La boda de Oscar y Laura en Peñaranda De Bracamonte, Salamanca
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O&L
18 Jul, 2015El día de nuestra boda
¿Qué decir de un día tan especial?, el mejor de mi vida, solo puedo decir que fue perfecto.
Comenzaré contando el día anterior a ña boda, cuando llegó mi familia y amigos. Los últimos preparativos, los nervios a flor de piel, pero si algo queríamos Oscar y yo era disfrutar. Teníamos muy claro que era una meta; un año de preparativos, de alegrías, de nervios, todo para conseguir un día perfecto. Era un regalo, no solo para nosotros, sino para todos nuestros invitados y nuestra familia, pues nos brindaron un año increíble. Sin ellos no hubiera sido posible; cada pequeño detalle, cada preparativo todo para un día inolvidable.
Tan esperado sábado, el 18 de julio de 2015, llegó el día. Sonó el despertador y debo decir que fue el momento con más nervios del día. Dije: ¡Me caso!, no esperé ni un minuto y salí de la cama sin pensarlo. Decidí salir de casa, no aguantaba ver pasar las horas, así que me preparé y me fui a desayunar con mi familia hasta la hora de la peluquería. Lo hice sin pensar y, sinceramente, me ayudó muchísimo porque pude relajarme y disfrutar con los míos.
Seguir leyendo »Una vez preparada llegó el gran momento, junto con mis padres que me ayudaron a vestirme, llegaba la hora de la verdad. Un año preparándolo y todo comenzaba, un momento muy especial porque pude disfrutar con ellos de todos los preparativos, siempre recordaré la cara de mis padres cuando me vieron vestida y lista. Estaban felices de verme; sus besos, abrazos y risas es algo que quedará en mi recuerdo para siempre.
Llegó la hora de ir a la iglesia, otro momento muy esperado, acompañada de mi padre. Llegué a la puerta, respiramos. Tocaba entrar, un momento muy bonito donde los nervios son claramente los protagonistas. El momento que entraba solo podía buscar a mi futuro marido, buscar su mirada era mi objetivo, solo quería conectar con él, mirarnos. En ese momento los nervios se transformaron en una alegría inolvidable, tranquilizante al mismo tiempo, donde todo saldría bien porque estábamos juntos. Cogí su mano y no le solté hasta que no terminó.
Celebramos el banquete en la finca de Las Cabañas, el día nos acompañó. Un cóctel perfecto, donde las fotografías, las risas, estaban presentes. Llegó el momento de la entrada al salón, teníamos muchas sorpresas preparadas, y una de ellas era nuestra entrada. Una canción romántica preparaba un cambio total de música que nos permitía entrar con la copa en la mano y celebrar nuestro día, como lo que fue, una gran fiesta donde todos los invitados participasen en ella y entre todos conseguir una boda única y para nosotros perfecta.
Son tantos momentos vividos, tantos recuerdos que guardaré siempre en mi corazón. Como dije al principio teníamos claro que queríamos disfrutar de cada segundo, era un día único, no desperdiciarlo con nervios, agobios. Pasase lo que pasase, no podíamos permitirlo, pues éramos conscientes de que es un día irrepetible y estaba en nuestras manos disfrutar de él. Debo decir que fue la mejor decisión que tomamos, pues para ambos ha sido el día más especial que hemos vivido, y de hecho no solo recuerdo un día, recuerdo un año increíble, con una guinda perfecta, pues comenzamos una vida juntos celebrándolo con las personas que más queremos.
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