La boda de Sebastià y Àngels en Inca, Islas Baleares

El día de nuestra boda

Como nos casábamos por la tarde, el día empezó como otro cualquiera: desayunar, pasear a la perra y preparar la comida. La cuenta atrás empezó en la cita con la peluquera, que era a la una. No estaba para nada nerviosa, era como si estuviera en un sueño, como si no estuviera pasando en la realidad. Al llegar a casa a las tres, aún quedaba una hora para que viniera mi hermana a ayudarme con el vestido. El fotógrafo llegó tres cuartos de hora más tarde y fue a casa de mi suegro a tomar unas instantáneas de mi futuro marido con los familiares y amigos que se unieron en ese momento. Mi hermana llegó un cuarto de hora tarde, cosa que me puso un poco nerviosa, ya que mi sesión fotográfica era a las cuatro y media. Mientras nos vestíamos mi ahijado y yo, empezó a llegar gente a casa y todo el rato tocaban a la puerta para que saliera (buf, ¡qué estrés!). Al salir todo fueron alabanzas y empezaron las instantáneas. Un amigo de Sebastià me trajo el ramo e hizo una poesía mientras me lo daba. Finalmente todos se fueron hacia la iglesia y nos quedamos mis padres y yo esperando al chófer que nos llevaría hasta allí.