María M. Enviado el 11/10/2021
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Calidad del servicio
Valoración 5.0 de 5
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Tiempo de respuesta
Valoración 2.0 de 5
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Profesionalidad
Valoración 2.0 de 5
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Relación calidad/precio
Valoración 3.0 de 5
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Flexibilidad
Valoración 1.0 de 5
Sentimientos agridulces
Nos hemos casado en septiembre y escribimos esta opinión con dos objetivos: ayudar a las parejas que se planteen casarse aquí y contribuir a la mejora de la atención por parte de la empresa. Confirmamos la boda con aproximadamente un año y medio de antelación. Fuimos a visitar la hacienda y todo estupendo. Muy flexibles para hacer algunos cambios en decoración, menús, etc. Una vez realizamos el pago, la comunicación pasó a ser muy difícil; pasaban semanas para que respondieran nuestras dudas, sentíamos que nos daban largas y que siempre se dejaba para después. No obstante, cuando respondían, todo era posible y aparentemente fácil de hacer. En un momento dado, cambió la persona encargada de comunicación y todo fueron novedades. Absolutamente todo lo que proponíamos, incluso lo apalabrado con la persona encargada previamente, implicaba un sobrecoste. Ojo, de esto nadie informa ni verbalmente ni por escrito en el contrato que se firma. Hablan de que el alquiler del sitio va incluido en el menú, pero esto no es del todo así, pues han intentado cobrar por motivos como un extra de camareros (necesario, según la empresa a última hora porque el banquete era lejos de la cocina). El banquete se celebró donde se celebran la mayoría de banquetes, por supuesto dentro de la finca que ellos ofrecen; por lo que es su competencia y así queda reflejado en el contrato disponer de la infraestructura necesaria y personal necesario para el desarrollo del evento celebrar la ceremonia allí sin usar nada del material suyo, pues contratamos a una persona después de que nos dijeran que no tenían micrófono ni altavoz para la ceremonia. Otro sobrecoste por mover sillas de un lado para otro (lo nunca visto) o por tapar algunos sitios que no nos gustaban con una decoración básica (supuestamente incluida, con la que no pudimos contar en ningún momento). Por contar algún ejemplo, nos cobraron 6 bloques de alpaca a 6 euros el bloque, precio ridículo a sumar en una boda con un gasto global de miles de euros. El decorador de la hacienda, Leo, no contestó a nuestros mensajes y no supimos cómo serían los centros de mesa hasta días antes de la boda. Tampoco nos mandó catálogo ni fotos ni nos informó de precios de nada de decoración. Encargamos un centro de mesa que tuviera lavanda para la mesa presidencial y tenía mil plantas, pero no tenía lavanda. No sé para qué preguntaron (no fue iniciativa nuestra). Por lo anterior, nos vimos obligados a contratar un servicio de decoración externo y una empresa de iluminación externa, para lo cual informamos a la hacienda con antelación (de hecho, nos acompañaron a la hacienda para plantear el decorado e iluminación semanas antes de la boda). Pues bien, el mismo día de la boda (¡el mismo!), mientras estábamos en la peluquería nos mandaron un contrato exprés exigiendo que la pareja se hiciera responsable de esto, cuando la responsabilidad es de las empresas contratadas, amenazando con que de no ser firmado, no se permitiría realizar la instalación; ¿cómo pueden hacer esto el mismo día de la boda? Otros ejemplos que justifican el estrés que sufrimos son que días antes de la boda (5-7, no más) nos indican que las mesas que hemos contratado (incluso pagando un sobrecoste) no se pueden poner y nos hacen redistribuir a los invitados y rehacer las mesas. O que las sillas que hemos pedido para la ceremonia no las van a poner porque suelen poner menos sillas en otras bodas, obligándonos a dejar a gente de pie o a pagar 150 euros por mover sillas (habiendo pagado previamente 30 euros en concepto de mover sillas). En fin, que hemos vivido demasiado estrés por una desinformación total, una malísima gestión, una flexibilidad prácticamente nula y hemos sentido que la empresa quería sacar beneficio económico a toda costa. Otro detalle que se nos ocurre es que el mismo día de