La boda de Poly y Moi en Alhaurin De La Torre, Málaga

Cuando llegué y vi ese colorido tan bonito y alegre, mi princesa mayor esperándome con su cestita decorada por una de mis cuñadas en color amarillo (gracias Isa por eso y por toda la decoración), mi pequeña tan bonita qué decir de cómo me sentí.

Iba andando por aquella alfombra roja con el corazón que se me iba a salir del pecho, conteniendo las lágrimas. Toda la familia allí esperando ese momento, al fondo un galán, guapo no, lo siguiente, el padre de mis hijas, esa persona que me ha regalado tantos momentos hermosos que no se pagan con dinero. Y que además perdurarán por siempre. En fin, una mezcla de sentimientos profundos llenos del amor más puro que se pueda experimentar. Una ceremonia preciosa, escueta para dar lugar al ritual que con tanto amor elegí el ritual/ceremonia de la arena.

Elegimos para ese momento un cuñado que saborea la vida de una forma muy especial, que sabe ver el color en la oscuridad. Supo transmitir la magia que un ritual de esas características exige, gracias Manolo. Fue precioso y emotivo. Acto seguido la entrega de las alianzas, mi niña grande (2 años y 9 meses) nos hizo la entrega. ¡Por dios! ¿Se puede tener más suerte que la nuestra de tener ese regalo?

Nos dimos el sí quiero y mi madre (la madrina) nos hizo un regalo que tanto anhelaba, comenzó a sonar una música celestial a cargo de un violonchelo y un violín. Y llegó el momento del beso. Mi vida, me hiciste sentir en una nube, gracias, gracias, gracias por estar tan presente.

De verdad que no pensaba que mi boda la viviría de esta manera tan profunda, pero es que aún sigo en una con cosquillitas en la barriga. Nos hicimos fotos por la misma finca (un calor terrible) y llegamos pronto al hotel, tanto que cuando hicimos acto de presencia nos dijeron ¿ya estáis aquí? Muy sorprendidos (Si hubieran sabido el calor que pasamos haciéndonos las fotos y las ganas que teníamos de llegar).

El cóctel buenísimo, yo tenía miedo a que faltara comida pero todo lo contrario, los invitados ya no podían más. La madrina (mi madre) contrató a una tuna (que era otro de mis sueños). Total, que fue precioso y divertido ese momento. El metre y el comercial excepcionales, desde que llegamos me sentía totalmente arropada, escuchada y guiada. Eso nos relajó muchísimo e hizo que pudiéramos disfrutar de la boda plenamente. No hubo ningún contratiempo.

Nuestro salón era El Cid Campeador de estilo medieval, una puesta en escena que ni en las mejores obras, no voy a dar detalles porque no quiero desvelar las sorpresas que entraña este salón, pero a los novios que lo elijáis vais a flipar como nosotros hemos tenido la gran suerte de haberlo hecho. La comida buenísima, el reparto todos a la vez (fue una de las cosas que nos comentaron al día siguiente, cómo podían hacer eso, todos comían prácticamente a la vez. Bravo por ese equipo de camareros).

El momento tarta, el momento baile tan mágico, tan sentido. Ese dj que hizo posible que pudiéramos transmitir ese sentimiento a través de la música. ¡Gracias Francis! Porque no podríamos haber tenido un dj mejor que tú, desde el primer momento conectamos y nos entendiste. Eres un crack.

Y bueno, todo estupendo, baile, photocall, aseos, recena. Y el broche de oro, esa gran habitación, preciosa a más no poder, ese jacuzzi preparado con tanto cariño por Loli, con esos pétalos de rosas y esa botella para brindar en su cubitera fresquita. No os faltó un detalle para hacer que ese día fuera espectacular y lo recordáramos de esta manera. Mil gracias Antonio, Carlos, Carlitos, Loli, Mónica, etc. Gracias por hacernos más felices si cabe.

Siempre, siempre os agradeceremos el haber contribuido a que nuestro día B fuera tan mágico y maravilloso. Gracias de corazón.