El vizir es un lugar de cuento. Si sueñas con un sitio que parece un pequeño palacio con unos techos y lámparas increíbles y un patio con una fuente preciosa... Es este sitio. A la hacienda en sí no le hace falta decoración para brillar por sí sola. Nosotros reservamos este lugar sin ni siquiera visitarla y la primera vez que la vimos se me pusieron los pelos de puntas. Todo es precioso y si ya te acompañan personas que le gusta lo que hacen, has triunfado. Ana Maria y Fermín se entregan en cuerpo y alma en que tu día brille y que salga todo a pedir de boca. Nosotros en concreto no tuvimos wedding planner pero es que no nos hizo falta porque ellos siempre están dando ideas, y si tú también tienes bien enfocado en como quieres la boda todo sale redondo. Dar las gracias a Ana Maria, Fermín y Logan (el chef) porque hay mucha calidad en todo y eso se nota. Incluso nos lo dijeron personas que venían de Puerto Rico. El vizir te hace sentir en casa y las personas que la componen ayudan mucho en ello. Un aspecto a mejorar es que tardan en contestar porque siempre tienen bodas organizando y al final tus preocupaciones o aspectos a hablar terminan poniendo nervioso a cualquiera. Ahora sí, la semana en la que te casas se vuelcan en ti y los novios son los protagonistas. Muchas gracias por todo Ana Maria y Fermín

Desde el primer dia en el que ya mi actual marido y yo visitamos la Hacienda supimos que nuestra boda no podia ser en otro sitio. Soñamos durante más de un año de organización con el día y siempre estuvimos seguros de que con el sitio no nos equivocábamos. Gracias a Ana Maria y Maria José por todo su trabajo, por hacer cada detalle más especial y bonito de lo que ya era, por su comprensión y su delicadeza. El dia de la boda fue mil veces mejor que como lo habíamos soñado, todo estaba perfecto precioso y la Hacienda, como ya sabíamos, estaba espectacular. Un día maravilloso en el que gracias a Dios, el tiempo nos acompañó. Sin duda los volvería a elegir en todas las vidas que tuviéramos porque todo salió perfecto gracias a ellos.

La hacienda estaba preciosa. Con respecto al servicio en mesa para quitarse el sombrero, los invitados comentaban lo agradable y bien servidos que habían estado. Ana y Fermin de 12, nos ayudaron en todo momento y todo contratiempo ( ajeno a la hacienda) lo solventaron sobre la marcha. Primaron la organización y el trato tan cercano que recibimos por parte de todos.

Célebre allí mi boda y no tengo palabras. La profesionalidad de todos sus trabajadores,la atención por parte de Ana María, Fermín y María José, ha sido impoluta. Es una hacienda con precio elevado,pero tanto la calidad de su menú como los detalles y las instalaciones lo merecen. Si quieres una boda de ensueño,definitivamente esta es tu hacienda.

En cuanto vi la hacienda por primera vez, supe que mi boda sería allí. No sólo es un lugar preciso, las personas que te acompañan en todo el proceso son increíbles. Gracias en especial a Ana María, por aconsejarme siempre y saber en todo momento que sería lo mejor para nuestro gran día. Agradecidos siempre por todo, nunca olvidaremos ese día.

La Hacienda es un lugar mágico, llena de rincones bonitos. El salón el Vizir es una maravilla y con la nueva mejora del techo e iluminación es aún más bonito que cuando fuimos. Además la zona para que los novios pudiésemos prepararnos para la ceremonia es perfecta. Ana María es sin duda la joya del Vizir, ha hecho que organizarlo todo haya sido sencillo y perfecto, siempre atenta a todos los detalles y a nuestros gustos e ideas, dándonos sugerencias y ayudando en todo momento. No podemos estar más felices de haber elegido el Vizir para celebrar un día tan importante.

