La boda de Sara y Samuel en Las Palmas De Gran Canaria, Las Palmas
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19 Dic, 2015El día de nuestra boda
Cuando te das cuenta de que quieres pasar el resto de tu vida con una persona, deseas que el resto de tu vida comience lo antes posible. Esa sensación de satisfacción infinita que se siente cuando algo que has deseado y esperado con todas tus fuerzas se cumple no tiene precio. He de decir que tanto yo como mi ya marido disfrutamos del camino de casi dos años que recorrimos para llegar al día de nuestra boda. Jamás pensé tener mejor organizador o mejor ayudante en las decisiones importantes. Samuel siempre se involucraba, siempre decidía, siempre queria saber, es más hasta se enfada por no saber. He de decir que vivimos este proceso que a pesar de lo difícil que puede resultar para algunas parejas, para nosotros estuvo lleno de diversión, de amor y de mucho mimo y cariño para que todo saliera bien.
Nunca me consideré una novia nerviosa, y creo que esa tranquilidad quedó bien reflejada el día de nuestra boda. Samuel y yo dormimos en casa como hacemos habitualmente la noche antes de la boda, nos levantamos más bien tarde, he de decir que dormí como si la cosa no fuera conmigo. Tanto Samuel como yo desayunamos juntos con la mayor tranquilidad, hasta me tomé el lujo de dejar para montar el día de nuestra boda unos regalos especiales que se me habían ocurrido, yo siempre pistola de silicona en mano, hasta en mi boda.
Seguir leyendo »Cuando llegamos a la finca, ambos revisamos juntos que todo estuviera marchando, no había mucho que hacer, se habían encargado de todo por nosotros así que solo nos quedaba pasear y esperar que llegaran nuestros respectivos peluqueros y demás personas que nos ayudarían a prepararnos.
Las horas fueron pasando tranquilas hasta que llegó el momento, recuerdo que en algún momento me quedé sola en mi habitación sentada y mirando colgar mi vestido, mientras otra vez yo, pistola de silicona en mano, monté la empuñadura de mi ramo de novias, para mí era muy especial llevar a mis chicas cerca, así que ahí estaba yo liando una pistola en mano. Había llegado el día por el que tanto habíamos trabajado, y solo sabía una cosa, que los nervios fuera absolutamente porque tenía claro que iba a vivir y a disfrutar mi día al máximo. Al segundo empezó el mini caos, veo entrar una avalancha de gente por mi puerta y decirme, ¿pero Sara aún no estas vestida? Si Samuel ya está en la Iglesia. Bendita pachorra la mía me habían dejado sola y yo no estaba ni pendiente del tiempo. Ahí estaba mi cuñada hiper embarazada tirada por los suelos vistiéndome a toda prisa, jamás olvidaré ese momento fue hiper divertido, pararme y ver como todos se estresaban y apuraban por vestirme, mientras yo seguía con mi particular pachorra.
No puedo describir con palabras lo que fue sucediendo desde que empecé a caminar por ese ansiado pasillo donde al final estaba mi futuro marido. Desde la primera vez que vi esa sonrisa lo supe. Supe que esa era la sonrisa que quería ver cada día al despertar.
Después de eso solo recuerdo reír y llorar a partes iguales, comer, disfrutar, bailar y vivir a tope todo lo que con tanto amor y cariño habíamos preparado para nosotros y todos los que nos acompañaron ese día. Voy a aprovechar la crónica de nuestra boda para agradecer a todas esas personas que hicieron que nuestros sueños se cumplieran uno a uno, ya que no va a hacer falta contaros mucho sobre mi día, cada imagen habla por sí sola, por ello empiezo agradeciendo enormemente el haber tenido unos proveedores a cual mejor, por haber hecho de nuestro día una realidad que superó sin duda nuestras expectativas, por cuidar cada detalle con tanto mimo y cariño, por hacer brotar sentimientos no solo a nosotros sino también a cada uno de nuestros invitados, por hacer que comiéramos, bebiéramos y disfrutáramos cada segundo de la noche y, sobre todo, por realizar un trabajo tan inmejorable, que tanto yo como Samuel sentimos que lo hacían para ellos mismo.
Por supuesto a nuestras familias y amigos que han estado hombro con hombro ayudando y apoyándonos en cada una de nuestras locuras, por reír, llorar y disfrutar tanto o igual que nosotros de nuestro día.
Y por último y para mí de lo más importante a mis chicas, a mis novias, a ese club de las novias que nació de este maravilloso foro que tanto me ha ayudado en mi proceso. A ellas por estar en mi día conmigo, cerca de mí, en mi corazón, y envolviendo mi ramo, y en mi gran sorpresa al tenerlas en vídeo en mi boda. A ellas por darme el placer de no haberme casado una vez este año sino 17 veces, porque he llorado con cada uno de los 17 sí quiero, y más al pronunciar el mío y tenerlas tan presentes, gracias por ese sentimiento tan inmenso que no pueden describir las palabras.
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