La boda de Virginia y Pere en Almàssera, Valencia

Las personas que escogimos para las lecturas fueron: un amigo de toda la vida de Pere, su prima y para finalizar mi hermano.

Al salir nos tiraron un montón de arroz y pétalos de papel en forma de corazones rojos y blancos que compró mi tía, ya que la idea era que nos tirarían pétalos de unos rosales que eran de su propiedad, pero al venir de Francia, cuando llegaron a Valencia, no estaban en buen estado y no desprendían buen olor, algo perfectamente normal después de un viaje tan largo.

También nos tiraron dos tracas al salir de la iglesia, y a continuación nos fuimos a los jardines de "La Hacienda" en el Puig a hacernos las fotos mientras los invitados iban llegando y se iban acomodando para iniciar el aperitivo, al cual nosotros llegamos un poquito antes de que acabara para saludar a los invitados y charlar un poco con ellos antes de hacer nuestra entrada triunfal con una canción de Queen "I was born to love you".

El resto del banquete lo recuerdo como un acontecimiento en que la gente disfrutó mucho y se lo pasó en grande, y así debió ser, ya que cada invitado que salía por la puerta al despedirse de nosotros nos comentaba que lo habían pasado genial y que la comida estaba deliciosa.

Teníamos dos figuritas de novios, una se la dimos a un primo mío y su novia que tienen un hijo de 1 año y medio pero aún no se han casado y tienen intención de hacerlo, y la otra figura a una prima de Pere, a la que le pilló absolutamente por sorpresa la figurita.

A los padres les regalamos unos ramos grandes con mucho colorido y unos packs de una noche en hotel con desayuno y spa incluido.

Mi ramo se lo regalé a mi mejor amiga, la pobre tampoco se lo esperaba y se emocionó muchísimo. Le encantó la idea de que se lo regalara a ella, pues tal como me dijo, la hice sentirse especial y que nuestra amistad vale mucho claro está.

Al final tuvimos que alargar media hora más la discoteca, por los amigos de mi marido que llevan la fiesta en el alma por siempre. Y yo aguanté como una champion toda la tarde y toda la noche con mis taconazos, que no es que fueran muy altos pero tampoco era bajos, y para una que no está acostumbrada a llevar tacones pues es una hazaña.

Finalmente he de decir que en recuerdo de las personas ya fallecidas antes de bailar el vals, lanzamos al cielo estrellado unos farolillos chinos, el nuestro con forma de corazón y el resto fueron lanzados por 20 parejas de entre nuestros invitados escogidos al azar y fue un espectáculo que a todo el mundo maravilló.

Y así de camino al hotel en el coche mientras yo miraba la bonita luna llena y resplandeciente que salió, acabó todo como empezó, ¡GENIAL!

Las fotos que he subido obviamente no son de cámara profesional, pero ya subiré más cuando las tenga.

Para la música en la iglesia sonó un cuarteto de cuerda que se llama Cuarteto Massé ¡y quedó de maravilla!