Al César lo que es del César:
+ Tienen una de las haciendas más bonitas y mejor cuidadas de Sevilla. El día D todo estaba impecablemente limpio y preparado.
+ En cuanto a la cocina, debo reconocer que es excepcional en su segmento: productos de calidad, un chef que conoce perfectamente su trabajo, una presentación cuidada y una ejecución brillante. Tienen cocina, por lo que la diferencia con los caterings que recalientan el producto es abismal. Evidentemente, nadie debe esperar un plato *** Michelin en una boda, porque además el precio del menú sería infinitamente superior.
+ El servicio por parte del personal es también excepcional. Mi agradecimiento público a Gabriela, porque nos atendió de diez y se preocupó de nosotros en todo momento.
+ La organización el día de la boda es sobresaliente.

Pero no es oro todo lo que reluce:
- Suspenden, y mucho, en atención a los novios. Aunque parezca mentira, demuestran con palabras y actos que la preocupación real es la imagen que den ante los invitados. A. M., ya en nuestra primera visita, claramente nos afirmó que ellos tienen muy presente que "de una boda sale otra boda", lo que les impulsa a hacerlo bien. Y así actúan y atienden. Tardan semanas, o incluso meses, en contestar a un simple correo o WhatsApp y en ocasiones ni siquiera devuelven las llamadas no atendidas. Esto resulta inverosímil, porque descuidan la atención a los novios, quienes realmente son lo que les van a hacer facturar decenas de miles de euros. Para más inri, se permiten el lujo de decirte literalmente, a un mes y medio de la boda: "No sois prioritarios". Evidentemente, la óptica del organizador es distinta a la de los novios, pero esas opiniones quedan mucho mejor guardadas.
- Evitan sobremanera la atención escrita: o reuniones presenciales o teléfono. Y el procedimiento de organización es rudimentario al máximo, a la vez que caótico. Nos reunimos en varias ocasiones, siempre más de dos horas, y ya salimos de la segunda reunión con la sensación de haber perdido el tiempo. Dichas reuniones consisten fundamentalmente en "repasar" el expediente a papel, bolígrafo y Tippex, y sirven más a la encargada que a los novios. Que nadie espere Notion, Calendar,... ni ninguna otra tecnología más allá del Bic Cristal y el mail.
- La comunicación entre los dos encargados no puede valorarse porque es prácticamente nula. La mayor parte de lo que le decíamos a ella, no lo sabía el, y viceversa. Para nuestra sorpresa, unos días antes de la boda de repente nos empezó a contestar a los mensajes una tercera persona con la que no habíamos hablado en los once meses de contactos. Se entiende que quieran llevar el negocio en familia, pero yo en su lugar no dudaría en contratar a personal cualificado y con experiencia en atención al cliente o, al menos, en darle una vuelta a los procedimientos.
- Por poner un ejemplo: el mismo día de la boda le dijeron al técnico de sonido que todo debía pasar por el limitador de sonido de la hacienda y que eso "estaba en contrato", lo cual es solo parcialmente cierto. En contrato "se reservan el derecho a", con una diferencia clara aunque no sustancial, pero no esperéis que os comuniquen si van a ejercerlo o no. Lo ejercerán. Y aviso que el volumen de la música, en exterior, no es "más que suficiente". Es sencillamente suficiente, pero que nadie crea que lo es sobradamente. Se entiende que deban cumplir normativa municipal, pero si eso lo hubiesen comunicado al técnico con anterioridad se podrían haber buscado soluciones: aumentando el número de altavoces, modificando la disposición de los mismos,...

En conclusión: agridulce. Agrio hasta que llega el día D, y dulce el día de la celebración.
Por supuesto, uno se queda solo con lo bueno, pero... también hay que decir lo menos bueno.

No puedo describir con palabras el agradecimiento tan inmenso hacia ellos. La hacienda es la más bonita q he visto nunca, Ana estuvo con nosotros desde el principio organizando la boda y es encantadora. El gran día también estuvo Fermín y ambos hicieron que todo saliera perfecto!!
La comida es espectacular, los camareros encantadores, el sitio y todos sus salones y rincones, preciosos... sólo puedo dar las gracias por hacer que fuese el día más bonito de mi vida.

