La boda de Rubén y Diana en Ávila, Ávila
De noche Primavera Morado 4 profesionales
R&D
28 May, 2016El día de nuestra boda
Una boda sin wedding planner es posible.
Este es un cuento de princesas pero con algunas alteraciones que no por ello lo hacen menos interesante.
Como todo cuento tiene su princesa. Una chica con sus problemas cotidianos, sus alegrías y sus tristezas comunes, y con un castillo… De muy pequeñas dimensiones. Vamos, una chica como podrías ser tú. Siempre soñaba con una boda de cuento, un día fantástico. Y así fue, pero no adelantemos acontecimientos.
Por supuesto, había un príncipe, ni mucho menos azul. Pero que venía montado en caballos (los que tenía de potencia su coche entrado en años).
El principio de la historia no le vamos a contar, es como el de todos los demás, chico conoce a chica, chico se enamora de chica; chico conquista a chica y a partir de ahí empiezan a escribir su historia de amor. Nos vamos a centrar en lo ocurrido después de un hermoso día de marzo.
Érase un día de marzo, en el que nuestros príncipes salieron a pasar un fin de semana diferente en un lugar no muy lejano de su “palacete”, pero que no habían visitado. El día transcurrió con tranquilidad, paseos románticos visitando lugares con encanto, una amena tertulia durante la comida… Y llegó la tarde llena de gratas sorpresas. El príncipe quiso sorprender a su princesa, había reservado una preciosa habitación para pasar la noche y así poder alargar el día en este bonito lugar. En la habitación había colocado pequeños detalles para agasajar a su princesa. Salieron a cenar y al final de la velada el príncipe regaló una rosa a su princesa y su corazón en forma de anillo. A esta petición de matrimonio, nuestra princesa no pudo resistirse puesto que estaba enamoradísima de su príncipe.
Seguir leyendo »A partir de este momento empezó la organización del evento. La boda de sus sueños. Dejemos atrás los cuentos y vamos a la realidad que resultó ser aún más bonita que los cuentos.
Después del momento de pedida empiezan un montón de dudas, planes, ideas… Así que lo mejor es empezar poco a poco y comprar un cuaderno y agenda donde apuntar todo lo que se te venga a la cabeza tanto de la parte de las ideas como de las dudas.
Empezamos por lo más importante, dar la buena noticia a una parte muy importante de esta historia, la familia y los amigos. A cada uno se lo dijimos de una manera. A una parte de la familia lo dijimos en una cena, la cena ya estaba organizada y aunque todos deseaban la noticia nadie esperaba que se diese ese día. Colocamos un sobrecito con una frase dentro, en plan “Ponte guapa”, “Te toca firmar” (esta iba a nuestro testigo), “Prepara los pañuelos”… Sin dar la noticia todos sabían qué era lo que iba a pasar. Si nosotros ya estábamos ilusionados, cuando vimos las reacciones de la gente que nos rodea, la emoción y la ilusión aumentó.
Como todas hacemos, empecé a mira por internet decoraciones para bodas, reportajes de boda, vestidos de novia… Todos los reportajes que veía eran preciosos pero todos eran de bodas organizadas por wedding planner. En ese momento coges un folio, un boli y una calculadora: vestido + complementos + traje del novio + flores + banquete + fiesta + detalle de los invitados + viaje+ invitaciones + fotos + extras… La cifra resultante nos asustó mucho y por supuesto en ella no había cabida para pagar los servicios de una wedding planner. Nuestro presupuesto era muy corto, pero nuestra ilusión era desorbitada. Así que decidimos que íbamos a impregnar nuestra boda de detalles que fuesen de alguna forma nuestro reflejo. Y qué mejor manera que hacer cosas, dejarse aconsejar y rodearse de profesionales. Profesionales que o ya eran amigos, o eran amigos de amigos, y como dice la canción: “los amigos de mis amigos son mis amigos”. Os aseguro que esto le suma puntos a la boda, porque todo lo que dejas que ellos hagan sale genial, por su profesionalidad y porque al ser amigos le ponen más ganas si cabe y más cariño.
