La boda de Pablo y Cristina en Salamanca, Salamanca
Al aire libre Verano Fucsia 7 profesionales
P&C
20 Jul, 2019El día de nuestra boda
Cuando dicen que es el día más feliz de tu vida, lo dicen por algo. El mío lo fue desde el momento en que empecé a prepararlo con Pablo. Habíamos soñado 6 años con ese momento, estábamos cargados de miedo, y a la vez emocionados. Fue un año larguísimo, lleno de inseguridades por coger los proveedores que hiciesen de nuestro día un sueño, miedo por no llegar a tener dinero para pagarlo todo, vértigo por el cambio que iba a dar nuestra vida. Pero también fue un año lleno risas, tardes ensayando nuestro baile, visitando restaurantes y fincas, buscando el viaje más perfecto del mundo... Parece que fue ayer. ¡Y han pasado ya 2 años!
Ese día estás tan nerviosa cuando te levantas, pero con tantas ganas de llegar al altar y que empiece todo. Cuando llegué a la iglesia y lo vi, dije: ya está hecho, ¡por fin ha llegado el día! Disfruté todo como si fuese un día en la vida, porque ojalá sea así. La ceremonia fue preciosa, estaba toda nuestra familia, amigos. Los que tenían que estar. Fotos por Salamanca. ¡Y al restaurante!
Seguir leyendo »Cuando llegué noté a la gente rara. Pregunté a mi suegra, pero no me dijo nada (ahora entiendo que era para no preocuparme). Comí muy poco: 4 lonchas de jamón, dos canapés de huevo con chistorra y una croqueta de jamón. Habíamos contratado el servicio tipo cóctel. Siempre nos había gustado la idea de que cada uno fuese a su bola, comiese de aquí, de allí. Y disfrutase de estar con todo el mundo.
En un momento de la boda, se acercó el que ese día era el responsable de llevar el catering de mi boda, y me pidió que le dijese a mi madre que dejase de servir comida. Parece surrealista, pero así era. Me giro y veo a una cola de 50 personas esperando a que les sirvan un mísero plato de ensalada, y mi madre agobiada ayudando y sirviendo platos para que la gente no estuviese esperando tanto tiempo. Puede que mi madre se precipitase en tomar esa decisión, pero... ¡Madre mía! ¡Qué vergüenza sentí! Qué mal tenían que estar yendo las cosas para acabar viendo esta escena. Discutí con mi madre el día de mi boda. El día más feliz de mi vida, delante de 200 personas. Y todo porque los responsables del catering nos llevaron a 4 chavales inexpertos y con poco garbo a servir en nuestra boda, y viendo que se estaba yendo de madre, no ponen solución.
Por no hablar de los casi 20 entrantes que encargamos para el cóctel y del que yo solo probé 2 y el resto de la gente de mi boda probó 10 como muchísimo. Bueno, y la cantidad de gente que pidió una silla para no estar 12 horas de pie y la solución fue: no hay más sillas. Y yo tener que ver cómo la gente se aferraba a su silla como tabla de salvación en un jardín sin sombra a casi 40 grados un 20 de julio a las 19:00.
Gracias a Dios, la familia y los amigos hicieron que se remontase el día y lo disfrutásemos al máximo. Nos prepararon una gymkana a los novios y padrinos, nos cantaron canciones, nos hicieron un vídeo de nuestra historia desde que nos conocimos hasta el día de nuestra boda. Fue precioso. No fue el día más feliz de mi vida, porque yo me lo habría imaginado mil veces mejor en mi cabeza, pero celebré el momento más feliz de mi vida, que era casarme con el amor de mi vida.
Dicen que una boda se vive 3 veces: cuando la sueñas, cuando la vives y cuando la recuerdas. Yo estoy viviéndola en mi recuerdo cada día, y poco a poco voy disfrutándola un poco más que el día que viví allí.
Servicios y Profesionales de la Boda de Pablo y Cristina






Otros Proveedores
Otras bodas en Palacio Carrascalino *****
Ver todas
Otras bodas en Salamanca
Ver todas

El Jardín de Páramo

Villas de Pomar

Hotel Hospes Palacio de San Esteban
Inspírate con estas bodas
Deja tu comentario