la boda un invitado informó que no podía asistir por motivos de salud y tuvimos que asumir el coste de su cubierto. Verán, que lo hicimos sin poner pega alguna, pero nos resulta un mal gesto de la empresa; podrían haberlo descontado. Por otra parte, comentar que cuando las restricciones de aforo eran de 150 personas como máximo, la empresa nos exigía un mínimo de 150 personas para no cobrarnos un extra de más de 1000 euros por uso de la finca. Obviamente, para llegar a 150 invitados hay que invitar a más (contando con que alguno no irá), y si invitábamos a más de 150 invitados y aceptaban, tendríamos que haberlos "desinvitado" después porque las restricciones nos impedían superar este número. Nos pareció un absurdo que el número mínimo de invitados exigido fuera el máximo permitido, en vez de un porcentaje del aforo. Así se aseguraban 1000 euros extra por el mismo concepto: alquiler de finca y sin ser la pareja responsable de invitar a menos gente, sino tratarse de una restricción por la pandemia. Entendemos que con la pandemia hayan disminuido los ingresos, pero esto no es culpa de las parejas que eligen celebrar con ellos la boda. A este propósito, comentar que en todo este tiempo no hemos manifestado en ningún momento intención de posponer o cancelar la boda, por lo que la empresa tenía garantizada nuestra boda. Mencionar, así mismo, que el menú elegido fue el más caro del catálogo, por lo que no entendíamos el afán de cobro extraordinario de cualquier servicio como que las sillas de todo el evento fueran de la misma tipología (cosa que uno da por hecho, tras ir a muchos eventos; que no va a haber una silla de cada tipo en cada zona de la finca) o que la zona del banquete disponga de luz suficiente como para que los invitados vean la comida de los platos. Por otra parte, en la prueba de menú no probamos ningún aperitivo (los elegimos a ciegas, por nombre) y los platos probados no se correspondían exactamente con el nombre del plato. Probamos la materia prima (de excelente calidad, todo sea dicho), pero no el plato real, lo cual también genera incertidumbre. A este respecto, destacar que el día de la boda la comida servida cumplió nuestras expectativas, y este fue el motivo de elegir a esta empresa. El problema es la incertidumbre vivida hasta ese día.
Por otra parte, comentar que la empresa regala la noche de bodas en el Hotel Ardea Purpurea a la pareja, pero se reserva el derecho de cambiar el día sujeto a disponibilidad del hotel, lo cual nos pareció también bastante ridículo; pues nos casamos un día determinado y es ese día y no otro el día que necesitamos dormir allí. Se ha de tener en cuenta, además, que más de 30 invitados de nuestra boda reservaron noche en el hotel; conociendo esto la empresa y asegurándose dichos ingresos procedentes de nuestro enlace. Con motivo de estas incidencias, solicitamos mantener una reunión con el gerente de la empresa, en la que tuvimos que probar con mensajes de WhatsApp los asuntos acordados con la anterior organizadora, como si de un juicio se tratara, y en la que el gerente, Alberto, llegó incluso a faltarnos al respeto. Nos pidió posteriormente disculpas, pero nos resulta intolerable que el gerente de una empresa de este calibre cometa faltas de respeto hacia sus clientes. En definitiva; el mejor punto que tiene esta empresa es la excelente calidad de la comida que sirven. Destacar, asimismo, el trato de Cristina (intermediaria) y de Jesús, el maitre, quien junto a su equipo, mostró una exquisita atención el día de la boda. En definitiva; para terminar y haciendo balance de pros y contras de nuestra experiencia, no recomendaríamos a las parejas que eligieran a esta empresa, pues la tensión vivida, la incertidumbre, la desinformación y la sensación de engaño vividas durante meses no se compensan en un solo día. Esperamos haber sido una excepción y en todo caso que nuestra crítica sirva para mejorar la información, trato y disposición de la empresa para con otras parejas en nuestra situación. Hemos llegado a desear que pasara el día de la boda, olvidándosenos que se trataba de un día para disfrutar y de que saborear el proceso de su organización puede ser también algo bonito. Sin ánimo de ofender y con toda nuestra franqueza, es lo que desafortunadamente hoy podemos decir de esta empresa. Un saludo, esperamos haber ayudado.
