Creo que todo empieza con mi madre y mi padre, ellos trabajaban en el restaurante familiar y siempre estuvieron muy implicados en el negocio.

Pienso que como toda buena adolescente que se precie, me encontré en un punto de mi corta vida en el que no sabía que hacer con mi futuro, pero seguro que no fui la única.

Recuerdo que pase un verano entero haciendo postres casi a diario y mi padre se dio cuenta antes que yo de que ese era, posiblemente, mi camino.

Después de convencerme para que me formase , empecé con la vida laboral de “adulta”, lo que me permitió conocer distintos ámbitos de la hostelería y la cocina.

Gracias a todas las experiencias que viví en el mundo laboral, pude empezar a formar mi identidad como cocinera y empezar a saber que es lo que quería en mi futuro y aún más importante, que es lo que no.

Y de repente, lo mejor de mi vida. Llega mi hija y llego yo, como madre y toda mi vida cambia.

Me di cuenta de que ella lo iba a ser todo ahora, y yo como profesional tendría que evolucionar.

Una tarde, una mi amiga, plantó una semilla que poco después germinaría en TutBanana.

Siempre tenia la costumbre de que en cada reunión de amigos o evento, llevar los postres o algo dulce para compartir y ella me dijo, "Rajel, la gente te tiene que conocer”.

Y llegó.

TutBanana empieza con la búsqueda profesional de mi mujer, pero se convierte en una pasión para ambos. Juntos y complementarios, donde ella no llega ya estoy yo… Eso sí, la cocina ni tocarla.

Me encanta aportar mis habilidades y experiencias desarrolladas en mi carrera laboral.

Una de mis principales fortalezas es la escucha activa, que me ayuda a comprender los desafíos de los clientes y encontrar soluciones para satisfacer sus necesidades únicas. Además, tengo fortalezas en la planificación comercial, la gestión objetiva y la prospección comercial.