La única mala decisión que tomamos para el día de nuestra boda
Inicialmente, nos dieron un presupuesto que aceptamos y abonamos una parte como reserva de fecha y con las especificaciones que se habían presupuestado, con la consiguiente firma del contrato (febrero 2022). Pusimos cosas "de más", tal como le explicamos a Jose, porque ya hacía tiempo que habíamos visto el jardín del restaurante, no teníamos la imagen mental muy clara y no sabíamos cómo iba a quedar todo así, si en el diseño final había que quitar cosas, no habría problema.
Llegado el momento (septiembre de 2022), fuimos a dejarlo todo escogido y fijado. Quitamos algunas cosas de lo que era el diseño original porque iba a quedar muy cargado y nos encontramos con que, como había subido el precio en general de todo tras la guerra de Ucrania, nos dice que no nos puede bajar el precio de lo presupuestado, aunque hubiéramos quitado unos 400€ del producto. En ese momento nos quedamos un poco flasheados, preguntamos el porqué si ya teníamos un contrato firmado y entendíamos que era vinculante y ésa fue la explicación que nos dio.
Como no tenía el contrato que firmamos allí, esperé a llegar a casa para ver si había alguna cláusula que previera esto, porque de normal los contratos se mantienen como están, no sufren variaciones porque una sola de las partes lo diga, al igual que, si hubieran bajado los precios, dudo mucho que hubiera bajado los precios en los contratos que ya tuviera firmados (ni siquiera en los presupuestos).
Tras esto, decidimos llamarlo para decirle que no estábamos de acuerdo con el nuevo precio y que queríamos que se nos respetara lo firmado en contrato, con reserva ya abonada. Nos dijo que era cuestión de lógica, que no estaba de acuerdo, y nosotros le dijimos que no es lógica sino legalidad. Si yo tengo un contrato firmado con él y me atengo a ese presupuesto, él no puede modificarlo unilateralmente. Finalmente accedió a mantener el presupuesto inicial.
Esto quedó así y no hubo más contacto hasta que el día de la boda aparecen los trabajadores para colocar la decoración. Según nos comentaron, estaban colocados justo donde se hacía la ceremonia, saliendo en todas las fotos y vídeos y tuvieron que pedirles que se quitaran, aunque esto es un mal menor porque no se darían cuenta... Aunque un profesional de ello debería caer en esos detalles. Lo peor fue que, nada más terminar la ceremonia, se llevaron toda la decoración del "altar" (tres triángulos dorados altos decorados con pampa y hojas de roble, muy llamativo) y no dieron opción a que nos hiciéramos una sola fotografía con los invitados durante el cóctel. La organizadora del salón se lo pidió y dijeron que no, que tenían que recoger ya e irse. Con el dinero que cuestan estas cosas en un boda y no son capaces de esperar una sola hora para aprovechar el decorado. Lamentable.
Se lo comenté a Jose días después de la boda y no recibí respuesta alguna de ello.
La misma organizadora del salón me dijo al día siguiente que le había encantado todo, pero que qué poca profesionalidad los de la floristería, que no recordaba haber trabajado anteriormente con ellos y que lo tendría en cuenta.
Tengo que decir, eso sí, que la decoración nos gustó mucho y se ajustaba a lo que pedimos, pero el trato general que nos dieron y el servicio, merece una sola estrella.
Todavía ahora, mi pareja y yo, cuando tomamos una mala decisión yendo a un restaurante o comprando entradas para algún acto que resulta ser decepcionante, nos miramos y, riéndonos, decimos que son "la floristería de la boda", porque son malas decisiones. En cualquier caso, soy consciente de que no deja de ser un problema de primer mundo.