La boda de Sandra y Santi en L' Arboç, Tarragona

El día de nuestra boda

Un día increíble... Nos casamos en Masia Papiol, todo en el mismo lugar, ceremonia y banquete. Me desperté para ir a la peluquería con mi prima, mi madre, mi abuela materna, pareja de mi padre y dos de mis tías. Cuando salí de la peluquería mi padre acababa de ir a la floristería a recoger mi ramo, era tal y como me lo imaginé. Después, en mi piso, con mis tres hermanos, mis padres, una de mis tías paternas y la pareja de mi padre. Mi tía me puso el vestido, el porta liguero y el velo, mi madre me abrochó el vestido, me puso la liga y los zapatos y mi hermano mayor me hizo la entrega del ramo.

Era la hora de irnos, a medio camino se me olvidó recoger los anillos de la nevera (los atamos a unas flores), tuvimos que volver a buscarlos, el novio ya se pensaba que me habia dado a la fuga. Cuando llegué me esperé a que el hiciera su entrada, esperé sentada en el coche, de fondo escuchaba su música, ahí, justo ahí, fue cuando me entraron los nervios.

Minutos después nos avisaron que ya podíamos hacer la entrada de la novia. Iba cogida del brazo de mi padre, estaba temblando de nervios. Mientras caminaba veía a la gente de pie, haciendo un pasillo esperando mi llegada, cuando llegué empezaron aplaudir y mi futuro marido empezó a llorar. Fueron un par de lágrimas, pero viniendo de él es mucho ya que es una persona que no muestra muchos sus sentimientos. Mi padre cogió mi mano y la de mi futuro marido y las unió. Nos quedamos varios minutos observándonos. Nos sentamos todos y el tío de mi pareja empezó a dar el discurso. Queríamos algo familiar, sencillo, único… Él lo consiguió. Mis primos pequeños nos hicieron la entrega de anillos. Después nos besamos y los invitados ya estaban preparados para hacer el pasillo y tirar pétalos y arroz.