La boda de Sonia y Rubén en Bilbao, Vizcaya

La ceremonia fue sencilla pero bonita. Mi marido entró con su madre mientras sonaba una de las canciones de “Regreso al futuro” (es fan de las películas). Yo entré con mi padre mientras sonaba la canción “Rivers flow in you” de la película Crepúsculo. A la hora de intercambiar los anillos mi prima pequeña nos los acercó mientras sonaba “Leyendas de pasión”, y fue muy emotivo. Y por fin, mientras sonaba la canción de “Ghost”, nos prometimos en matrimonio. Fue uno de los momentos más maravillosos de mi vida. Nos unimos en un beso y después no podíamos dejar de abrazarnos.

Del palacio fuimos al restaurante donde haríamos la sesión de fotos ya que tiene unos preciosos jardines, y donde haríamos la ceremonia religiosa. Así que según llegamos, bajo una carpa, y rodeados de naturaleza, comenzó la ceremonia religiosa. Cuando terminó nuestro mejor amigo nos dedicó unas palabras preciosas y todos acabamos llorando. Pero fue uno de los mejores regalos que podíamos tener. Ahora tocaba la sesión de fotos, así que mientras los invitados disfrutaban del cóctel nos hicimos el reportaje de boda.

Una vez terminado tocaba ir a comer, que ya había hambre. Los invitados esperaban en el salón y según entramos comenzó a sonar la canción de “Rocky-eye of the tiger” ¡y fue super divertido! Los invitados se pusieron en pie, a chillar, aplaudir, con objetos de fiesta, matasuegras, ¡fue toda una entrada!

La verdad es que estábamos muertos de hambre, y la comida estaba buenísima. Para la tarde escogimos la canción de Christina Aguilera y Luis Fonsi “Si no te hubiera conocido”. Después una amiga nos regaló una revista, hecha exclusivamente para nosotros con la que nos reímos un montón. También hubo un momento muy especial, que fue la entrega de ramos a las madres y abuelas para la que usamos la canción “Es mi madre” de Isabel Pantoja. Hubo lágrimas a raudales.

Y así el día iba pasando, sin que nos diéramos cuenta. Llegó el momento del baile, que fue precioso. Sonó la canción de Il Divo “Hasta mi final”, y aunque estábamos un poco nerviosillos no dejábamos de reírnos.

Así dio comienzo la fiesta. ¡Y lo pasamos genial! La noche fue llegando a su final, pero nosotros, aunque apenados por ello, también deseábamos estar a solas. Hablar sobre todo lo que había sucedido y lo que no esperaba es llegar al hotel y encontrarme lo que me había preparado. La habitación estaba decorada con velas, llena de pétalos de rosa, y un camino hecho con pétalos te llevaba hacia la cama, donde había un precioso corazón hecho con pétalos también. En cada esquina una rosa y dentro del corazón una carta junto a unos bombones. Fue lo más romántico que jamás había visto, y aquello era para mí. Lo había puesto todo al detalle, para que no solo el día en sí, sino que la noche también fuera perfecta.