El primer punto de la agenda fue reservar restaurante e iglesia.
Este capítulo tiene para mucho, ya que en el tema de la iglesia hubo muchos problemas. Hasta 6 iglesias nos dieron negativa, porque en la fecha elegida (28/05/2016) había comuniones, por lo que no pude casarme en la iglesia que había querido, pero pude hacerlo en mi segunda opción. Queríamos una iglesia céntrica y de tamaño medio, la Iglesia de “La Santa” cumplió nuestros requisitos y superó las expectativas. En cuanto al tema del papeleo de la iglesia… Mucho y con trabas, pero al final siempre encuentras a alguien que está dispuesto a ayudarte. En este punto, tuvimos mucha ayuda de nuestra familia para poder conseguir todo lo que nos pidieron.
El banquete se dio en el Hotel “Palacio de los Velada”, de este tema solo comentaré que la cena estuvo bien y que hubo algunos detalles del trato que recibimos fuera del momento del banquete que nos dejaron con mal sabor de boca. Pero estamos escribiendo un cuento de princesas que solo hablan de finales felices.
Tal como os adelanté, hubo muchos problemas para poder conseguir iglesia, y hubo otro hecho que hizo que no hiciésemos ningún avance de los preparativos. Así llegamos al mes de septiembre, solo con el restaurante reservado y con un montón de temas sin empezar a preparar y no saber ni por dónde empezar. Otra dificultad a la que nos enfrentamos, como la mayoría de las parejas, es que no vivíamos en Ávila, que era donde nos queríamos casar, así los preparativos debían centrarse en los fines de semana o por teléfono. Pero poco a poco todo se consigue.
Las invitaciones eran un tema al que no pensaba dedicar demasiado tiempo, hasta que una tarde cogí un folio y rotuladores de colores. Acabé diseñando a mano la invitación. Con ayuda de un amigo, “Diseño Gráfico Sandoval”, llevó esos diseños de mi cabeza a la invitación en papel que entregamos a los invitados.
En un café con un amigo de Woody Event, dimos forma a muchas de nuestras ideas y por fin empezó a tomar forma nuestro gran día. Él captó nuestra idea de que todo tuviese un reflejo nuestro.
Nos puso en contacto con mi ex-profesor de música del colegio. Quien se encargó de la música de la ceremonia. Saber que dejaba en sus manos la música que sonaría en la iglesia hizo que me despreocupase por completo de este punto, confiando al 100% en él. El resultado fue fantástico, el órgano y una soprano con una voz indescriptible. Al principio los invitados pensaron que era música grabada. Para cerrar el tema de la organización de la iglesia, tuvimos la suerte de contar con el actual cura que oficia en mi antiguo colegio, una persona muy cercana.
Muchos de nuestros invitados venían de fuera, por lo que necesitábamos alojamiento y una sala de fiesta donde poder estar hasta que el cuerpo aguantase. El Hotel “Palacio Monjaraz” acogió con un gusto exquisito a los invitados y en sus salones de entrada pudimos celebrar el baile. Es un palacio de paredes de piedra pero con un ambiente acogedor y un trato cálido.
Tocaba el momento de dedicar tiempo a la fiesta, la recena y la bebida lo gestionamos con Soul Kitchen, fue todo un acierto. Además lo que surgió como organización de un evento acabó convirtiéndose en el nacimiento de una amistad. Ellos se ocuparon a la perfección de darle un toque especial a la fiesta y sobre todo el toque de sabor tan diferente.
Solo faltaba la música de la fiesta, Woody también nos facilitó este contacto, como todos los que acabo de detallar. Hablé con Rodrigo, componente de “El Templo del Morbo”, que al igual que Juan Pablo (de Soul Kitchen) han pasado a formar parte de mis amigos. No solo nos deleitaron en directo toda la noche con su repertorio, del cual todos disfrutamos más de lo que esperábamos, sino que también se lanzaron a versionarnos una canción que les pedimos para la apertura del baile.
