¡Hola! Soy Raquel y me alegro mucho de que os hayáis decidido a pasar un segundo por este pequeño espacio para conocerme un poco mejor.

La verdad es que nunca se me ha dado demasiado bien hablar sobre mí misma, siempre he preferido que mis imágenes hablasen por mí, ya que es mi medio natural de expresión. Si eres de Granada, te recomiendo que dejes de leer y que directamente me escribas y me conozcas en persona, créeme, gano mucho con un café y una pequeña charla.

Sin embargo, si no tienes tiempo, un horario complicado, vives fuera, o simplemente no te apetece levantarte ahora mismo, sigue leyendo porque voy a intentar hablarte un poquito de mí.

Estudié Bellas Artes por eso de “Mamá, quiero ser artista”, entré en la carrera con una paleta de pintura en la mano, y salí de ella con una cámara de fotos colgada del hombro. Cosas de la vida, que fue entrar en ese laboratorio oscuro, rojo y con fuerte olor a químicos, y enamorarme de inmediato en cuanto la primera imagen surgió como de la nada en aquella cubeta.

Dediqué esos años a absorber todo lo posible, a aprender, practicar, equivocarme, acertar, pero, sobre todo, a crecer, crecer como persona y como artista, y a poner en práctica otra de mis grandes pasiones: ¡viajar! Viví un año en París y he pasado temporadas en muchos otros lugares, por lo que si también es una de tus pasiones, no dudes en proponerme cualquier idea que se te ocurra, ya que no tengo ningún impedimento en desplazarme, ¡al contrario!

Después de acabar la carrera, tocaba enfrentarse al mundo, y yo me decidí por tirarme a la piscina, monté mi propio estudio, y lo dirijo desde entonces.