La boda de Sander y Carmen en La Manga Del Mar Menor, Murcia

Cuando por fin quedaba muy poquito para coger nuestros vuelos y llegar a España para la preparación de las últimas cosas en marzo de 2020, mi marido cogió uno de los últimos aviones que salían para Europa desde Sudáfrica, ya que por temas de trabajo yo solo podía volar a la semana siguiente. Y, como os podéis imaginar, mi marido se quedó atrapado en Europa, países bajos, con su familia, y yo en Sudáfrica, además de afrontar muy dolorosamente la cancelación de nuestra boda. No fue hasta 3 meses después que pude coger un vuelo de repatriación y reunirme con él de nuevo en países bajos. Allí estuvimos hasta finales de 2020 juntos, ya que Sudáfrica permaneció cerrada hasta muy tarde.

Para gente como nosotros con familia por todos lados y viviendo en la otra punta del mundo, la pandemia no era únicamente preocuparnos por llevar o no llevar mascarillas el día de la boda, o por respetar la distancia de seguridad, sino más bien si perderíamos de nuevo dos billetes carísimos para poder llegar al día de la boda a tiempo; o si la familia holandesa podría viajar sin problemas a España.

Inicialmente, y después de proponer abril de 2021 y ver que no sería posible, intentamos durante el verano de 2021, pero tampoco pudo ser, sin embargo, hacia agosto, empezamos a ver que la situación parecía favorable para intentar celebrarla en octubre o noviembre. Por ello nos pusimos en marcha y conseguimos cuadrar una fecha para al 20 de noviembre.

Creo que después de tantas cosas que pasaron entre medias, no tengo palabras para describir el día de nuestra boda. Yo aterricé 3 semanas antes de la fecha y fue locura total, una piensa que son cuatro cosas y más cuando quieres algo pequeño y familiar, pero no, fueron 5 millones de cosas que cerrar, comprar, revisar o terminar. Gracias a Dios teníamos el mejor restaurante del mundo, y no lo digo por decir. El equipo de Ana, en el restaurante Área Sunset, no solo nos apoyaron durante los momentos más difíciles de este proceso, sino que crearon la boda de nuestros sueños tal y como la habíamos deseado siempre. Nunca podremos expresar nuestra gratitud hacia todo su equipo. Nos dejaron hacer y deshacer como queríamos, ayudar y colaborar con ellas en la preparación, lo cual nos pareció un detallazo. El resultado habla por sí mismo, solamente tenéis que mirar las fotos dignas de un reportaje para Vogue. ¡A día de hoy, las miro y aún no me lo creo!

El día pasó muy rápido, pero fue perfecto en todos los sentidos. Después de todos los follones con la pandemia, yo solo quería pasarme el día riendo y feliz de estar juntos, pasárnoslo genial, ¡y así fue! Por supuesto, tuvimos que aceptar limitaciones por celebrarla esa fecha, como que por ejemplo ninguno de nuestros amigos Sudafricanos pudo venir al evento, pero pudimos arreglarlo retransmitiendo nuestra boda en directo desde Instagram. ¡Unas 800 personas vieron la ceremonia online! Y mi móvil no paró con comentarios y mensajes de amigos/as repartidos por todo el mundo felicitándonos y diciéndonos lo guapos que estábamos. Aquello fue superespecial y se lo recomiendo a toda persona que no pueda traer a todos los amigos y familia en un solo sitio. ¡Tuvimos gente esparcida por todo el planeta siguiéndonos y compartiendo ese día con nosotros!

¡Como decía, el día fue inmejorable! ¡Tuvimos la mejor decoración, los mejores fotógrafos, el mejor cocktail, performance, menú, música, candy bar, fiesta y la mejor compañía! Nunca, nunca olvidaremos ese día y a día de hoy cada vez que pensamos en ella, solo nos queda sonreír y pensar que fue el día de nuestras vidas.

Para aquellos que están aún por casarse, os deseamos todo lo mejor, nunca dejéis que la pandemia os quite la oportunidad de celebrar vuestro amor con los vuestros (¡los que puedan allí y, los que no, online!) por todo lo alto.

Carmen & Sander.