La boda de Roberto y Verónica en Toledo, Toledo
Al aire libre Verano Morado 4 profesionales
R&V
14 Jul, 2012El día de nuestra boda
Aunque cuando empezamos a prepararlo parecía lejos... ¡el día de nuestra boda llegó!
Nos vestimos en el Hilton, donde teníamos a toda la familia alojada, cada uno en una habitación. Yo con mi madre y él con su hermano y su padre. Mi maquillaje se lo confié a Analía, y mi peluquera fue la que siempre me peina, amiga personal, y en la que confiaba al cien por cien, aunque no tenga costumbre de peinar novias.
Mi capricho, un Morgan Roadster, nos esperaba en la puerta (y me dio el gran disgusto del día, ya que yo contaba con que tenía 4 plazas... pero para ampliar la plaza de la novia habían quitado un asiento, sólo tenía 3, ¡y yo no tenía con quien mandar a mi madre a la iglesia!). Estuvimos esperando casi 15 minutos al sol, esperando ver salir el coche del fotógrafo con ella dentro, pero...no salían, así que cuando finalmente nos movimos y llegamos a la puerta de la iglesia, ¡a mí me faltaba romper a llorar!
Las primeras palabras que escuché fueron "tu madre está dentro". En ese momento (y considerando que llegaba casi 30 minutos tarde, por esperarla), me faltó salir corriendo hacia el altar.
Seguir leyendo »De hecho, estaba tan nerviosa, que ni me di cuenta de retocarme un poco el pelo (y con el viaje en descapotable gritándole al chófer "correeeeee", os podéis imaginar....). Salgo en todas las fotos de la iglesia con unos pelos...
En la iglesia me hicieron esperar en la puerta para que la música ("Gloria in excelsis", Vivaldi) estuviese en su momento. Aunque como me di tanta prisa, no lució tan espectacular como hubiese debido.
Allí al fondo estaba él, tan guapo, con su esmoquin, perfecto como siempre, sonriéndome, a mí, sólo a mí..... La verdad es que no recuerdo cómo estaba la iglesia, ni si había mucha gente, si estaba bonita... sólo le veía a él.
Y cuando llegué, toda emocionada, yo, que sólo tenía ojos para él... en lugar de darme un beso en condiciones, ¡me puso la mejilla y miró al cura con cara de susto! (os pongo la foto "demostrativa"). Empezó la ceremonia, muy emotiva, gracias al sacerdote, que la hizo amena, entrañable ...
A punto estuve de llorar cuando empecé a escuchar mi canción, una que me resulta muy especial, a mí, y que se que a mi padre le encanta, y que marcaba el rito del matrimonio. Cuando me tocó hablar, y ponerle el anillo, no pude mirarle a los ojos (o se hubiera arruinado mi maquillaje, y el de toda mi familia, por simpatía). Aunque alguna lagrimilla cayó, ¡me consta en las fotos!
Cuando la ceremonia finalizó salimos "por la puerta grande", con la "Marcha nupcial" de Wagner, cantada por los cuatro cantantes que llevamos. Lo cierto es que toda la música fue espectacular.
Arroz, confeti, y más arroz... ¡robé una de mis propias sombrillas para evitar que me regaran! Aún así, cuando nos fuimos a hacernos las fotos, llevaba arroz por tooodo el peinado (entre otros sitios, claro).
Las fotos las hicimos todas (los dos solos) entre el claustro de San Juan de los Reyes y la finca donde celebrábamos el convite, donde esperaríamos "escondidos" mientras llegaban los invitados. ¡Qué bien me sentó la cerveza que me tenían preparada los del catering cuando llegamos! (somos los únicos novios que llegamos al coctel ANTES que los invitados). Fue muy divertido explorar el palacete (que no conocíamos mucho) con el fotógrafo.
Y cuando llegó el momento... no podía ser que con semejante coche, no pudiese conducirlo, así que la entrada "oficial" la hicimos con ACDC de fondo "Highway to Hell", no podía ser otra: ¡y yo al volante!
Como ya he contado en otros debates, el cóctel y el banquete lo celebramos totalmente al aire libre, en un gran jardín preparado (por nosotros) para el evento, con la ayuda de una empresa de organización de eventos (TurEvent, Pilar y Mercedes, mis wedding planner). El catering Locvm se encargó del cóctel, el banquete, y la barra libre, y la iluminación y ambientación corrió a cargo de otra empresa dedicada a ello. Además hubo muchos detalles hechos a mano por mí, o por mis "wedding planners": las velitas de las mesas, la decoración floral de la finca, los farolillos pintados...
Todos y cada uno de los detalles decorativos de las mesas, desde los manteles hasta las flores, fueron cuidadosamente elegidos, para conseguir el ambiente entre glamouroso y decadente que se aprecia en las fotos. La lista de música para el banquete acompañaba perfectamente a la decoración, con predominio del blues, jazz, bossa nova, chanson française, swing ... mucha música de los 50-60-70: Sinatra, Nina Simone, Armstrong, Gainsbourg, AC Jobin, Pink Martini.. . Uno de mis invitados me dijo más tarde, que cuando lo vio en panorámica, ¡le pareció una escena de las películas de Visconti!
