La boda de Wesley y Judith en Sant Gregori (Municipio), Girona
Al aire libre Verano Naranja 6 profesionales
W&J
01 Jul, 2023El día de nuestra boda
Todo empezó el 1 de julio de 2023 sobre las 10 de la mañana. Me metía en la ducha mientras el resto de mi familia disfrutaba de la piscina y del buen tiempo. Todos relajadísimos. Bueno, todos no. Mi madre también estaba por ducharse y medio nerviosilla. Me vestí y acabé de empaquetar todo lo que tenía que llevarme al castillo. Mi (aún no) marido me planchaba la bata y el camisón que usaría mientras me peinaban y me maquillaban. Fue el quién nos llevó a mi madre y a mí al castillo. Y se fue. Ya no le iba a ver hasta el momento de la ceremonia.
La maquilladora y peluquera llegó también a las 12, superpuntual, y empezó con mi madre. Más o menos estuvo una hora con ella. Luego llegó mi turno. Eran la 13:00. Ya vestida con la bata, el camisón y las zapatillas, me senté a que me peinara. Fueron las 2 horas más relajantes de todo el día. Con música chill out de fondo y sin nadie que me molestara. Todo el caos estaba pasando fuera.
El novio llegó al castillo sobre las 14:00. En ese momento empezaban sus fotos vistiéndose, junto a su madre, padre y hermana. En medio de la sesión de fotos, le hicieron llegar una carta escrita por mí, donde le decía los deseos que tenía para los dos ese día, y todo lo importante que era él para mí. Junto con la carta, había un regalo, un reloj. Un reloj del que llevaba mucho tiempo enamorado y que finalmente llegó. Su familia y los fotógrafos me contaron que lloró mucho. Espero verlo algún día en el video de la boda, ya que me dijeron que fue un momento muy bonito.
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Una vez acabaron con el novio, subieron a mi habitación sobre las 15:00. Empezaron a hacerme fotos y videos con lo típico de ponerme el vestido, mi madre abrochándome los botones, poniéndome los zapatos, etc. Recuerdo que más o menos estuvieron una hora conmigo, hasta las 16:00. En ese momento, llegaron las mujeres más importantes de mi familia: mi hermana, mi tía, mis dos primas, y sus dos hijas. Todas se sorprendieron de verme y obviamente no paraban de decirme lo guapa que estaba.
Sobre las 16:15, llegó mi padre a entregarme el ramo. En Cataluña es tradición que el padrino lea un verso a la novia y le haga la entrega del ramo. Mi padre no pudo soltar ni una palabra, se emocionó mucho. Y eso que llevaba semanas ensayando. Al final, salió como pudo, pero me pareció un momento muy tierno y emocionante.
Ya sobre las 16:45 empezó a llegar la gente con el autobús, que vino con retraso. Aunque, por suerte, la ceremonia pudo empezar a tiempo. Yo los veía llegar desde lejos, pasaban muy cerca de la ventana de la habitación donde yo me encontraba, pero nadie me veía a mí. En ese momento, el maître hizo pasar al grupo de mis mejores amigas, mis 6 niñas, para que me vieran antes de la ceremonia. Fueron ellas las que me sorprendieron a mí con un anillo de oro blanco y diamantes. Obviamente, me lo puse enseguida y lo llevé conmigo toda la boda. Brindamos con una copa de cava, y ya luego se fueron a tomar asiento.
Iban siendo las 17:00 en punto cuando escuché de fondo la música de entrada del novio. Eso significaba que ya todo el mundo había llegado, ya estaban sentados, mirando como mi novio entraba con su madre del brazo, y se acercaba el momento de hacer mi entrada. En ese instante, el maître me agarró y me dijo: va, vamos, que te toca salir. Yo ya estaba agarrada del brazo de mi padre. Justo en ese momento se abrieron las puertas del castillo y mi canción empezó a sonar. Yo, como si lo hubiera hecho toda la vida, caminé firme y pausada, como siempre me habían explicado, pero sobre todo con una sonrisa enorme en la cara, por ser el día más precioso de mi vida y por el que siempre había soñado.
