La boda de Sergio y Rosa en Granada, Granada
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S&R
27 Oct, 2018El día de nuestra boda
Ha pasado ya un mes y todavía cierro los ojos y pienso en ese día...
¡Hola a todos! Mi nombre es Rosa y os voy a contar cómo transcurrió el día B.
Empiezo desde la noche previa, cuando me fui con mis padres a un apartamento del realejo que alquilamos en Airb&B (soy de un pueblo de Córdoba y me casé en Granada, de donde es Sergio). Esa noche, después de cenar, hice mis votos. Sí, sí, la última noche. Estaba muy tranquila y me fui a dormir casi como una noche más. Sí que me desperté un poco antes de lo normal, ¡sobre todo porque ya estaba mi madre dando vueltas por el piso más nerviosa que nadie!
6am. Me dio tiempo a ponerme una mascarilla, ducharme tranquilamente, desayunar y esperar a que llegasen la peluquera, maquilladora y primeros amigos. Entre tanto, Sergio y yo hablábamos por whatsapp de lo nerviosos que estaban nuestros padres y bromeando un poco.
9am. ¡Comienzan los preparativos! El día estaba un poco lluvioso y frío, pero había que ponerse la famosa batita de novia... ¡Yo me dejé los pantalones del pijama y una camisetilla debajo hasta que llegó el fotógrafo! Ya peinada y maquillada y, entre tanto, mi madre hacía lo propio, llegó el fotógrafo (Sergio Rojas) al piso y había que vestirse y sacar fotos de todo. Hasta ahí todo normal. Nervios bajo control. Empezaban a llegar los primeros amigos. Volvía a sonar el timbre, subía mi cuñado, quien nos iba a llegar en el coche bonito hasta donde se celebraba la boda. Lo veo aparecer con una guitarra a cuestas. ¿Dónde vas con la guitarra, Manu? Sin contestarme, se pone con una rodilla hincada en el suelo a tocar y cantar. ¡Sergio me había preparado una sorpresa! Manu es cantante y bajista de un grupo, y le pidió que me cantase una canción que nos encanta 'Faro, de Jose Antonio Delgado. Ahora sí, nervios disparados. Primer momentazo del día, no me esperaba nada de nada.
Seguir leyendo »Ya nos vestimos todos, fotos de un lado y de otro, y al coche. Seguía lloviendo, y aunque habíamos preparado un plan B por si ocurría esto, yo seguía rezando para que dejase de llover y nos dejara celebrar la boda en el jardín. También había un plan C por si se caía el cielo, pero no llegó a tanto, menos mal...
Oye, ni a cosa hecha. Casi llegando a Chauchina ¡dejó de llover y salían algunos rayitos! Qué suerte, qué suerte. Estaba preparada la carpa y todo en el jardín, pero así mucho mejor.
Llegamos a Casa Real Soto de Roma y, de nuevo, otro momento que recuerdo que me puse más nerviosa: ¡la entrada! Una no está acostumbrada a entrar en un sitio y que todo el mundo te mire, te piropee y se fije en todos los detalles que llevas. Y tampoco ando acostumbrada a llevar una cola arrastrando, un ramo y todas estas cosas. Menos mal que iba de brazo de mi padre para apoyarme y resguardarme un poco. Por cierto, el ramo es algo que yo no vi hasta ese día, cuando un amigo lo recogió y me lo trajo al piso. No me podía gustar más. (Mery Liccardi, nuestra wedding planner, captó a la perfección lo que yo quería, y no solo con el ramo, con toda la decoración de la boda y la organización. Gracias, Mery).
Daba comienzo la ceremonia. La hermana de Sergio, Cristina, también música (flautista), junto con algunos amigos, fueron los encargados de poner el toque de glamour a la ceremonia interpretando varias obras de música clásica. Realmente la hizo más bonita y elegante. Jose Luis, hermano mayor de Sergio, ofició. Unos amigos y mi tita nos dedicaron unas palabras preciosas. ¿Os podéis imaginar lo bonito del conjunto, cuando las personas que más quieres hacen todo eso por nosotros? Y la ceremonia terminó con un pasillo de sables muy emocionante.
Los invitados a comer y nosotros mientras algunas fotitos. Terminamos pronto porque ya teníamos hambre y queríamos charlar con la gente. El catering lo sirvió La Borraja. Encantados con el servicio y lo buena que estaba toda la comida. Y durante el banquete hubo más sorpresas: canciones, sorpresas de nuestros amigos, regalos y bailes.
Ya relajados, nos fuimos a bailar. Nuestro primer baile fue 'Toda una vida', de Leoni Torres. Y la noche continuó con risas, fotos, más comida y muchos momentos que recordar y que no se me van de la cabeza.
Terminamos todos muy cansados y exhaustos, ¡lo dimos todo! Tan solo fui una vez al baño en todo el día, para que os hagáis una idea de lo poco que paré. No dio tiempo ni a retocarse el pelo, ni a volver a pintar los labios... ¡Dicen que las cosas realmente buenas despeinan y vaya qué pelos!
Volvería a vivir ese día mil veces más.
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