Mil gracias por ayudarnos a tener el mejor día de nuestras vidas. Todos los invitados quedaron impresionados por lo bonita que tenéis la hacienda y por la comida, todo buenísimo y a la altura de las expectativas. Gracias por como nos habéis tratado en cada momento y como nos habéis acompañado en la aventura.

Esta fue la mejor decisión que tomamos. Desde el primer día nos hemos sentido superarropados y seguros con la gestión de Ana María y Fermín. Lo tienen todo controlado en todo momento para que os podáis relajar y disfrutar de los preparativos y de la boda.
Especial mención a la decoración por parte de Ana María, tiene un gusto exquisito y mucha experiencia para saber lo que buscan los novios. Con nosotros acertó al 100%.
El catering ha recibido muchas alabanzas por parte de nuestros invitados, haciendo hincapié en la tarta árabe de postre. Espectacular.
Los recomiendo muy muy fuerte.

Nuestra boda en la Hacienda el Vizir fue el lugar perfecto. ¡Ana Maria, Fermín y el chef fueron profesionales de 10! Nos han dado todo el tiempo para escucharnos y hacer todo para que nuestro día fuera lo más grande de nuestras vidas. ¡Muchas gracias por todo!

Recuerdo el día que empecé a mirar haciendas y entré en El Vizir. Salimos de allí sabiendo que sería el lugar donde celebraríamos nuestra boda. Ana María un 10, y el lugar es impresionante y precioso. Otro diez para el catering por su profesionalidad, y respecto a la comida, la gente aún nos escribe para recordarnos lo bien que comió, en especial la tarta árabe de la hacienda. ¡Gracias a todo el equipo del Vizir!

¡Todo fue increíble! Cada cosa cuidada al más mínimo detalle. Ana María estuvo pendiente de mí y de todos antes, durante y después del maravilloso día que pasamos. La comida un espectáculo, todo el mundo me ha felicitado por ella. La tarta no tiene palabras para describirla. El lugar... ¡Todo! ¡De 10! Repetiría ese día una y mil veces más.

No tenemos palabras para agradecer lo que desde Hacienda El Vizir hicieron para que pudiésemos celebrar nuestra boda en plena pandemia, y que consiguiéramos sentirnos seguros y felices. Al principio, nadie podía imaginar lo que se venía encima, y la organización fue muy meditaba y tranquila. Durante el confinamiento estuvieron muy pendientes de nosotros, y nos dejaron libertad para decidir, si nos casábamos o no, prácticamente hasta el último momento. En agosto decidimos que sí, pero ¡sorpresa! En septiembre, a 3 semanas de la boda, las medidas tomadas por el gobierno nos afectaron de lleno. Ana María y su equipo se volcaron con nosotros y cambiamos toda la organización. La recepción, el almuerzo y la "fiesta" pasaron a ser al aire libre, se individualizaron los entrantes, buscamos soluciones para que todos los invitados pudiesen estar sentados, nos permitieron utilizar los tres espacios (jardín, alvero y patio) y se incorporaron todas las medidas sanitarias exigidas (gel, distancia de seguridad, limpieza permanente de aseos, etc.). Al final, todo salió mejor que bien, y pudimos ser completamente felices. Nadie se contagió. Los invitados aún nos recuerdan hoy en día lo bien que comieron (con mención especial a su postre de la casa: la tarta árabe) y lo a gusto que se sintieron pese a las circunstancias. La Hacienda brilló con luz propia gracias al buen gusto de Ana María por los detalles. Son todos unos grandísimos profesionales, incluidos los camareros que contratan. De 10. Imposible no recomendarlos. No cambiaríamos nada de aquel día, ni siquiera la Covid19, porque nos permitió sentir un cariño especial por parte de todo el equipo durante la organización y el mismo día de nuestra boda.

Gracias al Vizir y, en especial, a Álvaro, pudimos cumplir el sueño de casarnos en una hacienda preciosa, con un catering exquisito y con diferentes espacios que hicieron las delicias de nuestros invitados, los cuales hoy en día aún nos lo recuerdan. Sin duda, ¡lo volveríamos elegir!