Un muy buen amigo me presento a mi fotógrafa y ahora amiga, Lorena San José, quien no solo nos hecho unas fotos preciosas y llenas de sentimiento, sino que me aconsejó, me calmó y nos ayudó con todo lo que le pedimos. Al contarle nuestra idea de impregnar todo con un reflejo nuestro, me invitó a conocer el Tocador Vintage. En el tocador no me pudieron mimar más, sus chicas son unos amores y gracias a ellas encontré el vestido de mis sueños, no sabía cómo era el vestido, pero sí sabía cosas que quería que tuviese y cosas que no, mi vestido lo tenía todo. Quedó espectacular.
Las flores se encargaron en la “Floristería Aralia”, donde Jose entendió cómo quería que fuese el ramo y la decoración del coche y la iglesia. Algo sencillo pero vistoso.
Ya solo faltaba encargarse de los detalles, cosa nada fácil, ya que lo principal lo habíamos dejado en buenas manos.
Queríamos regalar algo personal a nuestros invitados, ya que ellos eran una parte importante de este día, fuera del regalo de la madrina y del padrino. Para ello nos armamos de paciencia, ya que durante el año antes a la boda nos pusimos a recopilar fotos con todos y cada uno de nuestros invitados que después imprimimos en formato Polaroid, las dedicamos manualmente en el reverso y preparamos en una cajita con sus respectivos nombres. Todos los invitados encontraron su cajita al entrar al banquete en su mesa.
En el lugar del banquete nos ofrecieron imprimir y colocar ellos el seating, pero decidimos hacerlo nosotros, usamos las fotos de la preboda (un poco accidentada) que hicimos con Lorena y el diseño de la invitación para hacerlo y así seguir con el estilo y la esencia que queríamos que tuviese nuestra boda. Gracias a mi madre, pusimos todo en un biombo. El diseño de la invitación lo utilizamos también para dar a los invitados los pasos a seguir para acceder a la web de la boda (gracias a Bodas.net).
Además, con la ayuda de mi tío en el taller de mi abuelo, mi ahora marido hizo los meseros y juntos pintamos los número de los mismos con las tonalidades usadas para la boda. Todos los meseros desaparecieron y ahora están repartidos por las casas de algunos invitados, ¡una alegría que gustase tanto!
Se hizo un platito de madera en el mismo taller que los meseros y por mi tío, mi madre lo envejeció y coloco en él las alianzas.
Mis zapatos eran rosas, no podía ser de otra manera. Eran unos salones en rosa palo que mi madre decoró con brillantitos. Unos zapatos únicos.
El tocado que llevé lo tenía claro desde hace mucho como sería. Era el mismo tocado que mi madre llevó el día de su boda. Ella lo llevó a su estilo y con velo, yo decidí ponerlo de otra forma y sin velo.
El coche en el que aparecí en la iglesia era un Renault 4L, el coche con el que he pasado muchos momentos y recorrido kilómetros con mi abuelo. Fue mi manera de hacerle presente en este día, que se sintiese orgulloso.
Como ya he dicho, los invitados eran lo más importante del día, y lo demostraron.
Las maneras sorprendentes en las que los amigos te dan dinero, he de decir que fueron graciosas pero no se portaron nada mal. Además nos hicieron un vídeo con fotografías nuestras desde pequeños que nos sacaron unas cuantas carcajadas.
Un libro de firmas, o más bien de huellas, fue uno de esos detalles que recibimos, pensado con gusto y cariño, con los colores de la boda.
Siguiendo esos colores y mi pasión por los dulces, nos prepararon un candy bar al que no le faltaron las visitas. No solo era bonito y original sino que estaba de rechupete. ¡Y todo era morado y verde!
El vídeo para la boda fue algo inesperado, un regalo lleno de amor que nos hicieron y con el que nos emocionamos ese día, y ahora, cada vez que vemos el montaje.
Como en todo habrá gente a la que algo no le gustará, pero a nosotros todo nos encantó. Fue el día soñado… Con el presupuesto que teníamos… Y con muchas cositas “hand made” o como nosotros preferimos decir: con un toque de nuestra esencia.
Un cuento de princesas con un final muy dulce y feliz.
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