La boda de Zilvinas y Coral en Sotos De Sepulveda, Segovia
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Z&C
13 Nov, 2021El día de nuestra boda
La boda de mis sueños.
Tras una noche horrible, tengo una niña que durmió muy mal y me hizo dormir a mí peor, el día se despertó con una niebla fría que asustó a todos los invitados del sur.
Nada pintaba como me habría gustado a las 8 de la mañana en Aranda de Duero, pero tenía la esperanza de que en Sotos de Sepúlveda el día fuera mejor.
Mi mejor amiga me llevó al Palacio de Esquileo y empezamos de cero una vez allí, tomamos un café, algo de desayuno, lo poco que mi estómago toleraba en ese momento. El día anterior habíamos dejado las flores de la floristería de Esther (fantásticas) y Patricia, del Palacio de Esquileo, había terminado de rellenar los detalles de los invitados por mí.
Paseé por la zona del banquete, la zona de la ceremonia y, tras suspirar y cruzar los dedos para que todo saliera bien, me fui a la habitación para poder empezar a prepararme.
El fotógrafo, Sam Castella, llegó puntual (algo que no hizo el novio), y pese a tener que cambiar un poco los planes sobre horarios y demás, Sam y Sandra no perdieron ni la sonrisa ni la paciencia, una pareja encantadora, y trabajaron todo el día sin parar, muchos invitados hicieron comentarios sobre lo mucho que habían trabajado.
Seguir leyendo »Empecé a maquillarme, lo hice yo, sí, y mi prima me peinó, quería algo extremadamente sencillo y lo hizo genial. Mi madre me ayudó con mi vestido, era de una tienda que ya ha desaparecido hoy, era el modelo Liléas de St. Patrick, puro romanticismo en corte princesa. Los zapatos eran los Cinderella de 2 cm de la marca Lalebú en tono burdeos, el color representativo de la boda. Al ser noviembre, tuve que prever un abrigo para poner encima del vestido, y opté por una capa blanca con capucha que recibió y recibe muchos halagos.
Mi pequeña llegó para vestirse también y quedó mucho más linda que la novia, con sus dos añitos y su corona de flores, era la estrella de la boda. La ropa era de Little Kings, y su abrigo de fieltro gris de Mayoral.
Por su parte, mi pareja estaba con su hijo en la habitación vistiéndose, mi suegra también, quedaron todos guapísimos. Su traje era de la tienda Portobello en Aranda de Duero, de la marca burgalesa Antonaga, chaleco y corbatón de D'Novios en Valladolid, la camisa de Calvin Klein de El Corte Inglés Outlet, y los zapatos de Zapatería Chankas en Aranda de Duero.
A medida que se acercaba la ceremonia me iba poniendo muy nerviosa, poco antes hicimos el first look con mi pareja y fue exactamente lo que quería, me encantó ver su cara estando a solas.
De camino a la ceremonia, mi prima llevó a mi pequeña, mi suegra a mi marido y mi padre, que estaba más nervioso y emocionado que yo, a mí. La ceremonia fue original, el maestro, Jesús, todo un personaje, hizo la boda divertida y nada pesada, todos acabamos con ganas de empezar la fiesta y disfrutar de la vida.
Hicimos más fotos y empezó el cóctel, la gente estuvo encantada y de fondo escuchaba una playlist que había creado y no recordaba haber pasado a Patricia, una vez más los detalles del Palacio.
Pasamos al comedor y empezamos a disfrutar poco a poco de los invitados, de la comida y del fantástico servicio del Palacio de Esquileo. Sorpresas de amigos: canciones, discursos, regalos... Todo detalles que hacen que te sientas superquerida el día de tu boda.
Y tras una fantástica comida que causó furor: la crema de calabaza intentamos recrearla sin éxito, pero seguiremos intentándolo, el postre increíble, la tarta de boda una maravilla.
El baile empezó con algo de retraso por unos problemas técnicos de los novios (cuidado con los estómagos y los nervios), allí nos esperaba un regalo más: una mesa dulce hecha con muchísimo amor que incluía una tarta árbol lituana, Sakotis, que nos mandó desde Mallorca el obrador Molí D'Or, y nos permitió tener este dulce tradicional del país de mi marido, haciendo la boda aún más especial.
Un pase de fotos de amigos y familia que consiguió emocionarnos, y tras un primer baile más largo de lo que nos hubiera gustado (nuestras habilidades rítmicas dejan mucho que desear), dimos las gracias a los invitados por acompañarnos, la pequeña robó el micrófono deleitándonos con un hit de toda la vida: Tengo una vaca lechera, con la que todos bailamos y quedará guardado en mi corazón para siempre.
Un día intenso, lleno de emociones y de amor, mucho amor, de familia, de pareja y de amigos. Gracias a todos los que lo hicieron posible.
Autocares Patri fue la empresa encargada del transporte de invitados y todo fue bastante bien con ellos.
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