Dedicarme a lo que realmente me apasiona es algo por lo que diariamente sigo luchando. Y lucho de una manera muy sencilla pero que a la vez necesita dedicación plena: intentar siempre hacer mejor mi trabajo y sobre todo hacerlo con ilusión cada día.

Para ello, me rodeo de personas como vosotros. Personas soñadoras, que quieren romper con la fotografía tradicional y buscar la naturalidad y la espontaneidad en los momentos felices de nuestra vida. Hace tiempo una mujer me dijo: “yo quiero ser como tú, da gusto verte hacer tu trabajo, se nota que te gusta y le pones mucha ilusión y entusiasmo, y eso nos lo transmites”. Steve Jobs dijo que la única manera de hacer un gran trabajo es amando lo que haces. Me encantan las bodas. Soy de esas que se emociona muchísimo, se le ponen los pelos de punta y hasta se le caen lagrimillas. Las horas en una boda se me pasan volando porque realmente estoy disfrutando lo que estoy haciendo. Extrovertida, paciente y alegre. Trato a las personas como si fuesen de mi familia. Por eso, los novios y sus familias se sienten muy a gusto conmigo y eso hace que enseñen su alma tal cual es ante mi cámara.

El resultado son esas supersonrisas y esas emociones que podéis ver en mis fotos. Sin posados y sin distracciones, vuestra boda es vuestra, yo solo estoy allí para contarla de la mejor manera posible.

Por cierto, aunque vivo en Valencia y la mayor parte de las bodas las realizo aquí, me desplazo a cualquier lugar bonito del mundo mundial (he ido a París, Le Mans, Madrid, Granada y Alemania para fotografiar bodas bonitas). Y si me ponéis una nave espacial os acompaño también a Marte.