Si hay algo que caracteriza a mi proyecto como fotógrafa es que siempre doy lo mejor de mí, poniendo la cabeza y el corazón, porque creo que esa es la verdadera clave para hacer las cosas bien: ponerle pasión. Me gustan las imágenes reales, naturales, llenas de detalles. Creo en la belleza de lo sencillo, buscando emociones en los gestos, caricias, abrazos y el alma de las personas.

Una posibilidad de contar con mi cámara en vuestra pequeña gran historia como pareja. Pero no solo la vuestra, también la de vuestros invitados, la del entorno de vuestra boda, la de esos pequeños detalles que estáis preparando con tanto mimo.

Desde pequeño me encantaba mirar por la ventana y observar los colores, las luces, los contrastes. Cuando me regalaron mi primera cámara, descubrí que esos momentos se podían capturar. La ilusión de ver las fotos al revelarlas me hacía sentir una emoción indescriptible.

Cuando me preguntan qué soy, respondo que fotógrafo, pero en mi interior me siento un creador de recuerdos.

Soy afortunado, trabajo para ayudar a que esas imágenes no se olviden, a que dentro de unos años alguien abra un cajón, encuentre una foto y sonría. Esa es la magia de la fotografía.