¡Hola, soy Natascha!

Y tú dirás, ¿quién es Natascha? Pues espero que con estas pocas palabras me conozcas un poco más.

Cuando cumplí 7 años, mi padre me compró mi primera cámara fotográfica. Era una cámara que en lugar de carrete utilizaba una especie de disco que hacía las funciones de carrete. Yo solo sé que con esa cámara descubrí que tenía el poder de congelar el tiempo y guardar ese momento para siempre. Y “flipé” pensando que todas esas imágenes que salían, después de esperar un día a que se revelasen, iba a poder verlas siempre. Y creo que desde ese momento me enamoré de la fotografía y de su poder.

Más tarde, tuve la suerte de estudiar fotografía en Madrid. Fotografía analógica, la fotografía de negativos, de papel, de químicos… Si ya estaba loca por este arte, después de conocer más a fondo cómo se forma la fotografía y de dónde sale, caí rendida a sus pies y me juré que es lo que yo quería hacer para toda la vida.

Pero llegó la época de hacerse mayor. Mi sueño de dedicarme a la fotografía estaba demasiado lejos de mi alcance, así que tuve que trabajar en otro mundo totalmente diferente.

Durante casi 17 años estuve trabajando en el turismo, mundo que también me gusta muchísimo, pero que sentía, sobre todo en los últimos años, que no era mi sitio.

Pero… ¡Ahora es mi momento! En 2021 me tiré a la piscina y decidí tomar las riendas de mi vida personal y profesional.

Por fin he cumplido uno de mis sueños, y puedo decir que me dedico a la fotografía 100% y, además, tengo mi propio estudio.

Disfruto tanto con todas y cada una de las personas que pasan por delante de mi cámara. Soy tan feliz haciendo lo que más me gusta. Captar la felicidad de esos novios que se dan su "sí, quiero", eso me hace la persona más afortunada del mundo.

¿Por qué me dedico a la fotografía familiar? Pues si os soy sincera, cuando era pequeña hasta la adolescencia quería ser paparazzi. Vigilar durante días a los famosos y cazarlos. Más tarde, hasta no hace mucho, mi pasión era la fotografía en los conciertos. Las luces, el cantante, los músicos, el público… Pero no pudo ser. Hasta que me di cuenta de que lo que a mí me gustaba era fotografiar a las personas. Y, además, pongo en práctica un poco de paparazzi y un poco de captar las luces en cada sesión. Fotos naturales, de improviso y con la mejor luz. La naturalidad en mis imágenes y, sobre todo, sacar vuestra esencia en cada foto.

Porque al final lo que quedan son las fotografías, que nos harán inmortales.