La boda de Victor y Ruth en Mutxamel, Alicante
Al aire libre Verano Rojo 3 profesionales
V&R
24 Jun, 2017El día de nuestra boda
El gran día llegó después de tanto esperar y desesperar. Después de tanto estrés por los preparativos a lo largo de un año. Todos los nervios empezaron a aflorar y nos ansiábamos el uno al otro pero decidimos hacer una ceremonia civil con todos los rituales tradicionales, así somos. Pasamos la noche de antes separados y rodeados de nuestras familias y, en su caso los bestman y en el mío mis damas de honor. Y a lo largo del día fue creciendo las ganas de vernos vestidos para la ocasión. Yo me preparaba en la finca y él en casa de sus padres. Y cuando al fin llega el momento en el que da comienzo al gran evento.
Todo pasa tan deprisa que apenas te das cuenta de lo que está sucediendo, gracias que el gran equipo de la finca que lo tenía todo controlado y bien organizado fue increíble. La recepción la decoraron mi marido, su madre y la mía, que tenían una cesta cada una de pai pai con un impreso del programa de boda y otra con tapones para los tacones (ya que era todo césped como yo quería, verde, verde, verde), dándole la bienvenida a las invitadas junto con el novio. Cuando ya estuvo todo el mundo en la zona de la ceremonia, Por cierto preciosa.
Seguir leyendo »Dio comienzo el paseito por toda la alfombra roja que recorría toda la finca. En primer lugar el novio abría el desfile junto con su madre, después su padre y mi madre (que a mí me gusta hacer partícipe a toda la familia), luego los 4 bestman emparejados con mis 4 damas de honor, luego la pareja de niño y niña con los pétalos y los anillos y ya por fin mi padre y yo, hecha un flan. Cada paso que daba me acercaba más a él y más nerviosa me ponía.
No pude fijarme que a la entrada estaba la mesa auxiliar muy bien vestida con los conos de arroz, las lágrimas de felicidad y las pompas de jabón, me lo dijeron, ni en la decoración del cenador con sus telas blancas y flores que he visto en fotos. Sólo deseaba verlo a él, a mi inminente marido. Vestido de gala, tan guapo y estiloso. El traje le quedaba como un guante y el color totalmente acertado.
Y con esa bonita y preciosa cara que reflejaba felicidad a raudales y emoción sin prejuicios. Resaltaba todavía si cabe, su belleza tanto interna como externa. Lo quiero, lo adoro y ese día se me cayó todo cuando lo vi. Somos muy empalagositos nos dicen la gente que nos conoce pero los que no lo sabían lo pudieron comprobar ese día. En la ceremonia creo que no se salvó nadie y todos derramaron alguna lagrimita porque hubo para todos, mi primo Alberto hizo muy bien su papel de maestro de ceremonia, le puso ese toque alegre suyo que tanto nos gusta.
Mi hermano, su madre, la mía y su hermano nos dedicaron unas sentidas y divertidas palabras y para completar realizamos el ritual del fuego (como el día lo precede y buenos Alicantinos) para sellar nuestra unión junto con el intercambio de anillos. Todo esto amenizado con música de piano de fondo en directo. De allí pasamos por una marabunda de arroz y pompas muy divertida de la que logramos escapar para ahora sí disfrutar con todos nuestros invitados. Nosotros abrimos el cóctel con unas cervezas y a partir de ahí, ya todo sucedió muy rápido. Apenas comí ni bebí nada ocupándome de las felicitaciones y fotos. Sí sé que mis invitados disfrutaron de los entrantes calientes que ofrecían los camareros y de las mesas del jamón, quesos y sushi. Y de las bebidas de todo tipo que se ofrecían además de la quintería tan graciosa que montaron.
Después de una larga hora, hicimos los honores de cortar la cinta que daba paso a la zona del banquete con una bonita entrada para que los invitados fueran acomodándose en sus respectivos sitios que anteriormente pudieron comprobar en el precioso setting decorado estilo vintage, con su portón de madera desgastada y la bicicleta vestida de flores de paniculata. Y tendido en cuerdas las hojas con las mesas y los nombres de cada uno. Me acuerdo bien porque nos fotografiamos allí mientras se sentaban los invitados, bonito y encantador.
Después hicimos el gran brindis con las copas vestidas de novios desde lo alto del escenario finalizando con dos fuentes de fuego frio. Nos aplaudían y vitoreaban y emocionados dimos comienzo a la gran cena. Compartiendo la mesa con nuestros padres y comentando tan especial noche. Tampoco pude comer mucho pero si algo de vino aunque el pescado estaba buenísimo. Justo antes de la tarta repartimos los regalitos especiales que terminaron por agotar las pocas lágrimas que nos quedaban. Con los ramos de flores y las bolsitas de cartón decoradas. Fueron muchos los sorprendidos y emocionados como nosotros. Pero de verdad se lo merecían por su enorme apoyo. Como después, repartiendo los regalos al resto de los invitados. Después la tarta y el manchurrón de turno al cortarla, cómo no, que si yo te mancho a ti, que si tú me manchas a mí y al final los dos pringaos.
Mientras comíamos la tarta intentamos poner nuestro videoclip de la preboda pero al final no pudo ser, problemas técnicos. Abrimos el baile con nuestro preparadísimo baile nupcial que nos salió clavado y continuamos con un flashmob que preparamos con todos nuestros amigos y con el que disfrutamos muchísimo y con el que sorprendimos al resto de los invitados. Para finalizar tanta organización unos fuegos artificiales que iluminaron nuestras caras de felicidad absoluta. Exhaustos del cansancio y los nervios nos dejamos llevar bailando, bebiendo y riendo con todos los invitados. Imprimiendo instantáneas en el fotomatón con divertidos atrezzos como bonito recuerdo para nosotros y para ellos. Y todo el evento fotografiado y videografiado por unas encantadoras chicas, que también dejaron maravillosos momentos grabados.
Y hasta que nuestro cuerpo no aguantó más y nos dirigimos a la suite nupcial de la finca donde no podía faltar la entrada. Cruzar el marco de la puerta en brazos de mi marido. Y de lo cual hay un divertido video donde al final la cosa no acaba muy bien, sino al revés, literalmente, se me vio hasta el alma. Apenas dormimos, entre las 10000 horquillas y ganchos que tuve que quitarme (hubiese encontrado antes la aguja en el pajar) Y lo temprano que inauguraron mis sobrinos la piscina, apenas me dio tiempo a cerrar los ojos. Pasamos un gran día en aquella acogedora finca. La familia más cercana y algún rezagado pasaron también la noche allí y para desayunar los de la finca nos prepararon un pequeño buffet de bollería zumos y café y para comer unas deliciosas paellas con sus ensaladas y toda la bebida que pidieran. Y todavía teníamos el fotomatón para seguir imprimiendo. Fue maravilloso, espectacular. Y salió a pedir de boca. Fue el día más feliz de mi vida.
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