La boda de Simon y Nazareth en Cartagena, Murcia

El día de nuestra boda

No hay día que pase que algo no me recuerde ese momento, ese día de máxima felicidad.

Fue tal y como pensábamos: diferente, especial y muy nuestro. Mi marido es militar y los dos somos moteros, así que imaginaos la mezcla.

Él iba vestido con el traje de gala del ejército del aire y yo con un vestido que diseñé yo misma y me confeccionó una modista. Tenía la idea muy clara y me lancé a hacerlo, ¿por qué no? A veces, con un vestido así, nos vemos como disfrazadas, y yo quería ser yo misma, ir de mi estilo y con algo que me caracterizara.

Fui a la iglesia en un Mustang deportivo rojo y blanco a juego con mí vestido y escoltada por las motos de algunos miembros del club al que pertenecemos.

La ceremonia solo hay una palabra para describirla: familiar, ya que mi tío era el cura. Salimos por un paseíllo de espadas, cascos y mucho arroz, ahí tocó remangarse las miles de capas del vestido y subirse en la moto e ir a echarnos las fotos al centro de la ciudad, eso sí, escoltados de todas las motos, incluida mi fotógrafa.