La boda de Samu y Anna en Sant Marti De Centelles, Barcelona
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S&A
10 Jul, 2021El día de nuestra boda
El día empezó con un poco de estrés, ya que teníamos que preparar y decorar todo nosotros, pero contaba con la ayuda de mis amigas (damas) que junto a mi suegra se pusieron a decorar el arco, poner las decoraciones, preparar los conos, entre muchas otras cosas, lo cual me quitó algo de estrés y lo agradecí un montón.
Cuando fui a maquillarme (en la misma masía donde me casaba) eso parecía un gallinero. Unas amigas por aquí maquillándose, otras peinándose, otras que se pasaban a saludar y otras que entraban a sus habitaciones a vestirse. Fue divertido ver tanto movimiento mientras yo estaba sentada y notaba cómo me iban subiendo los nervios porque el momento se acercaba cada vez más.
Y llegó el momento, y escuché la canción de entrada de mi pareja (Want You Bad de The Offspring), y con nervios entré yo de la mano de mi hermano con la canción Somebody to Love de Queen. No dejaba de reír por un lado por vergüenza y por otro de felicidad.
La ceremonia fue bonita y muy divertida, con toques frikis, por supuesto. Samu me dedicó un texto que me sorprendió para bien, no me esperaba que se lo currase tanto y me hizo mucha ilusión, fue divertido con un montón de referencias frikis y a la vez muy emotivo (y detrás del papel del que leía su texto, había impreso una de las imágenes de gatitos con frases bonitas y graciosas que siempre me envía por Instagram).
Seguir leyendo »Mi suegro, mi hermano, y nuestros amigos también nos dedicaron unas palabras, todo con banda sonora del videojuego Zelda de fondo. Llegó la hora del ritual de la arena y nos reímos cuando dos veces el maestro (un amigo íntimo nuestro) se equivocó al decir el color de una de las arenas, y cuando Samu había metido los corchos de las botellas tan hacia dentro que necesitó una llave para sacarlos.
Ponernos las alianzas fue emotivo (¡y eso que casi no conseguía ponerle la suya a Samu!) con música de la banda sonora de El Señor de los Anillos, y salimos de allí con la canción I'm a Believer en la versión de la película de Shrek.
Fuimos a hacernos fotos bonitas en los alrededores de la masía, y volvimos para entrar en el banquete con bengala de humo (iban a ser dos, pero la de Samu falló en el último momento) y con la canción de Bola de Drac Z (Dragon Ball Z) Llum, foc, destrucció!
Muchas novias dicen que no comen el día de su boda. Yo era de las que decía que eso no me iba a pasar a mí, pues tengo fama de ser una gran comedora. Pero resultó que sí me pasó. Creo que el estrés y los nervios que había acumulado hicieron que se me cerrara el estómago durante todo el día, y apenas probé bocado. Pero eso hizo que también tuviera más tiempo para ir a visitar las mesas de nuestros invitados, charlar con ellos y hacernos fotos con ellos.
Entre los platos sonaron dos canciones de Star Wars (la marcha imperial y la de la cantina), y una de Super Mario World. El momento del pastel, ya de noche, fue con la espada de Aragorn de El Señor de los Anillos que teníamos ya en casa nosotros y, por supuesto, con la banda sonora de la película, aunque los muñecos de la tarta eran el Mario y la Peach (de Super Mario) vestidos de novios.
Llegó el momento de dar los regalos a invitados especiales, como madres, padres, abuelos y hermanos, y nuestro amigo que nos había hecho de maestro de ceremonias. Escogimos con mimo la canción para cada uno. Después de eso, las fotos con todos los invitados por familias, y luego mi madre me subió la falda con imperdibles, ya que me cambiaba de calzado (de mis zapatos a mis botas negras) para poder hacer el baile sin caerme.
Y... Llegó el momento del baile. Lo llevábamos preparando dos meses, pero llevábamos con la sorpresa final mucho tiempo, sin decirle nada a nadie. Nuestro baile eran dos partes: la primera, una coreografía que empezaba juntos y acabábamos bailando separados a la par, con la canción I Was Born To Love You de Queen, que luego se iba apagando (mientras se apagaban las luces y nosotros íbamos a buscar nuestros sables láser) para convertirse en un mix de Star Wars que empezaba lento, donde nosotros peleábamos con los sables, para convertirse en una canción animada y nosotros pasar a bailar a la par con los sables, y terminar con un beso y los sables cruzados a lo alto.
Luego hicimos el lanzamiento del ramo, sin embargo mi ramo no lo iba a tirar, ya que me lo quería quedar: era con flores preservadas y secas. Así que como Samu también quería lanzar un ramo, compramos dos ramos de chuches y cada uno tiró uno, con una canción un poco extraña: Du Riechst So Gut de Rammstein (básicamente yo quería meter alguna canción de Rammstein donde fuera).
Fue muy divertido porque cayeron en dos personas muy concretas: el primero, a una amiga que justo este año nos dijo que le pidió matrimonio a su novio, por lo que era perfecto que le cayera a ella. ¡Y, el otro, le cayó a un amigo que se había puesto al final del todo precisamente porque no quería que le tocara, y Samu sin saberlo lo lanzó tan fuerte que acabó en sus brazos jajaja. ¡Ya le hemos dicho que es el destino! (ella y su novia son amigos íntimos nuestros).
¡Y con esto iniciamos la fiesta en pleno exterior! Y a pesar de ser en exterior, todos estuvimos llevando la mascarilla durante la fiesta, excepto si estaban bebiendo. Nos lo pasamos en grande, bailamos como nunca. Yo no bebí porque no había comido nada y no era buena idea. ¡Hicimos un limbo con las dos espadas láser y todos los invitados fueron pasando por debajo! Y muchos los cogieron para hacerse fotos con los sables. ¡Triunfaron!
Además, le tenía preparada una sorpresa a Samu: él tiene un disfraz de dinosaurio de estos que se hinchan, y un amigo suyo también lo tiene de otro color, así que yo por la mañana le había dado el de Samu a una amiga, y dos amigos (los novios de nuestras amigas) aparecieron de repente en la fiesta disfrazados de dinosaurio. Fue muy divertido y nos reímos mucho.
Terminamos el día muy cansados y muy felices, también muy aliviados por haber podido celebrar al fin nuestra boda después de haber aplazado la fecha un año entero, y poder haberla hecho totalmente en exterior.
Lo mejor fue que nos quedamos a dormir junto a familiares y amigos que también reservaron habitaciones, y al día siguiente desayunamos todos juntos y pudimos disfrutar de la piscina antes de irnos a casa a preparar la maleta para la luna de miel.
En definitiva, un día inolvidable, divertido y emotivo, y con un montón de toques frikis.
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