La boda de Oliver y Noemi en Talavera De La Reina, Toledo
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O&N
07 May, 2016El día de nuestra boda
Antes de empezar con la historia del día B tengo que decir que mi sueño no era casarme por la Iglesia, no era ser protagonista y mucho menos organizar y tener una boda grande. Mi sueño era otro y sí, ¡lo cumplí! en septiembre del 2013 nos dirigimos rumbo a Las Vegas a buscar como locos una capilla donde estuviese Elvis y un vestido de Marilyn Monroe.
Tres años después y con un niño de por medio, nuestro precioso hijo Eric, hablábamos de casarnos por él. Yo quería ir un momento al juzgado de Barcelona y se acabó. Yo ya había tenido la boda de mis sueños. Pero una noche por una calle de Roma viendo un concierto, Oliver se arrodilló ante la plaza con Eric y me preguntó si "quería casarme con ellos".
Resumiendo la primera discusión (de muchas) decidimos que nos casaríamos en Barcelona pero que lo celebraríamos con los nuestros en Talavera de la Reina. No me enrollo más y voy a evitarme contar el duro calvario que ha sido para mí organizar una boda desde Barcelona y las duras discusiones que he tenido con varias personas.
Seguir leyendo »¡Y por fin llegó el día! Soy atea, no creo en Dios, ni en la Virgen, ni en los curas, ni en las monjas, pero días antes me vi obligada a ir corriendo a llevarle huevos a las monjas Clarisas para que rezaran porque llevábamos dos semanas con previsiones de lluvias. Lo primero que hice al levantarme fue ver el tiempo. Me fui a la peluquería y dejé los nervios a un lado. Empecé a vestirme y a hacerme las fotos con los fotógrafos. Ya estábamos listos en mi casa cuando empezaron a oírse muchas motos en mi calle. Oliver ya estaba aquí con su Harley Davidson y unas 30 motos aparcadas en mi calle esperando a que saliera. Ahí sí, ya empezaba a estar nerviosa. Dimos una vuelta por todo Talavera, pitando y haciendo rugir las motos hasta que llegamos a Camotal y me subí al flamante trekking (una moto con un sillín enorme en el que iba como una princesa), donde la entrada fue espectacular y ya nos esperaba todo el mundo.
Oliver entró hasta dentro con la moto mientras sonaba una rockera "White Wedding", a los minutos entré yo cogida de la mano de nuestro particular Elvis Presley mientras cantaba llevando al altar. Fue una ceremonia preciosa oficiada por nuestro Elvis talaverano, llena de risas, canciones en directo y haciendo gritar al público "ouh yeah”. Las palabras de nuestros familiares y amigos enternecieron este mágico momento y ¡cómo no! mi marido tuvo la idea de perder los anillos para que los trajese un coche teledirigido con la música del coche fantástico. La música en directo siguió gracias a Elvis mientras nosotros a la hora del cóctel nos hicimos unas fotos, (se ve que las monjas no rezaron del todo bien porque empezó a chispear, pero no impidieron hacer unas fotos maravillosas de nosotros y nuestros amigos y familiares).
Llegó la hora de comer, de los brindis, de la tarta y de los cortes de corbata y liguero. En mi pueblo son muy brutos y hubo corte hasta de calzoncillos. No teníamos palabras de agradecimiento a todos los asistentes y yo no quise tirar el ramo y después de unas palabras nerviosas le regalé a mi madre el ramo de novia.
Después de comer nuestros familiares nos tenían preparada una sorpresa de unos cortos de películas doblando las voces muy divertidas y llegó la hora del baile. Oliver y yo teníamos preparado un baile aprendido (pero poco ensayado, la verdad sea dicha) que empezaba con el vals de Enrique Bunbury con la canción Y al final en la que se cortó de repente por el ruido de las motos, salí corriendo y me cambié a mis converse rojas y empezamos a bailar el primer rock del mundo Rock around the Clock, no las daba todas conmigo, pero salió casi a la perfección. Y después de esto que más puedo contar. Empezó la barra libre, nos fuimos de copas, a lo que le siguió la noche de bodas.
Tengo que agradecer que todo salió genial, para nada estaba ensayado al estar en Barcelona y hacerlo en Talavera. Gracias en especial a mi marido, ya que pocos hacen tanto para la organización de la boda y hacerla tan a nuestro rollo.
Y tengo que decir, que estuvo muchos meses mal, no disfruté nada de los preparativos porque me rayaba con todo, y cuando digo todo es todo, pero al final después de tantos nervios lo disfruté y se me pasó volando.
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