La boda de Sergio y Sonia en Valdepeñas, Ciudad Real

Luego fotos con la familia, en fin, lo normal. A las 18:20 horas el novio avisó al padrino que ya se iba para la ceremonia, (fue ceremonia civil, nos casamos en el restaurante), así que a los 10 minutos salimos nosotros para allá, ¡imaginaros como estaba de tranquila que estaba en el sofá viendo la tele!

Salimos para la ceremonia y al llegar, allí estaban todos dentro, esperándome y mi sobrino que llevaba una pizarra donde decía “Sergio prepárate que llega la novia”, ¡esperándome fuera! Nos colocaron a la entrada, empezó a sonar la canción con la que yo entraba y para dentro. Allí estaba mi marido, el pobre sudando como un pollo, de los nervios que tenía y el mal rato que estaba pasando que le daba muchísima vergüenza.

Fue una ceremonia muy bonita y emotiva, (todo el mundo llorando). Después la enhorabuena de los invitados, ¡y al salir una traca de miedo! ¡Me quemaron hasta la cola del vestido, ¡menos mal que no ardió!

Después los invitados se quedaron en el cóctel y nosotros nos fuimos a hacernos las fotos, a los caminos de la Finca las Agrupadas, donde han tenido que salir unas fotos preciosas, con la puesta de sol de fondo, ¡aunque aún no las tengo y ya tengo muchas ganas de verlas!!

A la vuelta de las fotos ya estaba todo el mundo dentro, esperando nuestra llegada, así que nada pasamos, brindamos, cortamos la cinta, ¡y a cenar!

La cena, el restaurante, los camareros, ¡todo perfecto! Durante la cena nos pusieron vídeos de fotos de cuando éramos pequeños, a mi chico un vídeo de su despedida de soltero, nos hicieron varios regalitos, chulísimos, y nosotros sorprendimos a algunos de los invitados, a las abuelas un ramo de flores, (¡lo que lloraron las pobres!), a una amiga embarazada una tarta de pañales, y a una pareja que ese mismo día era su aniversario un bono de spa para los dos.

Y ya una vez pasado todo, que pasa super rápido, empieza la barra libre, y a bailar... Estuvimos allí hasta las 5.30 más o menos y después acabamos comiendo gachas en el bar de unos amigos hasta que se nos hizo de día.

Fue un día espectacular, que volvería a repetir sin dudar, y que además disfruté muchísimo porque no estuve nada nerviosa en ningún momento.