De lejos no veía a casi nadie, pero a medida que me iba acercando, empecé a ver caras conocidas, amigas que me sonreían, familiares que aplaudían, todo era tan especial y emotivo. Al llegar al altar, abracé a mi novio, que lloraba, y sentí una felicidad inmensa dentro de mí.
Mi cuñada ofició toda la ceremonia en dos idiomas, español y holandés. Lo hizo perfecto. Entre medio, tuvimos a algunos allegados leyendo unas palabras para nosotros: el padre del novio, la prima de la novia, un amigo del novio y las amigas de la infancia de la novia. Todos superemotivos y perfectos. No hay otras palabras que lo puedan describir. Se lo agradeceré eternamente, a cada uno de ellos.
Al acabar la ceremonia, empezó el aperitivo y nosotros nos fuimos a hacer una mini sesión de fotos. Al volver, todo el mundo nos quería abrazar, saludar y tomarse una foto rápida. Tengo que admitir que ese momento fue un poco abrumador, incluso llegó a agobiarme un poco. Recuerdo que pude comer (por fin) algo, pero ni siquiera lo disfrutaba. Lo engullía. Fue una hora y media de caos, de intentar hablar con todo el mundo, pero dándote cuenta de que no das abasto.
La entrada a la cena fue el mejor recuerdo que tengo de toda la boda. Todo el mundo saltando, bailando, agitando las servilletas… Fue un momento de felicidad que no olvidaré nunca. La cena en sí se me pasó como si fueran 10 minutos. Tuvimos algunos detalles con mi cuñada, por ayudarnos con la ceremonia; con los siguientes en casarse; con los tíos de mi pareja, por estar de aniversario de casados; y, por supuesto, con nuestros padres. A mi hermana le regalé mi ramo, ya que ella hizo lo mismo conmigo en su boda. El ramo es lo más especial que tiene una novia el día de su boda. También las embarazadas recibieron un body personalizado con la fecha de la boda y una pequeña frase. Siento que me faltó tiempo para poder hablar con todo el mundo. Apenas recuerdo poder estar 5 minutos por mesa.
Cuando ya acabó la cena, era nuestro momento de ir a cambiarnos para el baile. Yo me cambié de zapatos y me amarré la cola del vestido. Mi pareja se quitó la americana y la corbata, y lo cambió por una pajarita. En el momento de salir, se me quedó atascado el vestido en la puerta, ¡horror! Por suerte, lo pude solucionar a tiempo tirando de él. Ha sobrevivido.
Hicimos el baile (muy cortito) como lo teníamos planeado, y boom. Empieza a entrar una batucada, que nos deja a todos con la boca abierta. Esto quién lo ha contratado, pensamos mi marido y yo. ¡Pues fue una sorpresa de mis padres! Aún no sé cómo se lo podré agradecer. Han hecho siempre todo por mí, y en este día no fue menos. Una sorpresa que no olvidaré nunca, de verdad. Se nota que me conocen mucho y me encantan las batucadas, tambores que tocan en las calles y demás.
¡Con la batucada empezó la fiesta! Fotomatón, tubos LED de espuma, barra de mojitos, candy bar, pistolas de tequila, un carrito de avión de chupitos, Mc Donald's… Lo dimos todo. Fue mejor de lo que había imaginado. Tengo que reconocer que pregunté la hora un par de veces porque me daba miedo (más bien pánico) de que se acabara el día. Pero así fue… Eran las 3 de la mañana cuando el DJ dijo “finito” y nos pusieron la última canción que le habíamos pedido. Nights de Avicii, versión Hardstyle. Fue un momento épico, donde holandeses y españoles saltaron, bailaron y cantaron como nunca.
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