Nacida en Madrid en 1988, hija de padre guardia civil y madre auxiliar de enfermería, ambas profesiones dedicadas ayudar al prójimo, por lo que me enseñaron a ser una mujer servicial llena de valores.

Toda la vida he estado dedicada al comercio, 14 años de profesión me avalan, pero en 2015 decidí dar el paso de convertir mi hobbie como forma de vida.

Aún recuerdo como en 2005 me regalaron mi primera cámara, pasé días intentando entender cómo funcionaba ese aparto tan complejo que en la actualidad se ha convertido en mi herramienta imprescindible para mi trabajo.

Estudié un fp llamado Iluminación, captación y tratamiento de la imagen, pero no dejo de formarme cada día.

¿Por qué fotógrafa de bodas? Porque me encanta capturar la esencia de un día irrepetible, esas emociones instantáneas, tenemos una gran responsabilidad y eso me lleva a ser muy meticulosa en todo lo que hago.

En la actualidad tengo un estudio precioso de luz natural llamado: Avenoir fotografía, ubicado en Los Molinos del río (Murcia) desde 2021 junto a mi socio y amigo José Andrés.

Mi fotografía captura todos los momentos claves de un día tan especial, haciendo de la fotografía un sentimiento, me caracteriza mi espontaneidad y cercanía, por lo que hago que mis clientes se sientan cómodos y disfruten plenamente de su día.

Nacido en Murcia (único murciano en una familia de andaluces). Desde pequeño he tenido esa inquietud por la fotografía, pero me picó el gusanillo realmente, cuando cayó en mis manos mi primera reflex. Observé que la fotografía no solo era encuadrar y apretar un botón, y gracias a mi curiosidad, y de forma autodidacta, intenté aprender más y más. Hasta verme enfrascado en un mundo del que no puedo salir.

No lo contemplaba como profesión, sino como hobby. Hasta que después de más de 10 años en administración decidí dar el salto y formarme académicamente en iluminación y captación de imagen. A partir de ahí todo es trabajo y constancia.

Admiro la fotografía clásica, y me mueve mucho junto con la música. A veces la música me sugiere imágenes o viceversa. Meticuloso y exigente conmigo mismo, aunque a veces eso último vaya en mi contra.

Como más disfruto, sin duda, es fotografiando emociones y contando historias. Y aquí es donde entra en juego la fotografía de bodas. No hay mayor motivación para un fotógrafo que un día en el que todos los sentimientos están en la superficie. En ese momento solo queda dejarte llevar y aplicar lo aprendido.