La boda de Rafa y Vanessa en Manacor, Islas Baleares
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R&V
19 Oct, 2013El día de nuestra boda
El día de mi boda, fue sin duda, el mejor de mi vida. Fue mejor de lo esperado, mejor de lo que siempre había soñado (y mira que soñé veces con el día) en serio, sin palabras, no se puede describir todo lo que se siente, es una felicidad que inunda tu cuerpo y hace que estés flotando... ¡increíble!
Nosotros en realidad fuimos el día anterior al juzgado, a firmar los papeles, pero el día que lo celebrábamos, tanto haciendo la ceremonia como el banquete, era el día 19 octubre.
Así que dormimos juntos en casa de mis padres. Nos levantamos a las 9am, mi madre ya se había ido a la peluquería y yo no tenía cita hasta las 12h. Teníamos que hacer un par de cositas pendientes de la boda (en serio, ¡a quién se le ocurre!, cogí unos nervios que para qué) con lo tranquila que yo estaba. La gente no paraba de preguntarnos “¿Estáis nerviosos?" y nosotros “¡pero que pesados! que no, no estamos nerviosos" El caso es que nos recorrimos todas las copisterías de Palma, para que nos pudieran imprimir los meseros... al final lo conseguimos, pero llegué bien justa a la peluquería.
Seguir leyendo »Ahí fue el último momento en que vi a mi entonces novio. Después de la peluquería (que fui con mi hermana) comimos en casa, mi madre ya nos tenía preparada la comida. Y nada más acabar de comer, ya empecé que si a preparar el vestido, ponerme la ropa interior, colocar los zapatos, preparar el bolso... y "ding dong" ya estaban ahí los fotógrafos.
Se me pasó todo volando, no solo la mañana, sino la boda en sí. Me hubiese gustado haberla disfrutado más, pero es imposible. Entre estar con los fotógrafos y tener a toda la gente queriendo besarte, o que te hagas una foto con ellos.
Nos fuimos hasta Manacor, 50km desde Palma en coche. La ceremonia en principio empezaba a las 17.45h pero yo llegué a las 18h. Estaba en todo momento en contacto con mi novio, preguntándole por dónde iba, si ya había llegado, si ya estaban ahí los invitados, que los hiciese sentar que ya llegaba yo... ¡Madre mía que pesada pensaría el pobre!
La ceremonia la hacíamos en los jardines del restaurante, y como podéis ver en las fotos, lo dejaron todo precioso. El momento más emocionante de todo el día fue al llegar, ir cogida con mi padre haciendo el pasillo hasta llegar al altar y ver ahí a mi novio tan guapo, con los ojos llenos de lágrimas. Cuando vi a toda la gente girarse y mirarme a mí, diciéndome guapa y haciendo miles de fotos, me puse súper nerviosa, y no paraba de reírme. Sí, me dió por reír...
La ceremonia fue muy emotiva, leyó un buen amigo y mi hermana y nos hicieron hasta saltar las lágrimas, y no solo a nosotros, sino a todos los invitados. ¡¡Qué fuerte!
Al terminar la ceremonia, la gente salía fuera del césped (ya que estaba prohibido tirar arroz dentro), nosotros esperamos a que todos estuviesen fuera y entonces salimos. Y “tatatachán… ¡¡Lluvia de arroz!!” Nos tiraron hasta bolsas enteras. ¡¡A ver señores, no, que eso hace daño!! A mi novio le dejaron el traje blanco (no sabía que había que haberle dado un agua previamente) y a mí me dejaron el ramo un poco feo, todo lleno de golpetazos de arroz... Al acabar, avalancha de gente para darnos besos y felicitarnos. A mí me destrozaron el peinado, no sé por qué la gente en vez de darte dos besos y listo tiene que cogerte y abrazarte tanto, en consecuencia acabé casi sin peinado...
Al terminar o semi terminar los achuchones, los fotógrafos nos llamaban ya para ir a hacernos fotos porque la luz en breve se iba a ir. Así que nos fuimos a hacer fotos (allí mismo en el césped), mientras los invitados empezaban con el aperitivo.
Los fotógrafos nos dejaron 10 minutos libres en el aperitivo para poder beber y comer algo, ¡¡cosa imposible!! Porque nada más aparecer ahí, más besos, más abrazos, más fotos "ahora conmigo, no ahora yo..."
En seguida los fotógrafos nos volvieron a llamar para hacer las fotos de grupo. Y en cuanto terminamos ya había que entrar en el restaurante, la gente a medida que terminaba de hacerse la foto con nosotros, iba entrando.
Entonces ya estaban todos dentro, esperándonos y ahí fuimos nosotros. Luego llegó el primer plato, segundo, tarta... todo muy animado y muy chulo, me encantó. Empezamos a dar los regalos y vimos que la gente ya estaba yendo ¡a la barra libre a pedir! ¿Cómo? ¡Pero si todavía no habíamos inaugurado el baile! Nos dijeron que teníamos que abrir ya el baile porque la gente quería beber. Bailemos una canción lenta y sorpresa teníamos una coreografía ensayada que nos quedó genial. La gente no se lo esperaba y menos de mi novio.
Quedó inaugurado el baile pues y el photocall con el que la gente alucinó, todo el mundo se disfrazó desde los más pequeños hasta mi abuela. Quedaron encantados y fue ¡súper divertido el baile con toda la gente disfrazada la verdad! Hicimos el "show de la liga" donde mi novio con los dientes tenía que quitarme la liga y fue de lo más divertido, ¡genial!
A media noche sacaron el Candy bar y aunque todo el mundo estaba lleno de tanta comida, no hubo ni uno que no fuera a coger una chuche y mojarla en chocolate. El baile acabó a las 4.30 am y el bus de vuelta a Palma con los invitados salió a las 4.50 am. La gente no para de decirnos todavía que fue la mejor boda de la historia, ¡qué bueno!
Es que como hicimos tantas sorpresas y el lugar era precioso, la gente quedó muy contenta, ¡¡y yo más!! Estoy súper feliz, pero lo que digo es que me gustaría ahora poder volver ir a mi boda de invitada y disfrutarla como la gente la disfrutó.
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