La boda de Sergio y Silvia en Cartagena, Murcia

El día de nuestra boda

Nuestro día B fue emotivo, único y diferente, nada convencional. Nuestra boda fue un enlace civil, pequeño e íntimo, porque nos gustan las cosas sencillas. Una mañana de nervios desde muy temprano por ambas partes, horas de peluquería y un vestido sencillo de corte romántico-midi y estilo años 50 me esperaban. Me encantaba la idea de enseñar mis zapatos plateados con brillantes y ser una novia diferente. Mi marido se enamoró más al verme de blanco, y yo de él al verlo por 1ª vez con un traje; desde esa mañana todo el día era especial para los dos, era nuestro día.

A las 12 del mediodía ya éramos marido y mujer tras 5 años llamándonos novios como quinceañeros.

Para nosotros no sonó la marcha nupcial, pero hicimos de "No dejes de soñar" de Manuel Carrasco nuestra canción (y que decidimos diera comienzo a nuestro banquete). Un entorno distendido con nuestras familias y más allegados, aderezado con un cóctel en el que fue difícil estar pendiente de todo y un divertido photocall. Y, tras ellos, la ceremonia de la arena que decidimos incluir, sonando "Hasta mi final" de Il Divo (¿qué mejor canción de boda que esa?), un momento simbólico que representa lo que somos: dos almas que transitaban caminos distintos, y que un día se cruzaron para no separarse. Él, arena azul; yo, blanca. Los colores predominantes en mi ramo y la decoración (globos, flores...). Casi toda la organización fue “low cost”, con detalles DIY, tarjetas de invitados elaboradas por mí, mi ramo de flores de telas azules y una lista de canciones hechas en Spotify. Menos es más.