Mucho mejor de lo que nos habíamos imaginado. El sweet que nos montó Cristina fue espectacular. No le faltaba detalle alguno. Superpersonalizado con un sinfín de detalles de los que marcan la diferencia. Una imagen vale más que mil palabras. Aquí os lo dejo y juzgad vosotros mismos.

Me enamoré del trabajo que hace el equipo de Sweet in a Box desde el primer momento en que lo vi en una de las ferias de boda a las que acudí cuando estaba preparándola.
Cuando mantuve las entrevistas con Cristina supe que no defraudaría.
El día de la boda nuestro Sweet triunfó entre todos los invitados. A día de hoy (y han pasado casi 3 meses) la gente sigue recordándonos lo que les impactó y comparando con otros de otras bodas saliendo siempre ganando. Tienen estilo y son capaces de personalizar al mínimo detalle. Sí es importante tener una comunicación fluida y constante, así como decir todo lo que tengas en la cabeza sobre cómo lo quieres y, antes del evento, volver a repasar cara a cara todo (carteles que van a poner, chucherías que incluirá). A nosotros nos faltó esto y me encontré con algunas chucherías que pedí expresamente que no estuvieran y con carteles con nombres equivocados. Como digo esto es culpa nuestra por no habernos sentado de nuevo a comprobar que estaba todo ok. Quitando esto (que es algo perfectamente reparable si preparas bien las cosas), estoy orgullosa de que Sweet in a Box haya estado presente en nuestra boda.