El sitio es precioso, pero llevan 3 hoteles y el día de mi boda estaban los 3 ocupados.

Nosotros lo celebramos en el Sotillo, aunque inicialmente la ceremonia iba a ser en el Doña Pakyta. Al final pusieron otra boda en este hotel, entendemos que fue un fallo de entendimiento a pesar de tenerlo puesto por contrato. Este problema al final no quedó en nada porque nos ofrecieron una zona con vistas al mar y quedó precioso. Eso sí, el susto y los cambios de última hora nos lo llevamos.

El principal problema fue la comida en el restaurante. El maitre que nos dijeron que iba a estar no apareció, se quedó en otra ubicación, y no pusieron a nadie de gestión en nuestra boda. Había pocos camareros y lo hicieron como buenamente podían, pero eran muy nuevos y fue un caos. No sabían cuantos platos debían ir en cada mesa, hubo mesas a las que no llegaron entrantes, el postre no lo ubicaron bien y no sacaron el cava. Lo peor fue que teníamos hablado con el restaurante comida vegana en una mesa, con queso vegano que nos prometieron que sería así. Por lo que me dijeron, el queso no sabía a vegano y lo preguntaron, y los camareros le confirmaron que era queso normal, por lo que dejaron de comer.

Además, teníamos reservado todo el hotel para gente de la boda con desayuno buffet incluido. Al principio solo dejaron una persona para llevar todo el desayuno, por lo que no daba abasto a preparar y limpiar mesas, y además la comida se acabó rápido. La sensación fue la de que no estaban preparados y les vino grande.

La comida muy rica y el sitio precioso, pero creo que no estaban preparados para llevar 3 bodas en 3 sitios diferentes y sentimos que la nuestra fue la gran olvidada.