La boda de Santi y Arancha en Alalpardo, Madrid
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S&A
13 Sep, 2014El día de nuestra boda
Santi y yo nos casábamos la tarde del día 13 de septiembre en el Club de Golf Retamares. El día era cálido y soleado. Llegué a Retamares sobre la una y nuestra suite ya estaba lista (gentileza de Roxanna, porque normalmente se entra algo más tarde). La peluquera ya estaba allí y empezó a marcarme el pelo.
Sobre las 14:30h ya habían llegado algunos invitados, sobre todo amigas mías, con las que comí en la terraza, charlando. Tuve una breve reunión con Gemma, quien me ayudó con todos los preparativos y coordinación de la boda, y mi amiga Miriam, wedding planner de Zaragoza que también se ocupó de algunas cosas. Les di las indicaciones y Gemma me dijo "Estás tan tranquila que no pareces la novia!". Por supuesto: estaba con mis amigas, sabía que estaba todo bajo control y mi boda la llevaban personas de mi absoluta confianza. ¡Sólo me quedaba disfrutar al máximo de la boda!
Terminaron de maquillarme y hacerme el recogido: una trenza de espiga recogida en un moño bajo lateral para la ceremonia, que luego me solté y quedó la trenza de espiga para la cena y el baile. Mis amigas y mi hermana me ayudaron a ponerme mi vestido de Pronovias (con un tono rosa que me encanta), mis zapatos de baile plateados que aprovecho hoy en día para salir a bailar y el resto de complementos.
Seguir leyendo »De pronto, empecé a notar que algo no iba bien... alguna cara desencajada, nervios, pero nadie me decía nada. Y entonces, el bombazo: mi padre, el padrino, que se vestía allí, se había dejado el pantalón del traje en casa, a 45km de donde estábamos. Y se había dado cuenta escasamente una hora antes de la ceremonia. Os podéis imaginar: Gemma retrasando todo y calmando la situación, mi madre súper nerviosa, y mi padre que coge el coche y se va volando a casa a por el medio traje que le faltaba. Por fin llegó y pudimos salir con 45 minutos de retraso. ¡Mis invitados creen que soy de las novias más tardonas que han visto!
Por fin, salimos a la zona de la ceremonia, que estaba preciosa con la alfombra blanca con pétalos, las sillas de tijera y las flores en cubitos de cinc.
Ofrecimos a los invitados paipais, a los que pusimos el sello que hicimos para la boda, protectores de tacón para las señoras y bolsitas craft de pétalos para nuestra salida.
Nuestros sobrinos, que salieron delante de nosotros, llevaban las alianzas en un porta alianzas de arcilla blanca con nuestras iniciales que hice yo misma y una pizarra con forma de corazón en la que ponía "Aquí llega la novia". Se le había borrado la mitad de la frase de tanto toquetearlo, pero le daba un aire infantil que me encanta.
No nos olvidamos de nadie, y pusimos una silla vacía con una rosa blanca y un cartel que decía "Por los que ya no están pero nos acompañan desde nuestros corazones". Echamos mucho de menos a varias personas muy especiales que se han ido antes de tiempo y fue nuestro particular homenaje.
Las lecturas las hicieron mis amigas y el hermano de Santi, todas con mucho cariño pero con mucho humor (no se sabía si las lágrimas eran de risa o de emoción) y una amiga con la que hablamos meses antes de la boda y nos dio unos consejos preciosos fue la encargada de guiarnos en la ceremonia de las rosas.
Después llegaron las fotos de grupo con las letras gigantes, que dieron muchísimo juego durante el cóctel, y ya pasamos a cenar. ¿Quién dijo que las novias no prueban bocado? ¡No fue mi caso! Estaba todo delicioso.
Dimos bastantes regalos pero, para hacerlo más ameno, grabamos en una sola pista de audio varios trozos de canciones con los que dar los regalos especiales: a los padres les regalamos unos Hofmann con la historia de cada familia y los dos terminan con nuestra historia, y les damos las gracias por servirnos de ejemplo para formar nuestra familia; a los hermanos de Santi unas tazas personalizas; a mi hermana, el ramo y un cuadro de una foto de las dos con unas frases que le escribí sobre qué es una hermana; a los próximos en casarse, una plantita; a la persona que nos presentó una taza personaliza y los futuros papás unos baberos en los que pone "Yo también estuve en la boda de Aran y Santi".
Entonces llegó uno de los momentos señalados de la noche: la tarta. Y no sólo porque fuera una preciosa naked cake de cuatro pisos de vainilla con arándanos, decorada con frutos rojos y ramitas de olivo (como guiño a los olivos que tienen mis abuelos). ¡Es que nos pusimos un delantal y un gorro de cocinero y la sacamos nosotros mismos!
De detalle de boda regalamos a las señoras un tarrito de mermelada y un alfiler personalizado: eran mini-novias como yo iba vestida y peinada, y para los caballeros una Wilkinson con su propio nombre grabado.
Antes del baile, Tu Vida en un Vídeo proyectó el vídeo del live edit de nuestra boda, es decir: lo que acababa de pasar. ¡Los invitados alucinaron! A continuación, los amigos de Santi pusieron un vídeo divertidísimo. Todos nos reímos un montón.
Y ahí empezaba la fiesta: queríamos un baile que fuera de verdad una fiesta, así que pusimos chapas, todas con frases diferentes, las barritas luminosas, una pizarra en la barra en la que ponía "Alcohol. Porque ninguna gran historia comienza con alguien comiendo ensalada". Sacaron el photocall, la barra de chuches, pusieron dentro las letras gigantes, trajeron el árbol de huellas... y empezó a sonar nuestro vals... que se convirtió en una salsa, que pasó a ser un merengue y terminó con Party Rock de LMFAO y nosotros bailando con gafas de sol!
Para la música de la boda no queríamos la que se suele poner, así que hicimos nuestra propia lista al DJ con algún pasodoble al principio, música latina actual después y algo de electrónica comercial al final. Y para terminar, una típica de cierre: la marcha Radetzky. Fue muy divertido oír a un invitado gritar al terminar: ¡Feliz año nuevo!
Tengo un gran recuerdo de mi boda y lo mejor es que recuerdo todo con claridad, seguramente gracias a que sólo me puse nerviosa por lo de mi padre. Pero sabía que el resto de cosas (tiempos, música, colocación de la decoración...) estaba bajo control y en manos de personas de mi total confianza.
Las fotos son de Patricia Murcia y Carlos Castillo.
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