La boda de Priscila y Diego en Monasterio De Piedra, Zaragoza
Al aire libre Verano Marrón 2 profesionales
El 30/06/2018 241 0 0
P&D
30 Jun, 2018
El día de nuestra boda
La boda fue en el Monasterio de Piedra, en la cascada La Caprichosa, y sigo pensando que no podría haber elegido un lugar mejor. Aunque esté un poco apartado y pueda complicar la llegada de los asistentes, el propio monasterio alberga un hotel en el que se pueden alojar, además de varios hoteles en Nuévalos.
El día empezó como debe ser, con muchos nervios y la preocupación constante de que todo saliera perfecto. Los novios teníamos a nuestra disposición la suite nupcial, en la que me arreglé yo mientras el novio se arreglaba en la habitación de su hermano.
Los invitados fueron llegando poco a poco, y acumulándose en la recepción del hotel. La escasa cobertura móvil en la zona complicaba la comunicación en algunas ocasiones, pero esto no fue un impedimento para que estuviésemos todos reunidos a tiempo.
Cuando llegó la hora, Ana y Laura, del Monasterio, que se encargaban de coordinar toda la boda, dirigieron a los invitados a la explanada frente a la cascada, donde nos dimos el "sí quiero!". La ceremonia fue preciosa.
Seguir leyendo »Justo después hicimos una sesión de fotos en los jardines del Monasterio mientras los invitados estaban en el cóctel. Después nos unimos nosotros. Todos elogiaban la comida (especialmente las croquetas) y lo bonito que les parecía el lugar.
Acercándose la hora de la cena, pasamos al claustro. Sólo en mis mejores sueños me imaginé una cena en ese entorno. El claustro con las mesas quedó espectacular.
El menú (catado previamente, por supuesto) estuvo delicioso. Cenar ahí y no pedir la torrija de postre debería estar prohibido. Había megafonía montada para discursos y palabras de agradecimiento y el corte de la tarta en el centro del claustro quedó muy bonito.
La fiesta era justo al lado, en la antigua cocina de los monjes del Monasterio. Había varios ambientes. Una sala tranquila con sofás, una zona exterior que se agradeció en aquella noche de verano, y la zona de baile. Bailamos hasta la última nota y disfrutamos como nunca.
Sin duda lo recordaré siempre como el mejor día de mi vida.
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