Nos hemos casado en septiembre y escribimos esta opinión con dos objetivos: ayudar a las parejas que se planteen casarse aquí y contribuir a la mejora de la atención por parte de la empresa. Confirmamos la boda con aproximadamente un año y medio de antelación. Fuimos a visitar la hacienda y todo estupendo. Muy flexibles para hacer algunos cambios en decoración, menús, etc. Una vez realizamos el pago, la comunicación pasó a ser muy difícil; pasaban semanas para que respondieran nuestras dudas, sentíamos que nos daban largas y que siempre se dejaba para después. No obstante, cuando respondían, todo era posible y aparentemente fácil de hacer. En un momento dado, cambió la persona encargada de comunicación y todo fueron novedades. Absolutamente todo lo que proponíamos, incluso lo apalabrado con la persona encargada previamente, implicaba un sobrecoste. Ojo, de esto nadie informa ni verbalmente ni por escrito en el contrato que se firma. Hablan de que el alquiler del sitio va incluido en el menú, pero esto no es del todo así, pues han intentado cobrar por motivos como un extra de camareros (necesario, según la empresa a última hora porque el banquete era lejos de la cocina). El banquete se celebró donde se celebran la mayoría de banquetes, por supuesto dentro de la finca que ellos ofrecen; por lo que es su competencia y así queda reflejado en el contrato disponer de la infraestructura necesaria y personal necesario para el desarrollo del evento celebrar la ceremonia allí sin usar nada del material suyo, pues contratamos a una persona después de que nos dijeran que no tenían micrófono ni altavoz para la ceremonia. Otro sobrecoste por mover sillas de un lado para otro (lo nunca visto) o por tapar algunos sitios que no nos gustaban con una decoración básica (supuestamente incluida, con la que no pudimos contar en ningún momento). Por contar algún ejemplo, nos cobraron 6 bloques de alpaca a 6 euros el bloque, precio ridículo a sumar en una boda con un gasto global de miles de euros. El decorador de la hacienda, Leo, no contestó a nuestros mensajes y no supimos cómo serían los centros de mesa hasta días antes de la boda. Tampoco nos mandó catálogo ni fotos ni nos informó de precios de nada de decoración. Encargamos un centro de mesa que tuviera lavanda para la mesa presidencial y tenía mil plantas, pero no tenía lavanda. No sé para qué preguntaron (no fue iniciativa nuestra). Por lo anterior, nos vimos obligados a contratar un servicio de decoración externo y una empresa de iluminación externa, para lo cual informamos a la hacienda con antelación (de hecho, nos acompañaron a la hacienda para plantear el decorado e iluminación semanas antes de la boda). Pues bien, el mismo día de la boda (¡el mismo!), mientras estábamos en la peluquería nos mandaron un contrato exprés exigiendo que la pareja se hiciera responsable de esto, cuando la responsabilidad es de las empresas contratadas, amenazando con que de no ser firmado, no se permitiría realizar la instalación; ¿cómo pueden hacer esto el mismo día de la boda? Otros ejemplos que justifican el estrés que sufrimos son que días antes de la boda (5-7, no más) nos indican que las mesas que hemos contratado (incluso pagando un sobrecoste) no se pueden poner y nos hacen redistribuir a los invitados y rehacer las mesas. O que las sillas que hemos pedido para la ceremonia no las van a poner porque suelen poner menos sillas en otras bodas, obligándonos a dejar a gente de pie o a pagar 150 euros por mover sillas (habiendo pagado previamente 30 euros en concepto de mover sillas). En fin, que hemos vivido demasiado estrés por una desinformación total, una malísima gestión, una flexibilidad prácticamente nula y hemos sentido que la empresa quería sacar beneficio económico a toda costa. Otro detalle que se nos ocurre es que el mismo día de la boda un invitado informó que no podía asistir por motivos de salud y tuvimos que asumir el coste de su cubierto. Verán, que lo hicimos sin poner pega alguna, pero nos resulta un mal gesto de la empresa; podrían haberlo descontado. Por otra parte, comentar