La boda de Víctor y Yazmina en Las Palmas De Gran Canaria, Las Palmas

A las 14:30 llegaron la maquilladora, la peluquera, el fotógrafo y los videógrafos y, a pesar del alboroto que se formó en la habitación, yo seguía tranquila. Además, de pronto el tiempo había cambiado y lucía un sol espléndido.

A las 17:45 ya estaba preparada y esperando a que el coche viniese a recogernos a mi padre y a mí para llegar a la iglesia a las 18:00 sin embargo, nos dieron las 17:50 y allí no aparecía nadie. Llamé al chófer y antes de que le pudiera preguntar nada me dijo "estoy perdido, no sé cómo llegar al hotel, podrías indicarme". Después del impacto inicial, respiré profundamente y le indiqué el camino y mientras esperaba a que llegase, llamé a mi novio para decirle que no me había dado a la fuga, que simplemente el chófer no encontraba el sitio.

A las 18:15 por fin apareció el coche y después de indicarle cómo llegar y de sentir que estábamos en una película de carreras de coches, llegamos sobre las 18:30 y nada más girar hacia la ermita comenzó a llover, pero aún así, yo seguía tranquila.

Me bajé del coche y comenzó a llover más fuerte, pero aún así estaba tranquila, pero me coloqué en la puerta de la ermita con mi padre y al ver a mi futuro marido en el altar una oleada de sentimientos me invadió y todos los nervios que no había sentido hasta ese momento me atacaron de golpe y comencé a llorar igual que una niña chica. Comenzó la música y entré del brazo de mi padre temblando y llorando mientras no podía apartar la mirada de mi novio, estaba tan guapo y para mí allí solo estaba él. No vi a nadie más, fue algo curioso, no me di cuenta de quien estaba o quien no, de quien me habló y quien no, porque no vi nada ni a nadie que no fuese él y sentía la necesidad de llegar y tocarlo, como para comprobar que aquello que parecía un sueño era realidad.

Después de eso vino la ceremonia, que fue muy especial porque el cura, que nos había dado clases cuando éramos pequeños, nos dejó personalizarla al máximo. Hubo varias sorpresas. Una de mis mejores amigas nos cantó, otra nos dedicó unas palabras que dejó a todos con la lágrima en el ojo y hasta el cura nos sorprendió sacando un catálogo del colegio de cuando mi novio y yo nos habíamos conocido en 5º de EGB.

Y ya por fin la celebración, en donde todo fueron risas y fiesta y en donde por suerte, el tiempo se portó y no cayó ni una gota de agua, aunque acabamos empapados igualmente porque nuestros amigos decidieron que si había una piscina, habría que usarla de algún modo y qué mejor que poner unos novios a remojo.

El día de nuestra boda fue un día tremendamente emotivo, como el de todos los novios supongo, pero lo cierto es que se unieron una serie de circunstancias que hicieron que tuviésemos las emociones a flor de piel, como el hecho de que la boda estuviera punto de suspenderse solo dos días antes porque mi suegro cayó gravemente enfermo. Por suerte decidimos seguir a adelante y gracias a eso al menos pudo ver a su hijo casándose, aunque fuera en vídeo.

Solo sé que nuestra boda, superó con creces la boda de mis sueños.