La boda de Yeray y Verónica en San Jose De La Rinconada, Sevilla
Al aire libre Verano Verde 3 profesionales
Y&V
20 Ago, 2016El día de nuestra boda
Nuestra boda fue hace poco más de un mes y aún lo vivo como si hubiera sido ayer. Fue un día maravilloso y no dejo de decir que todo fue increíble.
La noche anterior a nuestra boda mi madre quiso seguir tradiciones y me hizo dormir en su casa que fue donde me preparé. Por la mañana yo entendí que mi peluquero vendría a mi casa a ponerme los rulos, pero no, me esperaba en la peluquería que está cruzando un polideportivo. Me hizo volver con los rulos puesta a casa de mi madre. Menos mal que mi hermano vino a recogerme.
La mañana pasó sin contratiempos. Mi chico tuvo que venir a casa de mis padres y como no quería verme entró con los ojos cerrados y con las mismas me dio un super abrazo y un beso. Fue un momento bastante cómico.
A las tres y media del mediodía empecé a ponerme nerviosa, no por la boda en sí sino porque aún no había escrito mis votos para que no me olvidase de nada en el momento de decirlos. Estaba todo pensado, pero me agobié pensando que no me daría tiempo antes de que llegara el peluquero y la maquilladora. Me puse a llorar como una boba. Le dije a mi madre que por favor leyera mis votos para ver que le parecía y las dos acabamos emocionadas.
Seguir leyendo »A las cuatro de la tarde llegaron peluquero, maquilladora y fotógrafo del peluquero puesto que quiere hacerse un nuevo book y quería incluir mi peinado. Ya con ellos allí me relaje. Me hicieron sentir muy cómoda. Mónica, mi maquilladora es increíble. Una auténtica profesional. Después Valentín, mi peluquero de siempre, me hizo el peinado. Un recogido precioso. Entre mi madre y Mónica conseguí ponerme el vestido. El problema es que se mete desde arriba y había que tener mucho cuidado de no estropear el recogido y no mancharlo de maquillaje. Justo cuando acabaron llegaron los fotógrafos de La Boheme. Me hicieron muchas fotos antes de salir de casa de mis padres.
A la hora de irnos todo el mundo empezó con los nervios. Había que esperar a mi amiga que venía con mi ramo, a una amiga, a mi prima, y a mi hermano y mi cuñada que venía con mi sobrinita que fue la que llevó los anillos. El coche ya esperando en la puerta. El caso es que queríamos coordinarnos mi chico y yo. La idea fue que él no esperara ni 10 minutos a que yo llegara. Cuando mi coche llegó a la puerta del Cortijo de Juan, en San José de la Rinconada, La cancela estaba cerrada. Josué, el fotógrafo, entre señas nos decía que Yeray, mi chico, aún no había llegado. Fuimos a dar una vuelta con el coche y resulta que vemos su coche de frente. Él también se encontró la puerta cerrada y fue a mirar por la entrada de invitados. Me tape la cara con el abanico. Después de la gracia de entrar en casa de mi madre con los ojos cerrados no podía consentir que me viera antes de tiempo.
Llegó el momento de bajarme del coche. Muchos invitados mirándome. Llegaron mi damitas. Las dos preciosas. La hija de mi marido y su sobrina. Sé que me brillaban los ojos por todo aquello que estaba viviendo. Todo tan bonito y maravilloso. Yeray entro antes con su hermana del brazo. Le pusieron la canción que pedimos, De rodillas de Reik. Es la canción favorita de ella, ideal para el momento, preciosa. Cuando ellos llegaron al altar apareció el pequeño, el hijo de mi marido, con una pizarrita que ponía Papi, ahí viene tu reina, es como me suele llamar. Detrás mi sobrina con los anillos, después las damitas y por último mi padre y yo. De fondo la canción Me cambiaste la vida, ideal para nuestra historia de amor. Le veía allí delante, tan guapo, con su hermosa sonrisa. Me derretía por él.
