patatas, zamburiñas, croquetas de gambas, jamón, por supuesto, quesos de distintos tipos, y tres o cuatro cosas más que no recuerdo. Por cierto, sacaron unas burbujas de gin tonic en cucharas que se deshacían al contacto con el paladar. La verdad es que fue increíble. Como era una boda de mucha gente joven, el propietario nos recomendó poner un puestecito con burritos, pan bao y sushi, algo menos habitual en los cóctel de bodas. Fue un acierto total. Vistió mucho, fue diferente y los invitados lo disfrutaron. En el de sushi había un juego de dados con chupitos de sake. La gente flipó y se lo pasó en grande.
En cuanto a la cena, tuvimos la suerte de estrenar el nuevo comedor. Es precioso, luminoso y con gran capacidad. Como el cóctel había tenido muchas cosas, hicimos una cena algo más suave. Ensalada fresca de bogavante con sirope de mango. Después una vieira gratinada. Sorbete de mojito y, de segundo, un solomillo al pedro Ximénez con foie espectacular. De postre elegimos una tartita Velvet pequeña y un helado de mango con piña quemada. Todo estuvo muy rico y la gente se marchó muy muy contenta.
Después nos dejaron hacer a nuestro antojo. Pusimos un fotomatón normal y otro 360, además de un teléfono para que nos dejaran audios los invitados, una mesa de glow y otra de tabaco y vapers. El baile estuvo genial, hasta las 6 de la mañana. La barra libre estupenda. Hicimos una recena en torno a las 4 de la mañana. La verdad es que no nos podemos quejar porque todo salió a la perfección y disfrutamos de nuestro día sin ningún contratiempo.
La calidad-precio es increíble. Nada caro para lo que hemos oído que han pagado en otras bodas en fincas súper espectaculares pero que luego la comida ha sido de peor calidad. Recomendamos El restaurante El Castillo sin duda para celebrar tu boda. Los encargados se desviven porque salga todo bien y te dejan hacer. Además, podéis contratar también los servicios de la decoradora que conocen en el restaurante y del dj. Éxito asegurado. Muy buen gusto. Y también tienen en el mismo hostal 19 habitaciones para vuestros invitados. Todo en el mismo sitio.
Si volviéramos a casarnos sería allí. Muchas gracias por todo a Antonio, Adela, Merce, Ana, Gema, Alejandro, Pedro y a todos los que forman parte del Hostal Restaurante El Castillo. Nos hicisteis vivir un día de 10.