La boda de Victor y Esther en Leganés, Madrid

Todavía por aquel entonces quedaban 1 año y dos meses, y ahora ya hemos vuelto del viaje.

Tras todos los preparativos, el ir y venir a los sitios y comprar las cosas, llegó el día.

El 14 de junio me levanté un poco antes de las 10 de la mañana, y me fui a la óptica a que me pusieran lentillas (tengo el nervio muy fuerte y yo sola no puedo), luego sesión de belleza, nos fuimos a “la pelu”, maquillaje y demás. Llegamos a las 3 de la tarde más o menos, mi madre, una amiga y yo listas para vestirnos. Mientras todos se visten, yo tranquilamente como algo (como puedo) por el maquillaje, ellos corriendo para un lado y para otro.

A las 15:45 llegó Edu el fotógrafo, y comenzó la sesión de fotos entre sonrisas y un ambiente de tranquilidad y alegría absoluto. Nada de nervios (por lo menos yo). La novia empezó a tomar forma, vestido, complementos zapatos, mantilla y salí de la habitación al salón donde me siguieron haciendo fotos y esperamos al coche, bajé y me encontré a mis vecinas que me tenían la puerta abierta del portal. Y ahí estaba el coche esperándome con la puerta abierta y el primo del novio esperándome.

Hicimos un recorrido muy divertido entre risas y bromas, y lo mejor llegó cuando llegamos a la iglesia y todavía estaban todos fuera de la iglesia. ¡Pero esto que es! ¡Hasta el novio fuera! Fuimos todos dentro que ya llegó la novia y encima me tocó esperar a que entraran todos. Lo que nos pudimos reír, los 4 en el coche.

Ya están todos dentro y tocó hacer el “paseíllo” más difícil de todos, la llegada al altar, ahí pasé mucha emoción contenida, casi lloro, pero me lo aguanté como pude (el maquillaje) delante de mí los 4 sobrinos de Victor y la ceremonia, solemnidad y todo bien.

Cuando salimos y tras la lluvia de arroz y pétalos, saludamos a los invitados y nos fuimos a hacernos las fotos al Parque del Capricho, tuvimos suerte y con la luz que había salieron unas fotos muy bonitas.

Y luego a la fiesta y sesión de fotos con los invitados, nos lo pasamos genial. Videomatón, fotomatón, regalitos, candy bar, tarjetas de agradecimiento, unas letras gigantes que pedí a un proveedor de aquí y sorpresas para algunos invitados (cumpleaños, embarazada, 3 ramos y regalos para los padres y las madres) y al final un baile sorpresa que estuvimos ensayando durante la semana de la boda.

Me han dicho que no habían ido nunca a una boda así, ¡que se lo pasaron genial! Es una pena, me acuerdo de todo, pero se pasa todo tan rápido.