Si quereis escucharla casi completa, aquí os dejo la BSO .
La comida y el vino, por supuesto, perfectos (pero habíamos apostado por "el caballo ganador" en ese asunto). La tarta, muy sencilla por un pequeño fallo mío (y es que no me gustan las tartas y no caí en el detalle de "la foto", así que pedí una simple tarta de San Marcos para cortar) entró con la preciosa versión de Kamakawiwo'ole de "Somewhere over the rainbow". La espada tiene su historia, fue un regalo de los padres de unas de mis mejores amigas, es una "Misericordia" (daga), que hace juego con otro espadón que tengo en casa (a la "niña" le gustan las espaditas) y lleva nuestros nombres y la fecha grabados.
Mis amigas nos habían preparado un libro de firmas (ya que nosotros no queríamos poner ninguno) con fotos nuestras y comentarios, muy gracioso, que mantuvo a la gente muy entretenida mientras repartíamos los regalitos (los chicos) y los alfileres (mi suegra y yo). También nos prepararon un vídeo con fotos nuestras, desde que éramos pequeños, algunas un poco "comprometidas", que hicieron que la gente se riera un montón (y nosotros mismos también). Y por supuesto, tuvimos un par de discursos de familiares/amigos, dignos del "Club de la Comedia", ¡la gente 6 meses después se acuerda de ellos! Memorable el inicio de mi tía, con un "A mi me gustan mucho las bodas... por eso me he casado dos veces... (y suena de fondo "y el tercero porque se escapó"). No tuvimos entrega del ramo (ya se encargó mi abuela de apropiárselo), ni "regalitos especiales", ya que no quisimos destacar a alguien sobre los demás (y es que hubiera tenido que hacer muchos, muuuchos "especiales").
Llegó el momento del vals y tuvieron que ir a buscarme porque yo me estaba intentando acoplar el vestido en el baño (haciéndome una especie de polisón, para poder bailar sin engancharme con la cola del vestido). Habíamos elegido una canción francesa, una versión bailable del vals musette "Sous le ciel de Paris". Cuando llegué a la pista (aún no entiendo las prisas), mi ya marido me agarró y me lanzó al baile, mientras yo intentaba aún subirme el bajo del vestido para no pisarlo... así que todos nuestros ensayos de vals (que sabemos bailar) ¡quedaron deslucidos por una novia que tropezaba! Pero como era de noche, la gente estaba deslumbrada por las bengalitas y las luces... no se notó, jejeje.
Pasó el momento "me caigo", y llegó el resto del baile. Fotos, fotos, copas por aquí, copas por allá, de repente recordé que yo había preparado un baúl con trastos para disfrazarnos (no puse photocall porque después de intentar convencer a mi chico, decidimos que salvo mis amigos, nadie iba a animarse, al menos hasta las copas). Así que simplemente compré boas de plumas, gorros, narices, gafas... y las solté en una mesa. Me sorprendió la gran acogida que tuvieron, puesto que yo contaba con 10 personas para hacer el payaso conmigo, como mucho... ¡y hubo hasta cola para las boas!
La gran sorpresa de la noche fue cuando de repente empieza a sonar "Obladi-obladá" de los Beatles... y aparece mi suegro disfrazado de hippy (con un traje de terciopelo morado brillante y flores, una peluca negra y cinta en el pelo) ¡bailando! ¡Impresionante! Cuando se apagó el ambiente hippy, volvió a salir disfrazado. Él decía que de "Tony Manero" (Fiebre del sábado noche) pero lo que parecía era sacado de "el Padrino", y con la coña empezó a dar un discursito de "la famiglia" en una especie de macarroni mezclado con gallego (que eso no era italiano).
Y el momento más emotivo lo protagonizaron mis amigas, que son muy tímidas, y que se subieron a la pista, micrófono en mano, nos llamaron, y nos dedicaron "Can't take my eyes off you" (canción que a los dos nos encanta). ¡Ese si fue nuestro baile! Te olvidas del mundo, del vestido, de si alguien te mira o no... Aún hoy, cuando escuchamos la canción, no podemos evitar mirarnos y sonreír.
Por supuesto, hubo recena, tarta... y a las 6 de la mañana, aunque yo pensaba que no habría aguantado tanta gente (y es que teníamos todavía unos 100 de los 170 invitados por allí), conseguí que me trajeran CHOCOLATE CON CHURROS, para desayunar... ¡qué rico que nos supo a todos!
Fue un día inolvidable para mí, como siempre decimos las novias ¡volvería a casarme otra vez"!
Y si os habéis quedado con ganas de más, aquí está la crónica "no rosa" del mismo día:
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