La boda de Rebeca y Nidal en Toledo, Toledo

El día de nuestra boda

Al principio había un poco de tensión generalizada. No es fácil hacer los preparativos trabajando en ciudades diferentes, y hubo detalles que se cerraron casi a última hora, que podían haber fallado, pero finalmente no fue así. Por la mañana, mi hermano me hizo el desayuno, luego llegaron los fotógrafos y comenzaron con el reportaje. Al principio me puse nervioso, porque la madrina, que había ido a peinarse donde la novia, llegaba tarde y encima se olvidó la caja personalizada de los anillos, pero una vez gestionado para que la traigan, todo fue bien. La sesión fotográfica acabó y en una hora llegó el conductor con el coche de época. Salimos al lugar de la ceremonia, Academia de Infantería, con la atención de todos los viandantes sobre nosotros. Una vez allí, mientras el conductor iba a por la novia, yo recibí a los invitados y les expliqué cómo llegar a la capilla. Una vez todos dentro, las entradas tanto mía como de la novia fueron muy emotivas. Luego fuimos al Alcázar de Toledo a hacernos las fotos de novios, y por el camino toda la ciudad (muchos turistas) se volcó con nosotros al grito de "¡Vivan los novios!" y "¡Que tengáis muchos hijos!". Terminada la sesión de fotos, fuimos al cóctel en Venta de Aires, donde nos recibieron con arroz y cañones de mariposas y confeti. Después de un cóctel bastante completo, amenizado por la excelente música que contratamos para la ocasión, pasamos al comedor. El menú estuvo espectacular y la atención, maravillosa. Entre platos, dimos algunos regalos a padrinos, amigas de la novia y demás, aparte del corte de tarta y unas palabras espontáneas. Acabamos con el reparto de detalles. La barra libre comenzó con nuestro baile nupcial al son de At Last de Etta James. Después, las actuaciones de nuestra violoncelista y el grupo de versiones de rock, así como un rapero espontáneo que apareció entre los invitados, hicieron que los invitados se divirtieran más de lo que esperaban. La coctelería y el fotomatón ayudaron aportando ese punto extra de ambiente festivo. Desde luego, conseguimos lo que buscábamos, una boda inolvidable para nosotros, pero también para nuestros invitados.