La boda de Sandra y Carlos en Peñaranda De Bracamonte, Salamanca
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S&C
17 Ago, 2013El día de nuestra boda
¡Hola a todo/as!
No sé ni cómo comenzar a explicar mi maravilloso día... Desperté a las 7 de la mañana para preparar un día que resultó ser espectacular e inolvidable.
De camino a la peluquería pasaban por mi cabeza momentos de mi vida bonitos, tristes, llenos de alegría... Recopilaba minutos de mi vida vividos con el que ya es mi marido; pero también recordaba con tristeza a las personas que ya no están conmigo y que en ese momento echaba especialmente de menos (mis abuelos, mi tía Asu y mi tío Juan).
Una vez en casa vi las caras de alegría de mis padres y mi hermano, llenos de emoción, que quedarán grabadas en mí toda la vida. Mientras mi madre ayudaba a colocarme el vestido, el velo... se me erizaba el vello de emoción y le decía: “¡Mami, ahora sí que sí! ¡Llegó nuestro día!”
Poco tiempo después esperaba a la puerta de mi casa una preciosa calesa de caballos para llevarme hasta la iglesia junto a mi padre y padrino. A esta calesa le precedía otra de menores dimensiones en la que irían los cuatro pequeños que iban de pajes. Fue una sorpresa para todos los invitados, ya que nadie sabía nada, todos pensaban que íbamos a ir en el coche nuevo de mi papi.
Seguir leyendo »El camino hasta la iglesia fue muy emotivo y largo aunque solo fueron 10 minutos, todo el mundo gritaba, ¡viva la novia!, ¡guapa! No me lo podía creer, esa novia era yo.
Una vez llegué, a la puerta me esperaban radiantes, mi esposo y mi suegra, la madrina, con una alegría desbordante.
El momento más emocionante, espectacular y que sacó a todos nuestros invitados su lado más emotivo fue mi entrada a la iglesia, y no solo porque entrase la novia, no, porque fue algo que nadie esperaba.
Yo tenía contratado un coro rociero, y todo el mundo esperaba que empezase la canción de entrada. Cuando comenzaron a escuchar una voz que les era muy conocida pero no era el coro... ¡Es Sandra! ¡Es Sandra! decían, y así fue. Mi entrada a la iglesia fue cantándole a mi ya marido, “Hasta mi final” de Il Divo. Estoy segura de que ni yo ni mi marido, ni nadie de los que en ese momento estaban en la iglesia lo olvidarán nunca.
Una vez pasó la emotiva ceremonia salimos de la iglesia, allí estaba todo el mundo con los saquitos de arroz que yo misma había preparado y algunos con esos tubos de pétalos en forma de corazón que son tan cuquis. Como curiosidad os cuento que al salir se me quedó enganchado el velo en la puerta de la iglesia, y todo el mundo gritando: ¡pero Sandra, sal fuera, no te quedes ahí! Menos mal que mi suegra se dio cuenta, sino allí sigo.
Ahora llega momento de fotos, ya sabéis 2 horitas de reportaje (con mis primos, que eran los fotógrafos y que realizan trabajos espectaculares), y mi maridito ya se moría de hambre.
Una vez en el restaurante, entramos con la música de Flashdance, y las sorpresas continuaban. Nada más sentarnos en la mesa, vemos un regalo… Era una calesa con los novios fofuchos, muy bonita. Nos la hizo mi tía Carmen.
En esos días comenzaban las fiestas de mi pueblo y las mesas estaban numeradas con carteles de los programas de ferias antiguos y como no, la nuestra, el de este año.
A la entrada al restaurante, en una mesa alargada pegadita a la pared, coloqué un árbol de los deseos que yo misma había hecho con la ayuda de mi prima política Laura. Junto a él, un álbum de firmas precioso que habían realizado mis primos, los fotógrafos, con el reportaje pre-boda, y además otro libro de firmas que también nos hizo mi tía Carmen, cargado de cariño y duros días de trabajo que recogen un detalle muy bonito y especial.
Algo que sorprendió a mis invitados fue la tarjeta del menú, en la que aparecía una foto nuestra, que nos hicimos antes de entrar en la iglesia. Todo el mundo pensaba que nos la teníamos que haber hecho algún día antes de la boda, porque todo fue tan rápido... (agradezco a Carlos su trabajo intenso para tener preparadas las tarjetas 2 horas antes de que el banquete comenzara).
Otro detalle que tuve fue colocar mariposas de agradecimiento que yo misma imprimí y pinté a mano, en cada una de las copas (250 mariposas puff). En el segundo plato les regalamos a los papis unos bombones y a las mamis un ramo de rosas, detalle que les emociono muchísimo. En el sorbete, fue el momento de los abuelos. Mi marido tiene abuelos paternos y yo tengo a mis dos abuelitas, cosa que me hacía especial ilusión en el día de mi boda. Les regalamos una rosa preciosa y unos bombones al abuelo.
Casualidades de la vida, que me he casado el mismo día que una hermana de mi papi, y también nos acordamos de ellos, no se lo esperaban por lo que quedaron muy sorprendidos.
Los niños también tuvieron sorpresas, y es que vinieron a visitarles la princesa Blancanieves y el pirata Jack Sparrow, que les ayudaron a comer y tuvieron juegos durante la comida de los mayores.
La tarta de corte también había sido realizada con un diseño especial que yo realicé, de fondant blanco con maripositas color berenjena (colores que aparecen en todos los detalles, además el plata).
Como detalle para los invitados dimos perfumes de Tous, osito que me encanta y del que siempre llevo alguna joyita. Y para los niños cuentos y pinturas.
Además para las mujeres repartí alfileres de mariposita y unos bálsamos labiales caseros que la menda había preparado, cosa que también llamó mucho la atención. Hasta aquí las sorpresas que nosotros teníamos preparadas para nuestros familiares, durante el banquete. Ahora las sorpresas son para nosotros.
Una vez terminamos con el postre vemos como comienza a proyectarse un vídeo realizado por una de mis primis, Laura Baro (un trabajo precioso). El vídeo comienza con fotos de nuestra infancia, cuando un estruendo las paraliza y aparecen mis tíos disfrazados para dar paso a un reportaje grabado en la finca de mis papis, con la canción de Mamma Mia, ¡es muy chulo! Mis abuelas en el columpio balancín, mis padres apareciendo y desapareciendo en una ventana, toda la familia bailando... Es un detalle inolvidable, ¡ahh! y lo mejor las tomas falsas. Ahora momento de inaugurar el baile, arrancando con Me enamoré de ti de Chayanne, versión bachata, bañados en pompas de jabón (pomperos que yo también preparé con etiquetas personalizadas).
Y a partir de aquí, fiesta, fiesta y más fiesta hasta las 4 de la mañana. El resto en el hotel queda para nosotros. Y el domingo comilona con la family. Serán momentos inolvidables, que recordaremos SIEMPRE.
Un besazo para toda la familia y amigo/as y GRACIAS por disfrutar junto a nosotros este maravilloso día.
SANDRA
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