Empecé ganando premios fotográficos y videográficos a los 13 años, me apasioné por ello, lo estudié, trabajé vendiendo cámaras y equipo fotográfico a la vez que hacía reportajes, entendiendo a la gente, interesándome por sus necesidades y por la tecnología existente para saber, entender y aportar lo mejor de cada persona con mi forma de verlos en una imagen... Y, aquí estoy, con 12 años de profesional de la imagen a la espalda, y un equipo de dos personas que me acompañan cuando necesito de manos extra.

Suelo trabajar solo, pero, eventualmente, y bajo la necesidad del evento, llevo a uno o dos compañeros para no dejar nada suelto y que todo salga perfecto.

A diferencia de este texto, soy muy extrovertido y majo (según mis conocidos, otros clientes, mi pareja y mi madre cuando me ve una vez al mes, todo hay que decirlo), me gusta hacer el trabajo lo más transparente, divertido y estricto posible. Todo tiene que ser perfecto.

No sé por qué, pero al terminar un trabajo con un cliente, suelo tener una pequeña relación de amistad o de simpatía que ahí sigue y es genial, porque me da muchísima confianza con esa persona o personas y hace que todo sea menos frío y podamos confiar plenamente en lo que busca cada uno de ese trabajo en concreto. Será el ser tan sociable o, que, simplemente, a veces se me escapa un poco el cachondeo que llevo dentro, pero es genial y me gusta llevarme tan bien con la gente que confía en mi para poderles hacer una copia de sí mismo en papel o digital.

Para mí, mi trabajo es el mejor del mundo, y por eso lo disfruto y lo traspaso con la gente y con el resultado que entrego, no falla, la alegría se transmite y en mis fotos es lo que intento.