La boda de Yule y jesús Mª en Coria, Cáceres

Salimos hacia el restaurante que era allí donde celebramos nuestra boda en sus jardines (que por cierto todo estaba precioso), paramos en el camino esperando a mi madre y mi hermano porque tenían que ir a por algo a casa (yo histérica porque tardaban y preguntándome que se les habría olvidado). Mi segunda sorpresa al llegar al restaurante: mi hermano que se había cambiado de traje y llevaba el traje de chaqué que le pedí a mi novio que me gustaría que llevase en nuestra boda que no lo esperaba para nada, porque pensé que no me haría caso y otra vez a llorar. Me dispongo a entrar y aquí fue el momento más emocionante para mí: allí estaba él, esperándome a lo lejos con su madre del brazo y no vi a nadie, se hizo un túnel entre su mirada y la mía, eran las únicas que estaban en él. Estaba impresionante, impecable y muy guapo, para mí un momento que toda mujer debería vivir. Al llegar lo abracé, no pude contenerme.

Nuestra ceremonia fue impresionante, nosotros preparamos un pequeño guion junto con la ceremonia de la arena y 3 lecturas y sin esperarlo apareció el grupo de coros y danzas donde mi reciente marido (que raro) bailó hace ya unos cuantos años. Yo me quede loca, encantadísima y muy agradecida. Después de las fotos y algún besito que otro, nos fuimos a hacernos el reportaje; nuestra comida estaba prevista a las 15.00 y llegamos a las 16.00. En el banquete todo genial: el menú muchísimo mejor que el día de la prueba, buenísimo todo; dimos los ramos a nuestras madres, regalo de los novios a los siguientes que se casarán y otra sorpresa más para nosotros: su tía una cantante de lírica y su primo que nos cantó rapeando, hicieron una mezcla maravillosa (menuda me di de llorar).

En resumidas palabras fue una boda en la que nadie paro de llorar desde el minuto uno, muy emotiva y llena de sentimiento. Mis amigas preguntaban que cuándo llegaba el momento en el que se dejaría de llorar, que no habían parado en todo el día. Salimos del restaurante y nos fuimos a una nave donde habíamos preparado todo nosotros decoración, barra libre, DJ, photocall y catering, todo cosecha propia que nos costó mucho trabajo organizar pero mereció totalmente la pena. La gente encantadísima y se divirtieron muchísimo, tanto que terminamos a las 5 de la mañana. Risas, bailes y mucha diversión. En fin, una auténtica pasada de experiencia que no cambiaría por nada del mundo. Estoy encantada de cómo nos salió todo, la verdad que no podía salir mejor. Ahora solo queda que esto dure hasta el infinito.