La boda de Roberto y Virginia en Hontanaya, Cuenca
Rústicas Primavera Rosa 4 profesionales
R&V
11 May, 2019El día de nuestra boda
Comenzamos el día con una ilusión similar a la que sentíamos cuando éramos niños en el día de reyes. Ese despertar espontáneo y tempranero, con una ilusión desbordada. Sin nervios, porque ya lo teníamos todo dispuesto, pero con mucho entusiasmo. Entre peluquerías, maquillaje y preparativos personales y hasta de nuestros perretes, pasamos la mañana hasta la llegada del fotógrafo. Una vez el fotógrafo se fue de nuestras casas quedamos a la espera que llegara la hora para juntarnos frente al altar. Esa dulce y un poco eterna espera.
La ceremonia fue civil y la celebramos en un sitio idílico y de ensueño como es Hospedería Casas de Luján. Roberto hizo entrada hacia el altar del brazo de su madre mientras sonaba la canción de Ed. Sheeran - Perfect. Mientras él hacía entrada hacia el altar yo estaba en casa haciendo tiempo hasta que llegara la hora de la ceremonia (y un poquito más para hacer esperar al novio como es tradición). Mientras esperaba ya en casa tranquila y sin gente, me entró el hambre que no tenía a la hora de comer, así que no pude resistirme a merendar unas natillas, ataviada con mis mejores galas de novia.
Seguir leyendo »Cuando llegó la hora, mi hermano fue el encargado de trasladarme en nuestro coche que yo misma decoré la tarde de antes, con flores y unas letras pintadas a mano alzada sobre la luna trasera. Sin duda alguna, para los 2 el momento más emocionante de la boda fue nuestro encuentro frente al altar. Yo hice entrada del brazo de mi padre mientras sonaba una canción en versión piano de mi grupo favorito: Extremoduro - Dulce Introducción al Caos. Para la ceremonia elegimos realizar un ritual celta de unión de manos, para el cual diseñamos entre los 2 el guion del mismo y nuestros votos matrimoniales basados en la unión de manos y la unión de ambos. Mientras tanto sonaba de fondo la canción Luar na Lubre – O son do ar, muy acorde al momento.
Durante la ceremonia nos dedicaron unas bonitas y emotivas palabras tanto amigos de Roberto y su prima, como amigas mías y mi hermano. Sin duda, otro de los momentos clave y más emotivos. Consiguieron hacernos sacar los pañuelos. Llegó el momento del intercambio de anillos para el que esperábamos que nuestra sobrina, de justo un añito, nos sacara el nido que portaba las alianzas hecho por El Jardín de Laura, con flores secas y mariposas sobre un nido de pájaro. Pero, como era de esperar en una bebé de esa edad, su actitud imprevisible junto a la inoportuna Ley de Murphy hizo que justo en el momento de salir a entregar las alianzas la niña se pusiera a llorar. Como plan B contábamos con otra pequeña paje que salió con nosotros hacia el altar y fue la que nos hizo entrega del nido porta alianzas.
Mientras nos dábamos el primer beso como matrimonio, sonaba de fondo la canción de la película La vida es bella y en ese mismo momento tuvo lugar una suelta de palomas blancas que mi suegro y a la vez oficiante de ceremonia había preparado como sorpresa. Para la salida de la ceremonia y el baño de arroz, elegimos una preciosa canción de Café Quijano: Robarle tiempo al tiempo. Llegó el momento de las fotos con la familia y nuestras fotos de pareja a solas con el fotógrafo, mientras los invitados comenzaban a refrescarse y disfrutar del cóctel. Hacia el final del mismo, nosotros hicimos entrada haciéndonos notar con el temazo de Queen - I Was Born To Love You, una canción con mucha fuerza.
Tras el cóctel entramos al salón junto con nuestros padres mientras sonaba nuestra canción, Eros Ramazzotti, Ricky Martin - No Estamos Solos, la canción que siempre nos ha identificado nuestra relación, porque al empezar a salir juntos la escuchábamos mucho sonar en la radio y siempre al escucharla la asociamos y nos trae bonitos recuerdos de nuestro comienzo. Fue otro de los momentos más significativos, ver a toda nuestra gente levantados de las sillas, ondeando sus servilletas, animándonos con silbidos y aplausos mientras pasábamos a nuestra mesa con unas sonrisas que nos hacían doler las mandíbulas.
En las mesas y sitios de algunas parejas de amigos próximos en casarse habíamos dejado unos regalos personalizados que yo misma había hecho, como detalle que podían usar si deseaban en su boda. Nos pasamos la cena de mesa en mesa y recibiendo regalos en forma de putadilla graciosa de los amigos y compañeros de trabajo, fueron momentos de muchas risas y complicidad. Y llegó el momento del corte de la tarta, ¡a lo clásico, con la espada! Mientras tanto, sonaba otra de nuestras canciones favoritas: Bebe – Diferentemente iguales. Tras ello llegó otro de los momentos que hicieron sacar nuestro lado sensible, como fue la entrega de la figura de novios. Una figura personalizada según las aficiones del novio y compartida con la pareja a la que la entregamos. Y la entrega del ramo de la novia, un momento muy especial y sentimental, que Melendi y su canción: Más allá de nuestros recuerdos, hizo más emotivo si cabe.
Y para digerir bien la cena y paliar la resaca venidera con las copas de la barra libre del baile, había preparado unos Kits antirresaca, porque la boda estaba llena de enfermeras, pero no estábamos de servicio. Antes de nuestro momento del baile nos sentaron en una silla frente a un proyector de video, donde nuestros amigos nos prepararon y proyectaron por sorpresa un video de nuestra historia. Emotivo y, sobre todo, divertido. Para el momento del baile preparamos una cesta con bengalas, para que cada invitado cogiera y encendiera una mientras arrancábamos nuestro baile al son de Ben E. King -Stand by Me.
Preparamos también unas chapitas con frases típicas en nuestro círculo de amigos o míticas frases de nuestros pueblos y típicas de fiesta, así como un rincón de photocall decorado con unas guirnaldas de luz, nuestras iniciales con luces y nuestro libro de firmas personal. Para las fotos pusimos una cámara junto a una impresora para que los invitados imprimieran en el momento las fotos que más les gustaran y se quedaran una copia y nos pegaran otra para firmarla en nuestro libro de firmas. Durante el baile tuvimos la sensación de estar un poco distantes entre los 2 ya que cada uno nos perdíamos con nuestros grupos de amigos y familiares, con el fin de estirar la noche al máximo y poder estar un ratito con cada uno de ellos.
Y como colofón final, los amigos nos pusieron una traca en los jardines de la finca (aunque se enfadaron un poco las dueñas del restaurante). Este fue nuestro día al completo.
Servicios y Profesionales de la Boda de Roberto y Virginia
Otras bodas en Hospedería Casas de Luján
Ver todas
Otras bodas en Cuenca
Ver todas
La Casita de Cabrejas
Abadía de Jábaga
Bodega La Venta
Inspírate con estas bodas
Deja tu comentario