Amor a primera vista. La relación entre Margo Vereijken y Albert Diks y el Castell d’Empordà empezó como un verdadero noviazgo que ha dado espacio a un lugar maravilloso. Tras una reforma que duró tres años, el Castillo se ha convertido en un espacio inigualable para la celebración de banquetes de bodas donde podréis respirar la naturaleza y disfrutar del silencio.

Espacios y capacidades

Para vuestra ceremonia podéis utilizar la capilla situada al lado al Castillo, si queréis una ceremonia religiosa o bien si preferís una ceremonia civil su amplio jardín rodeado de olivos.

Para el banquete, dispone también de dos espacios: el restaurante medieval con capacidad de 70 comensales o bien la zona de la pérgola del restaurante Drac con una capacidad versátil de hasta 216 invitados y unas vistas inolvidables. Además, cuenta con un lounge bar para continuar la fiesta y hacer de vuestro banquete una experiencia única.

El restaurante es un espacio ideal por las maravillosas vistas que se pueden disfrutar desde él: el Triángulo de Oro y los Pirineos.

Servicios que ofrece

Os ofrece todo lo necesario para una boda mágica, tanto la realización del banquete en uno de sus salones como el alojamiento en su hotel dejará en vosotros un recuerdo inolvidable. El restaurante pone a vuestra disposición diferentes tipos de menú en base a los cuales podréis diseñar uno a vuestro gusto.

Las habitaciones del hotel transmiten una calidez especial debido a la piedra de las murallas del castillo y la especial decoración que tienen con objetos de viajes exóticos pero con una línea clásica y refinada llamará vuestra atención.

Asimismo, hay habitaciones situadas en la torre desde las cuales admirar los Pirineos y el Mar Mediterráneo.

Gastronomía

La cocina del Castell d’Empordà está basada en los productos de la tierra los cuales se cultivan en el mismo huerto del castillo y la gastronomía es de estilo mediterráneo y centrada en la consecución de sabores intensos.

Localización

La finca tiene unas 12 hectáreas de arboleda de robles y olivos que se integran perfectamente con el jardín que rodea el Castillo.