La boda de Raúl y Nayara en Mérida, Badajoz

El día de nuestra boda

El 5 de mayo más bonito de mi vida, me levanté y me fui a desayunar con mi padre ya que vivimos a 900km de distancia y necesitaba de su presencia en este día por lo poco que nos vemos al año, nada nerviosa, pero si con las náuseas de mi precioso embarazo de 3 meses, que de cierto modo, nuestro pequeño quiso estar en la boda de sus papás. Fui a por mí vestido y me fui a la peluquería. Después tranquilamente comí y me fui a casa de mi madre y allí estaban mis abuelos, tías, primos... arreglándose para la llegada de Casimiro y Luis, los fotógrafos. Una vez arreglada yo, empezamos con las fotos y empezaron las lágrimas, lágrimas de alegría y tristeza. Mi alegría era que, mi madre estuviese en mi boda que por motivos de salud nunca íbamos a saber si iba a estar. Y allí estaba, cuando salí de la habitación su mirada me dijo lo que en palabras no podía. Nos hicimos las fotos y nos fuimos al restaurante donde se celebraba la ceremonia también. Siempre me acordaré como mí ya marido me miró nada más salir del coche, era una mirada única, de miedo, de amor... y allí estaban todos nuestros familiares y amigos. Y el hombre que nos casó, mi abuelo, nos dio unas palabras preciosas y llenas de amor que jamás olvidaremos. Una vez terminada la ceremonia empezó el cóctel y seguidamente la cena, que era todo lleno de sorpresas por mi cumpleaños, por nuestra boda y finalmente por nuestro pequeño fuimos al baile, donde lo pasamos bomba y nuestros cuerpos aguantaron hasta las 5 de la mañana. En fin, un día emocionante para todos los que vinieron y para nosotros.