La boda de Tony y Soraya en Badajoz, Badajoz
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T&S
28 Mar, 2015El día de nuestra boda
Tony y yo llevábamos 4 años viviendo juntos ya y venimos de otro matrimonio los dos. La verdad es que, con ese historial, ya no esperaba que me fuera a pedir que me casara con él. En resumen fue una pedida en plena concentración motera de la que éramos organizadores. Me hizo mucha ilusión, porque aunque sea mi segunda boda, en la primera no me lo habían pedido. Partiendo de eso, no tuvimos ninguna duda en que la temática de la boda fuera motera y coincidíamos en todas las decisiones, Tony participó mucho en la organización, cosa que no debería sorprenderme ya que organizamos eventos moteros, pero la organización de una boda muchas veces aburre a los hombres. Conforme el día se acercaba, los nervios se iban notando muchísimo. Saltábamos por todo, ¡teníamos los nervios a flor de piel! Encima me vino la regla, pero menos mal que fue unos días antes, aunque eso no ayudó a tranquilizarme.
¡Y por fin llegó el día!
En la mañana del día 28 de marzo, mi futuro marido salió a por los globos que pondríamos en nuestras motos, ¡y qué guapísimo estaba! Fuimos juntos hasta el garaje a por las motos, y ya no lo volvería a ver hasta la hora de la boda en la plaza del Ayuntamiento. Yo recogí mis cosas, dejé la moto en la modista, fui a desayunar en el bar de unos amigos, muy tranquila, luego fui al peluquero que estaba a dos calles de la modista. Cuando llegó la chica a maquillarme noté como me iba poniendo nerviosita, y ya en la modista ¡temblaba como un flan!
Seguir leyendo »Mi vestido desde el principio quise que fuera algo “ponible”, sencillo. Pero estuve cambiando cosas hasta la última semana. Novia motera lista, con mis botas de Harley Davidson con tacones, y mi diadema de flores, con tachuelitas de pinchos entre una rosita y otra. Todo muy divertido y auténtico. Llamé a mis chicas moteras, y ellas vinieron a acompañarme. Traían el globo que adornaría mi moto, una novia enorme. Salí yo delante, ellas detrás, arregladitas, algunas en vestido como yo, chaquetas de cuero y tacones. Pasamos por la calle Juan Carlos I pitando y llamando mucho la atención. ¡Todo un espectáculo!
Al subir hasta la Plaza de España los chicos ya nos esperaban. Fue muy bonito cuando Tony vino con su moto se colocó a mi lado para rodar juntos hasta el Ayuntamiento. En su moto sonaba Who Do You Love, de George Thorogood. Que ya habíamos elegido con antelación. Yo no podía dejar de sonreír. Tenía miedo de cómo se me daría conducir mi moto con tacones y no es que sea fácil, pero todo salió bien! Teníamos permiso para aparcar las motos en frente al Ayuntamiento y así lo hicimos. Nos saludaban moteros que habían venido de muchos puntos España, ¡hasta de Valencia han venido, y también de Portugal! No teníamos preparado nada para la ceremonia civil, porque hemos querido realizar un rito Celta en el chalet donde haríamos la fiesta, pero al final Tony me sorprendió sacando un folio de su chaleco. Tenía un pequeño discurso preparado, y resultó ser las palabras más románticas y emotivas que alguien podría haberme dicho, nunca las olvidaré. Casi todos en la sala lloramos, incluido el novio que tuvo que detenerse más de una vez por no conseguir leer de la emoción. Hasta el fotógrafo vino a felicitarme de lo emotivo e increíble que fue todo. Hicimos algunas fotos rápidas, y también en el balcón, a la salida nos tenían preparadas dos copas de champan y nos esperaban todos los moteros con los cascos alzados haciéndonos un pasillo donde también hubo lluvia de pétalos de rosas rojas.
De vuelta a nuestras motos, esta vez sonaba Poison de Alice Cooper, una de nuestras canciones, por la letra tan apasionada, ¡cómo nosotros! Fue muy divertido conducir hasta el chalet, los coches nos pitaban para saludarnos. Mi globo-novia perdió la cabeza por el camino, lo que dio lugar a bromitas de que la novia había perdido la cabeza. Jaja Y si no bastase, el globo-novio también perdió la cabeza, unos segundos después! ¡Una anécdota muy graciosa!
Al llegar uno de los camareros nos sirvió la primera cervecita en una copa, vestido de motero, ya que él por lo visto lo es y se identificó con nuestra boda, fue un detalle de su parte para luego volver a ponerse su uniforme.
Antes del banquete, teníamos preparado un cóctel a los invitados, mientras realizábamos el ritual de Handfasting (Unión de las Manos). Todo eso con un paisaje de la Dehesa Extremeña al fondo y un día caluroso y perfecto de 28 grados.
El lugar y servicio del catering de Jose Fiestas fueron impecables! Todos muy contentos y disfrutando muchísimo. La barra libre se animó aún más con el conciertazo del grupo La Galería, que tocan clásicos del rock. Y la que os escribe hizo sus pinitos con un par de canciones.
No quiero alargarme más, porque los detalles eran muchos, la tarta, las chapas que dimos con nuestro logo de la boda… todo salió a la perfección. Estamos y somos muy felices juntos, compartiendo nuestra pasión por la vida. Que así siga siendo, rodando juntos en una misma dirección!
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