La boda de Raquel y Iván en Castelldefels, Barcelona

El día de nuestra boda

Nuestro día comenzó sobre las 08.00 porque el novio tenía que recoger a su hermano en el aeropuerto. Yo me quedé en el jacuzzi remoloneando...Y la pereza la pagué, porque mientras el novio, mis hermanas y todos los invitados estaban disfrutado de la playita y el buen tiempo, yo por perfeccionista me dediqué aprisa y corriendo a dar los últimos detalles a la decoración y a los regalitos.

Un consejo chicas, tened a mano el móvil o un reloj si tenéis que hacer estas cosas, porque cuando os queráis dar cuenta os pasará como a mí, será la hora de ir a arreglaros, estaréis sin duchar, buscaréis las llaves, y ¡oh,que no las tienes! Y como una loca poniendo todo patas arriba porque las llaves no aparecen, la gente no está, no sabía si las tenía el novio y no podía llamarlo... Al final estaban en recepción. Cuando al fin subo a la suite pensando que ya podría prepararme a gusto, resulta ¡que la habitación no esta lista! Bueno no pasa nada, relax, para acelerar las cosas me puse yo a hacer la habitación. Pero todo el sufrimiento mereció la pena (incluyendo que al oficiante se le olvidara el guion y a última hora tuviérais que buscarlo deprisa y corriendo). Solo por ver la cara que puso mi ya marido cuando me vio vestida de blanco... no se me olvidará, y creo que a él tampoco, ¡pobre, se pasó la ceremonia llorando!