que cuando las restricciones de aforo eran de 150 personas como máximo, la empresa nos exigía un mínimo de 150 personas para no cobrarnos un extra de más de 1000 euros por uso de la finca. Obviamente, para llegar a 150 invitados hay que invitar a más (contando con que alguno no irá), y si invitábamos a más de 150 invitados y aceptaban, tendríamos que haberlos "desinvitado" después porque las restricciones nos impedían superar este número. Nos pareció un absurdo que el número mínimo de invitados exigido fuera el máximo permitido, en vez de un porcentaje del aforo. Así se aseguraban 1000 euros extra por el mismo concepto: alquiler de finca y sin ser la pareja responsable de invitar a menos gente, sino tratarse de una restricción por la pandemia. Entendemos que con la pandemia hayan disminuido los ingresos, pero esto no es culpa de las parejas que eligen celebrar con ellos la boda. A este propósito, comentar que en todo este tiempo no hemos manifestado en ningún momento intención de posponer o cancelar la boda, por lo que la empresa tenía garantizada nuestra boda. Mencionar, así mismo, que el menú elegido fue el más caro del catálogo, por lo que no entendíamos el afán de cobro extraordinario de cualquier servicio como que las sillas de todo el evento fueran de la misma tipología (cosa que uno da por hecho, tras ir a muchos eventos; que no va a haber una silla de cada tipo en cada zona de la finca) o que la zona del banquete disponga de luz suficiente como para que los invitados vean la comida de los platos. Por otra parte, en la prueba de menú no probamos ningún aperitivo (los elegimos a ciegas, por nombre) y los platos probados no se correspondían exactamente con el nombre del plato. Probamos la materia prima (de excelente calidad, todo sea dicho), pero no el plato real, lo cual también genera incertidumbre. A este respecto, destacar que el día de la boda la comida servida cumplió nuestras expectativas, y este fue el motivo de elegir a esta empresa. El problema es la incertidumbre vivida hasta ese día.
Por otra parte, comentar que la empresa regala la noche de bodas en el Hotel Ardea Purpurea a la pareja, pero se reserva el derecho de cambiar el día sujeto a disponibilidad del hotel, lo cual nos pareció también bastante ridículo; pues nos casamos un día determinado y es ese día y no otro el día que necesitamos dormir allí. Se ha de tener en cuenta, además, que más de 30 invitados de nuestra boda reservaron noche en el hotel; conociendo esto la empresa y asegurándose dichos ingresos procedentes de nuestro enlace. Con motivo de estas incidencias, solicitamos mantener una reunión con el gerente de la empresa, en la que tuvimos que probar con mensajes de WhatsApp los asuntos acordados con la anterior organizadora, como si de un juicio se tratara, y en la que el gerente, Alberto, llegó incluso a faltarnos al respeto. Nos pidió posteriormente disculpas, pero nos resulta intolerable que el gerente de una empresa de este calibre cometa faltas de respeto hacia sus clientes. En definitiva; el mejor punto que tiene esta empresa es la excelente calidad de la comida que sirven. Destacar, asimismo, el trato de Cristina (intermediaria) y de Jesús, el maitre, quien junto a su equipo, mostró una exquisita atención el día de la boda. En definitiva; para terminar y haciendo balance de pros y contras de nuestra experiencia, no recomendaríamos a las parejas que eligieran a esta empresa, pues la tensión vivida, la incertidumbre, la desinformación y la sensación de engaño vividas durante meses no se compensan en un solo día. Esperamos haber sido una excepción y en todo caso que nuestra crítica sirva para mejorar la información, trato y disposición de la empresa para con otras parejas en nuestra situación. Hemos llegado a desear que pasara el día de la boda, olvidándosenos que se trataba de un día para disfrutar y de que saborear el proceso de su organización puede ser también algo bonito. Sin ánimo de ofender y con toda nuestra franqueza, es lo que desafortunadamente hoy podemos decir de esta empresa. Un saludo, esperamos haber ayudado.