Tuvimos una ceremonia preciosa. La concejala que nos casó prepara un discurso precioso con información que nosotros le mandamos por email. Ella pidió que le hablásemos el uno del otro y le dijéramos que significaba para nosotros el otro. La mayoría fueron citas de nuestros emails. Pero eso lo hizo aún más personal. Miraba a cada lado. A mi izquierda veía a mi padre emocionado. Y a mi derecha le veía a él, el amor de mi vida, con ese brillo tan bonito en los ojos. A su lado a mi cuñada, tan bonita ella y también emocionada. La concejala me dio paso para leer mis votos. Era una mezcla entre algo simpático sobre las cosas que hago como recogerle los zapatos y dejarle las mejores porciones de comida. Oía risitas de fondo. Pero lo mejor fue cuando tuve que leer unas líneas de mis votos escritas en inglés. Muchos de nuestros invitados saben que me da muchísima vergüenza a hablar en público en inglés. Resulta que soy profe, y con mis alumnos no tengo problemas, pero fuera del aula, me cuesta muchísimo. Después Yeray leyó los suyos. Me sacó una sonrisa. Sacó un papel con muchos borrones y escrito en rosa. No soy la única que lo escribió a última hora. El bolígrafo rosa era de las niñas. Fue precioso todo lo que me dijo.
Acabada la ceremonia nos damos cuenta que mucha gente ha estado llorando y sobre todo el pequeño de Yeray. Se estaba dando el lote de llorar. Pasamos por la alfombra y veíamos las caras de la gente. Todos contentos, sonriendo y alguna tía mía de fondo gritando ¡preciosa!, ¡guapa!.
Fuimos por el cortijo haciéndonos fotos. Después aprovechamos los aperitivos un rato, saludando a todos los invitados. A continuación la cena. Nada más sentarnos empezó a sonar de fondo música árabe. Aparecen unas de mis antiguas alumnas bailando la danza del vientre. Tremenda sorpresa. Fue un espectáculo increíble. Nos dejó a todos los demás con la boca abierta. Los invitados que no la conocían pensaron que era un espectáculo contratado. La cena fue suprema. Toda la comida estaba buenísima. A la hora del postre había preparado una pantalla para poner unos videos. Yeray me había preparado un video con algunas fotos nuestras y de fondo mi canción favorita que es Hasta llegar a enloquecer de Diego Martín. De repente, en la pantalla aparece él, Diego Martín. Dirigiéndose a mí. Saludándonos y felicitándonos por nuestro enlace. Se me empezaron a caer las lágrimas. Yeray le había pedido e insistido por redes sociales que viniera a nuestra boda. Él le dijo que no podía, que estaba ocupado ese día y Yeray le pidió que al menos mandara un saludo. Un gesto muy hermoso que mi chico hizo por mí porque sabe que me encanta. A todo esto, escuche por detrás un ruido. Fue un amigo que se cayó de la silla por querer verme la cara.
Llegó el momento del baile. Fue algo muy preparado. Estuvimos casi tres meses asistiendo a clases para preparar una coreografía que nos quedó increíblemente bonita. Todo el mundo quedó alucinado. Nadie nos había visto hasta ese momento. Fue mágico. Al final del baile improvisamos un poco y el DJ nos puso una canción para poder regalarle mi liga a mi cuñada. Durante toda la barra libre todo el mundo bailo mucho, hasta gente que dijo que no bailaría. Todo el mundo disfrutó y no dejábamos de recibir felicitaciones porque todo fuera tan bien, tan bonito y fuera todo tan divertido.
A lo mejor todas las parejas lo dicen pero yo estoy segura de ello. No olvidaré ese día en mi vida. Verdaderamente fue todo inolvidable. Increíblemente maravilloso. Mejor de lo que esperábamos los dos. Pensábamos que los invitados podría aburrirse porque éramos pocos, tan solo 60. Y para nada. Nadie se aburrió. A día de hoy tengo amigos y familiares que me dicen que fue un día increíble. La mejor boda a la que han asistido. Eso nos enorgullece muchísimo. Espero que siga así por mucho tiempo. Que sea un día que quede en muchas memorias.
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